FICHAS ATRIUM
San Blas.
Cronología: H. 1620. Autor: Vicente Carducho. Vicente Carducho, o Carduccio,
fue un pintor florentino que alcanzó un papel determinante e influyente en la
corte española y destacó por sus obras de temática religiosa, enraizadas en un
clasicismo contrarreformista que evoluciona hacia un intenso naturalismo.
Formado bajo la influencia de Federico Zuccaro, acompañó a su hermano Bartolomé
a España cuando éste contrató en 1585 con Felipe II varios retablos para el
monasterio de El Escorial. En la obra que comentamos destaca el equilibrio
compositivo de las figuras, la bondad en la expresión del santo obispo y del
niño aquejado de un mal en la garganta y la suntuosidad cromática de los
ornamentos episcopales que contrasta con la capa carmesí del enfermo angustiado.
El lenguaje corporal de ambas figuras concentra nuestra atención en la acción
de los personajes, con actitudes y rasgos propios de sus obras más
representativas. El lienzo de san Blas fue atribuido al artista por el profesor
Pérez Sánchez (1969) y restaurado en el taller del Museo del Prado (2008). San
Blas, de origen armenio y obispo de Sebaste, sufrió martirio y es uno de los
santos sanadores y taumaturgos capaces de llevar a cabo hechos prodigiosos,
sobre todo relacionados con las afecciones y dolencias de la garganta. Según la
tradición era médico y vivió en el desierto en una cueva donde había algunos
animales salvajes que había domesticado. Su milagro más difundido es la
sanación del hijo de una mujer asfixiado con una espina de pescado, clavada en
su garganta la madre ofreció al obispo dos cirios encendidos –dos exvotos de la
conmemoración de la festividad de la Purificación de la Virgen- y éste los
dispuso en aspa, en forma de cruz de san Andrés, sobre la garganta del paciente
quien sanó de inmediato
Trinidad.
Cronología: 1624. Autores: Luis Tristán. Se trata de uno de los más
sobresalientes representantes de la pintura toledana de comienzos del siglo
XVII, uno de los momentos pictóricos más fértiles de la ciudad imperial. La
primera noticia de Tristán lo relaciona con el pintor más importante del lugar,
pues aparece como aprendiz de El Greco en 1603. En 1606 todavía se encuentra en
la ciudad y será a partir de esa fecha cuando realice su viaje a Italia, del
que da noticia Jusepe Martínez, quien nos cuenta que marchó junto a Ribera.
Debe estar en Roma durante el pontificado de Pablo V, encontrándose de nuevo en
Toledo en 1613. Allí trabajará hasta su muerte, atendiendo encargos tanto en la
propia ciudad como en la provincia. Cabe destacar su profunda amistad con el
hijo de El Greco, Jorge Manuel Theotocópuli, con el que colabora en algunas
obras, como el túmulo levantado en 1621 a la muerte de Felipe III. Su estilo,
gracias a lo heterogéneo de su formación, aparece muy variado, casi
contradictorio en ocasiones. La fuerte impronta de El Greco permanecerá siempre
en su pintura, sobre todo en el alargamiento y la inestabilidad de sus figuras;
pero su conocimiento directo de la experiencia caravaggista en Roma,
precisamente en unos años en los que ésta se encuentra en pleno auge, lo
vinculan también hacia el naturalismo. Más que una evolución personal entre dos
maneras que parecen contrapuestas, Tristán parece inclinarse hacia una u otra
en momentos concretos, ya sea por decisión propia o por imposición de la clientela.
Asimismo, el estudio de las composiciones venecianas es apreciable en su
pintura, como también lo es la influencia de las obras que Juan Bautista Maíno
dejó en Toledo, especialmente el gran retablo de las Cuatro Pascuas de la
iglesia de san Pedro Mártir, novedosa plasmación del naturalismo romano avivado
con un suntuoso colorido.
Cristo y la Samaritana. Cronología: 1624. Autores: Agustín
Leonardo. Aunque Palomino lo suponía natural de Madrid y Orellana lo tuvo por
valenciano, es probable, conforme a las investigaciones de fray Agustín Arqués
en los archivos de la orden de la Merced, que naciese en Tarazona, donde tomó
el hábito en 1609, cuando ya era pintor. Francisco Zapater le supuso discípulo
de Jerónimo Cosida, a quien habría aventajado excepto en el uso del color. En
1610 profesó en Zaragoza en el convento de san Lázaro, titulándose Agustín
Leonardo de Selma, segundo apellido que cambió más adelante por el de
Argensola. Llamado por el general de la orden, fray Gaspar Prieto, pasó a
Madrid hacia 1623 para trabajar en la decoración de los conventos de Andalucía
y Castilla. En Madrid pintó para la escalera principal del convento de la
Merced calzada dos cuadros grandes: La aparición de la Virgen a san Ramón
cuando custodiaba el ganado, que estaba fechado según Palomino en 1625, y Los
caballeros de la orden pierden el pleito ante su Santidad, firmado y fechado en
1624, ahora propiedad del museo del Prado, que lo tiene depositado en la
catedral de Córdoba. El mismo año estaba fechado un lienzo que representaba a
Jesús con la Samaritana según indicaba Ceán Bermúdez, que lo vio en Sevilla y
transcribió la firma con la que se acreditaba el paso del pintor por la ciudad
andaluza: «Frater Augustinus Leonardo hispanus inventor faciebat Hispalii die 4
junii anno Dñi 1624». De fecha próxima serían los cuadros de la vida de san
Pedro Nolasco que pintó para el convento de los mercedarios de Córdoba, donde
llegó a verlos Antonio Ponz.
La visión de san Francisco de Asís en la capilla
porciúncula.
Cronología: 1620. Autores: Juan Sánchez Cotán. Los datos biográficos de Juan
Sánchez Cotán siguen siendo a día de hoy muy escasos. Parece claro que se trata
de una persona distinta al pintor del mismo nombre que fue durante muchos años
lego de la Cartuja de Granada, donde dejó varias obras. Este Juan Sánchez
Cotán, nacido en Orgaz (Toledo) en 1560, fallece en Granada en 1627, mientras
que nuestro artista figura en la documentación hasta 1631, por lo tanto creemos
que, aun teniendo el mismo nombre y apellidos y ser coetáneos, hablamos de dos
personas distintas. Del pintor que trabaja en Sevilla sólo se conserva firmada
y fechada esta obra que comentamos, procedente del convento Casa Grande de la Merced,
donde se disponía en uno de los ángulos del claustro principal hasta la
desamortización de 1835, que supone su traslado a la catedral. Se trata de una
visión novedosa de este tema franciscano, pues une el rompimiento de gloria con
el plano terrenal. Por otro lado el profesor Valdivieso documenta otras dos
obras del artista, fechadas en 1630 y conservadas en la parroquia de san
Lorenzo.
San Jerónimo. Cronología: H. 1635. Autores: Pablo Legot.
Nacido en 1598 en la ciudad luxemburguesa de Marche, su familia se trasladará a
Sevilla en 1610. Sus primeros pasos en el mundo de la creación artística se
asocian con el bordado, pues así consta en su acta de matrimonio. Desde 1628
aparece como pintor del arzobispado sevillano aunque sus labores debieron
limitarse al dorado y estofado de imágenes y retablos, pues no conseguiría el
título de maestro hasta 1630. En 1635 se traslada a Cádiz, donde es nombrado
alguacil fiscal del Real Almirantazgo, aunque continúa con su actividad
artística. En esta ciudad permanecerá hasta su muerte en 1671. Las influencias
de Legot pueden encontrarse en la pintura naturalista de Roelas, utilizando los
fuertes contrastes de claroscuro vistos en el maestro y derivados de José de
Ribera. Asimismo, en la pintura de Legot es fundamental el conocimiento q La
primera obra que se conoce del artista es la realizada para el antiguo retablo
mayor de la iglesia del Salvador de Sevilla. Fue pintada en 1631 y representa
la Transfiguración siguiendo el modelo impuesto por Rafael y conocido a través
de sus grabados. Entre 1631 y 1636 se puede datar la Adoración de los pastores
del retablo mayor de la iglesia de la localidad sevillana de Los Palacios. En
las mismas fechas realizó las obras del retablo mayor de la iglesia de santa
María en Lebrija, donde recogió de nuevo el tema de la Adoración de los
pastores y la Adoración de los Reyes, junto a la Anunciación del ático del
retablo. En 1635 realizará el san Jerónimo de la catedral hispalense, donde se
verán claras las referencias al tenebrismo de corte italianizante. Ya de la
década de los cuarenta destacamos la Adoración de los Reyes conservada en la
catedral de Cádiz.
Inmaculada. Cronología: H. 1625. Autores: Pedro de Raxis
el Joven (atribución). Bautizado en febrero de 1555 en Alcalá la Real, Pedro de
Raxis «el Joven» era nieto del pintor sardo Pedro de Raxis «el Viejo», natural
de Cagliari (Italia). Su formación discurrió en el taller familiar donde, bajo
la dirección del abuelo, trabajaron su padre Melchor y sus tíos, Pedro,
Nicolás, Miguel y Pablo, más conocido este último como Pablo de Rojas, quien
llegaría a ser uno de los principales referentes de la escuela granadina de
escultura, maestro entre otros de Martínez Montañés, y con el que colaboraría
su sobrino Pedro frecuentemente. El taller de los Raxis extendió su influencia
desde Alcalá la Real a toda la diócesis jienense, con ramificaciones en las
provincias circundantes, especialmente en Granada, donde ya en 1579 se
encontraba Pedro casado con una hija de Juan de Orihuela, pintor y dorador
granadino. Entre sus primeras ocupaciones figura la de pintar doseles de
guadamecí para diversas iglesias de la diócesis, pero la influencia familiar le
permitirá, además, seguir contratando obra fuera del ámbito granadino, y entre
otras se encargará con Ginés López de ejecutar las pinturas y el dorado del
retablo mayor de la iglesia de la Asunción de Priego de Córdoba. Raxis destacó
particularmente en el estofado. Francisco Pacheco lo recuerda elogiosamente en
el Arte de la Pintura, al tratar de la técnica del dorado, junto a Blas de
Ledesma y Antonio Mohedano como seguidores de Giulio Aquili, conocido en España
como Julio Aquiles, y Alejandro Mayner, introductores de los grutescos en el
palacio de La Alhambra, pues asociaba ambas técnicas. Como pintor de historias
no pasará, sin embargo, de un nivel discreto, formado en el seco manierismo de
fines del XVI desde el que, según Alfonso Pérez Sánchez, hará un tímido
esfuerzo de aproximarse «a un tono atmosférico, análogo a lo que en mayor
medida hacía Roelas» en obras tardías como podría ser el óleo de la Aparición
de la Virgen a san Jacinto del museo de Bellas Artes de Granada. Consecuencia
de la gran estima que tenía el trabajo de Raxis en Granada, fue el hecho de que
a partir de 1585, su taller será de los más solicitados por todo tipo de
parroquias, conventos, cofradías y particulares, desbordando los encargos el
ámbito geográfico granadino. Sin embargo aún mantendría relaciones artísticas
con otros entornos, especialmente con la provincia de Jaén. El artista estuvo
al frente de su polifacético taller hasta su muerte, acaecida en 1626
La Piedad con el Padre Eterno. Cronología: H. 1670. Autores: Juan de
Sevilla. Este cuadro de Juan de Sevilla (1643-1695) presenta una gran
originalidad iconográfica por el modo de plantear el tema de La Piedad. En
lugar de tener la Virgen a Cristo muerto en sus brazos, es el Padre Eterno
quien lo sostiene, mientras que la madre lo mira transida de dolor y con las
manos abiertas en un gesto de súplica. Juan de Sevilla fue, junto a Pedro
Atanasio Bocanegra, el principal pintor de la escuela granadina durante el
siglo XVII. En sus cuadro se advierte un seguimiento del estilo de Cano y una
notable admiración por la pintura barroca flamenca. La obra que estudiamos es
una composición de gran envergadura (267 x 332 cm) donde el Padre Eterno
presenta a Cristo muerto, mientras que la Virgen clava sus ojos en el Hijo con
las manos extendidas en un deseo de tomarlo entre sus brazos. La expresión del
rostro de la Virgen está llena de súplica y dolor. Detrás de ella están san
Juan y las Marías, todos con rostros conmovidos. En la parte superior izquierda
unos ángeles portan la cruz, y alrededor del cuerpo del Señor otros recogen la
sábana en la que va a ser envuelto. La riqueza cromática de la composición es
una de sus mejores cualidades, así como la luz que desde el cuerpo de Cristo se
extiende por toda la pintura generando acusados efectos de claroscuro. Nacido
en Granada, Juan de Sevilla inició su aprendizaje con Francisco Alonso
Argüello, mediocre pintor, completándolo en el taller de Pedro de Moya. El
historiador Palomino añade que habiendo conseguido unos bocetos de fábulas de
Rubens, que él llegó a ver, «donde había muchos desnudos», «se aplicó tanto a
seguir aquel estilo, y buen gusto, que verdaderamente su manera de pintar
parecía ser de la escuela de Rubens». Palomino también añade que era hombre
rígido y de fuerte natural, y que tuvo pocos discípulos porque era muy celoso,
lo que podría deberse a la diferencia de edad con su segunda esposa, Teresa de
Rueda, con la que casó con cuarenta y seis años, tras enviudar, teniendo ella
dieciséis. Murió en Granada, el 23 de agosto de 1695 y fue enterrado en la
parroquial de san Miguel
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