CAPILLA DE LOS SCALA
Baltasar del Río la dota de 1532 a 1540,
crea una hermandad de la Virgen de la Consolación y 12 apóstoles , Virgen en el momento de Pentecostés, iluminación espiritual del Espíritu Santo, Pentecostés (llamas de fuego) ; el patrimonio
de esta capilla: túmulo, reja, vidriera y retablo, en todos ellos aparece el momento de la Consolación; VIDRIERA
casa Zettler ,alemana, Manumellan la casa asentada en Madrid era francesa, restauró las vidrieras a principios del siglo
XX para la exposición del 29, Cayetano
Fernández y otro pagan la vidriera; Baltasar del Río es de Palencia trabaja
para varios pontífices, entre ellos Julio
II, con mucha importancia por lo que aporta al patrimonio artístico; consigue uno de los arcedianatos, el de Niebla que era muy rico, su TUMBA la hace
Pace Gazini de Bissone, el mismo autor que las tumbas de los Guzmanes
en la Cartuja; hay una sacristía y un retablo con un altar , aceites con una
cinta de colores para distinguir se hace la misa crismal, se bendicen
los óleos que se utilizan en Todos los Santos, los óleos tienen propiedades sanadoras, Baltasar
del Río introduce es el informador del Papa Clemente VII , tiene que dirimir
sobre dispensas matrimoniales de consanguinidad entre la alta nobleza , de
los matrimonios que exigen el juicio de la Iglesia en Sevilla, había en la casa de los Medina Sidonia, el sexto duque no podía engendrar y se acepta que
sea su hermano el que genere al heredero, Ana de Aragón acepta ser “madre de alquiler” ,
el Rey les obligó a trasladarse a Sanlúcar por no querer que estuvieran en la ciudad
de Sevilla, para evitar la maledicencia; Baltasar del Río legitimó como delegado
del Papa ese matrimonio y esa descendencia no de los padres legales sino del hermano,
debió de cobrar bastante dinero, Baltasar
del Río está aquí en Sevilla hasta 1539 ; VIRGEN
DE LA GRANADA el relieve de las Robbia,
con un la coronación de la Virgen, aparece en 1631 estaba en una dependencia olvidado , (el barro vidriado fue muy
cotizado para el exterior de los Palacios italianos), aparecen Santa Casilda , San Sebastián la
Virgen y el niño , San Francisco y santo Domingo , en la parte
alta hay un varón de Dolores; este
relieve lo pudo traer Baltasar del Río, el que colaborara con el Pace Gazini de Bissone no es extraño
por los vínculos que usó en su ejercicio eclesiástico y los recursos que usó para
el retablo, por ser traído y realizado en
Génova, Baltasar del Río aparece en un relieve,
de rodillas, en la base de un lateral, del otro RELIEVE
DEL MILAGRO DE LOS PANES Y LOS PECES lo recoge Murillo para su obra
de la Caridad y el de Pentecostés lo recoge Pedro de Campaña en 1591; la ordenación espacial es muy innovadora, la cornisa con un punto de fuga, el remate del Dios Padre, CUADRO
CENTRAL y a los lados SANTA CATALINA y
SANTA ELENA , arriba el MARTIRIO DE SAN LORENZO , iconografía de San Hermenegildo
y la figura del donante; SAN SEBASTIÁN de Ramón Bayeu cuñado de
Goya, hace la versión de un cuadro de Ribera , conocía las Colecciones Reales, utilización
del desnudo como con clave religiosa, Santa Casilda le cura las heridas, es de 1790
pintura muy modernista
FICHAS DE ATRIUM
CAPILLA DE SCALAS Cronología: 1436-1453 Autores:
Juan López y Juan Norman DATOS HISTÓRICOS. Se construye dentro del plan
general del templo atribuido a Isambret, estando terminada antes de 1453. Entre
1532 y 1539 bajo patronazgo de Baltasar del río, se edifica una sacristía bajo tribuna,
se abre una puerta al patio de los Naranjos y se disponen en este varios anexos
que en el siglo XIX fueron eliminados. PATRONATO. Nacido en 1480 en Palencia, Baltasar
del Río fue nombrado obispo de Scalas (reino de Nápoles) en 1515. En 1520 le es
concedido el arcedianato de Niebla y hasta 1532 continúa en Roma, al servicio personal
de varios pontífices. Ese año se asienta en Sevilla por orden de Clemente VII para
dirimir sobre dispensas matrimoniales de consanguinidad entre la alta nobleza. Permanece
en la ciudad hasta 1540, fecha de su retorno a Roma, muriendo poco después y siendo
enterrado en esta ciudad. Durante sus años de estancia en Sevilla consigue el patronato
de la capilla que a partir de ahora se llamará de la Virgen de Consolación y los
Apóstoles, título de una hermandad asistencial fundada por el mismo prelado para
asistencia de menesterosos. El recinto se enriqueció con piezas traídas de Italia
y con otras encargadas aquí, que la convertirán en una de las mejores del conjunto
catedralicio. DOTACIÓN ARTÍSTICA. Arquitectura: La capilla responde al estilo gótico
borgoñón predominante en el templo durante las décadas de su construcción. No conserva
los antepechos con tracerías que sirven de sustento a los cuerpos laterales de la
reja en otras capillas, modificación posiblemente debida a las reformas sufragadas
por Baltasar del Río. Retablos y esculturas: Centra el muro oeste de la capilla
un relieve de barro vidriado con la Virgen
de la Granada, obra de importancia capital dentro del patrimonio
hispalense, ejecutada hacia el 1500 y atribuida al taller del florentino Andrea
della Robbia. Desde 1654 se documenta su presencia en la cripta de los arzobispos
(bajo la actual iglesia del Sagrario). En 1902 el escultor Ricardo Bellver y el
historiador José Gestoso proceden a su restauración y traslado a su ubicación actual.
El relieve representa a la Virgen con el Niño flanqueados por san Francisco y santo
Domingo, a su derecha, y san Sebastián y santa Casilda, a su izquierda. S La capilla
está presidida por un retablo marmóreo vinculado al taller genovés de Pace Gazini
de Bissone, obra asentada en 1539. En la parte central se representa un Pentecostés
mientras que en el banco aparece una Multiplicación
de los Panes y los Peces. Todo el conjunto es de excepcional calidad
y es evidente su influjo en artistas posteriores como Pedro de Campaña o Murillo,
que copian sin complejos la distribución espacial y la ordenación de personajes
en varias de sus creaciones. El retablo se coloca sobre una tribuna que esconde
la sacristía. Por debajo de aquella queda el sepulcro vacío del patrón, pues sus
restos se conservan en la iglesia de Santiago de los Españoles de Roma. El catafalco
presenta al finado vestido de pontifical, con casulla, túnica, tunicela, mitra y
báculo. Detrás, en el fondo, un tondo con media figura de la Virgen
de Consolación, de excelente diseño, titular de la hermandad
ya referida, y a los lados, en hornacinas, san Pedro y san Pablo. La pila bautismal
es obra italiana del XVI, decorada con relieves de ángeles danzantes en el pilar
y florales en la taza. Pintura: En el muro frontero a la entrada se dispone una
tabla con la Virgen del Pópulo, versión
de hacia 1508 del original romano del siglo VI que preside la basílica de Santa
María la Mayor. También llamada Salus Populi Romani, ha sido
una de las devociones favoritas de varios papas. El icono es de gran devoción en
Roma, donde se considerada milagroso, y se ha sacado en procesión en muchas ocasiones.
Esta tabla fue traída de Roma en 1532. Sobre el relieve de la Virgen
de la Granada vemos una interesante Piedad
firmada en 1666 por el sevillano Sebastián de
Llanos Valdés. En la producción de este artista se aprecian influencias tanto de
Zurbarán como de Herrera el Viejo, así como del genovés Bernardo Strozzi, de quien
toma la iluminación tenebrista y los tipos expresivos. La obra se cuenta entre lo
mejor de su producción. Las figuras presentan un correcto dibujo y un intenso sentimiento
reforzado con el tratamiento lumínico de acusados claroscuros. En el muro oeste,
a la derecha del relieve de la Virgen de la Granada, se dispone
un notable lienzo con el tema de San Sebastián. Su autor,
Ramón Bayeu, hermano del también pintor Francisco y cuñado de Goya, es nombrado
en 1791 por Carlos IV pintor de cámara, la mayor distinción que un artista podía
conseguir. En la obra que comentamos Bayeu se pliega a modelos italianos, tanto
en su luz tenebrista como en la expresividad de la figura, siendo deudora de los
modelos de Guercino y Ribera. Por su alta calidad se estima que es pieza tardía
dentro de la producción del autor, fechable, por tanto, en torno a 1790. Otras pinturas
de menor interés que encontramos en esta capilla son un Martirio
de San Lorenzo, de escuela sevillana del siglo XVII y una
Imposición de la casulla a San Ildefonso, del siglo
XVIII. Artes Suntuarias: La reja, fechada en 1564, se compone de pretil, dos cuerpos
de tres calles y crestería de remate. En dicha crestería se representa un Pentecostés.
Su eje central lo marca el tronco del árbol
terminado en un mascarón y, sobre éste, un jarrón con frutas. Tras su restauración
en el año 2012 se ha publicado un nuevo trabajo sobre la capilla y su fundador donde
el profesor Falcón Márquez constata la autoría de la reja como obra de Pedro Delgado
con trazas de Hernán Ruiz II, participando en el dorado el pintor Antón Pérez. La
baranda que cierra la tribuna interior es de los mismos autores y cronología. La
vidriera que ilumina el espacio, con el tema del Pentecostés, es obra
alemana de la casa Zettler de 1880.
CAPILLA DE SAN ANTONIO Cronología: 1436-1453
Autores: Juan López y Juan Norman DATOS HISTÓRICOS. La capilla se construye dentro
del plan general de edificación del nuevo templo gótico, estando concluida antes
de la muerte de Juan de Cervantes en 1453. En 1478 se vincula al linaje Cataño,
por lo que también fue conocida como “de los Cataños”. Extinguido su primitivo patronato
en 1658 se instala en su centro la pila bautismal, coincidiendo con la terminación
de la iglesia del Sagrario y la necesidad de liberar el antiguo baptisterio para
realizar una portada monumental que sirviese de acceso a la nueva parroquia. El
patronazgo del Cabildo la convertirá en una de las más ricas, reuniendo aún hoy
un conjunto artístico de notable interés. PATRONATO. Tanto Ortiz de Zúñiga como
González de León aseguran que en 1478 fue dotada esta capilla con un patronato a
favor de Fernando Cataño, canónigo de la catedral, para enterramiento de él y de
su linaje y descendencia, pues tenía una hija que ese mismo año legitimó. Otra parte
de esta ilustre familia tenía capellanía en la parroquia de san Juan de la Palma,
donde la documentación los sitúa desde el año 1400. DOTACIÓN ARTÍSTICA: Arquitectura:
La capilla se incluye en el diseño original del templo, obra atribuida al arquitecto
Isambret. Conserva los primitivos antepechos con tracerías que sirven de sustento
a los cuerpos laterales de la reja. Hacia 1656 se abre un nuevo acceso en su muro
oeste, de autor anónimo, quedando entonces concluida su configuración arquitectónica.
Retablos y esculturas: Sobre una repisa se dispone, en el muro norte de la capilla,
la Virgen de Los Olmos, imagen
de alabastro de hacia el 1400. La advocación hace referencia al antiguo Corral de
los Olmos, recinto frontero a la mezquita-catedral donde estuvieron instalados,
desde mediados del siglo XIV, los cabildos eclesiástico y civil. Dentro del corral
la obra estaba situada sobre la puerta de acceso a la sala de reuniones del cabildo
eclesiástico, en cuya fachada había numerosos exvotos alusivos a los milagros que
se atribuían a la intercesión de esta imagen. Según Espinosa de los Monteros en
1629 fue trasladada a la entrada del corral y, cuando derribaron el recinto en 1791,
quedó instalada en un nicho del frente oriental de la Giralda, bajo el primer balcón,
donde permaneció hasta 1987. Quizás en uno de estos cambios y para acoplarla al
hueco arquitectónico, le fue seccionada la parte superior de su corona. La imagen
presenta características del gótico internacional, con silueta en forma de rombo,
rasgo que la vincula con otras obras de escuela francesa. La expresión de la Virgen
en relación con el Niño obedece a las tendencias naturalistas del foco parisino
desde mediados del XIV hasta bien avanzado el siglo XV. En los últimos años también
se ha sugerido que puede proceder de los talleres de las catedrales de León o Burgos.
El Niño, vivo y atrevido, acorta las distancias con su madre agarrándola de la toca
con un gesto infantil, de conseguido
realismo. La Virgen tiene pómulos y mejillas redondeadas y
un característico hoyuelo en el mentón, propio de las obras de transición entre
los siglos XIV y XV. En la actualidad cuenta con una réplica realizada en 1987 por
el escultor Juan Luis Coto que se ubica en el nicho de la Giralda donde estuvo desde
1791. La pila bautismal es obra anónima del siglo XVI realizada en mármol. Cuenta
con interesantes relieves escultóricos tanto en el pilar (ángeles danzantes) como
en la taza (temática vegetal). Pintura: Sobre la reja se dispone una viga pictórica
compuesta por 21 tablas de reducido formato realizadas hacia el 1520 en estilo gótico.
El conjunto, uno de los más importantes conservados en la ciudad de este periodo,
presenta en los laterales un apostolado más una serie de santos locales y en el
centro una Piedad, todas
de excelente calidad. Estas pinturas pueden adscribirse a la producción de Pedro
Fernández de Guadalupe o a alguno de sus colaboradores. En el muro de los pies se
observa, a la derecha de la puerta, una original representación de la Trinidad, realizada
en 1624 por Luis Tristán, uno de los más sobresalientes pintores de la escuela toledana
de comienzos del siglo XVII. La primera noticia de Tristán lo sitúa como aprendiz
de El Greco en 1603. En 1606 todavía se encuentra en la ciudad y será a partir de
esa fecha cuando realice su viaje a Italia, del que da noticia Jusepe Martínez,
quien nos cuenta que marchó junto a Ribera. En 1613 se encuentra de nuevo en Toledo,
donde permanece hasta su muerte. Cabe destacar su profunda amistad con el hijo de
El Greco, Jorge Manuel Theotocópuli, con el que colabora en algunas obras, como
el túmulo levantado en 1621 a la muerte de Felipe III. La fuerte impronta de El
Greco permanecerá siempre en su pintura, sobre todo en el alargamiento y la inestabilidad
de sus figuras; pero su conocimiento directo de la experiencia caravaggista en Roma,
precisamente en unos años en los que ésta se encuentra en pleno auge, lo vinculan
también hacia el naturalismo. Preside la capilla un gran lienzo con el tema de La
visión de san Antonio, obra de Murillo de 1656, con retablo marco
de Bernardo Simón de Pineda de 1668. A esta última fecha corresponde también el
soberbio Bautismo de Cristo que aparece
sobre la anterior, asimismo firmado por Murillo. La escena se desarrolla a orillas
del Jordán y se representa el momento en el que, al ser bautizado Jesús por Juan,
se abre el cielo y desciende el Espíritu Santo. El autor consigue expresar esta
irrupción del cielo en la tierra con una luz celestial que inunda todo el paisaje.
Sobresale también en esta pieza la plasmación de las emociones de los dos personajes
principales: la humildad del Hijo de Dios y la conciencia de Juan de saber que está
ante el momento más importante de su vida. A la izquierda sobrevuelan dos ángeles
que sostienen la túnica de Jesús. Como señala Juan Miguel González estamos ante
una obra de excepcional calidad técnica en la que la soltura de la pincelada manifiesta
la influencia de Van Dyck, Rubens y la escuela veneciana, que Murillo pudo conocer
en la Corte. En el muro norte, dispuestos a los lados de la Virgen
de los Olmos, cuelgan dos importantes lienzos de Jacob Jordaens
fechados en 1669. Representan La adoración de los Reyes y La
circuncisión. Jordaens nació en Amberes (1593-1678) en una
familia de ricos comerciantes de telas. Debió recibir una formación aventajada como
primogénito de once hermanos. Sabemos de su dominio de la gramática, del francés y de la mitología,
además de un profundo conocimiento de la historia bíblica acentuado tras una tardía
conversión del catolicismo al protestantismo. Realizó una copiosa producción que
se caracteriza por sus dinámicas composiciones, protagonizadas por personajes vitalistas
configurados con desbordantes anatomías y populares semblantes. La
Adoración de los Reyes es obra que repite la pintura que con el mismo
tema perteneció a la iglesia de Dixmude (Bélgica), destruida durante la II Guerra
Mundial, circunstancia que le otorga a ésta un valor especial. Pese a conocer por
grabados la pintura italiana de su época, su obra, sin embargo, delata su fuerte
arraigo como pintor local y el apego a la pintura de género de artistas como Brueghel
el Viejo, de carácter costumbrista y un tono más bien jocoso. La
circuncisión muestra un complejo esquema compositivo poblado
por numerosos personajes, cuyas actitudes contrastan entre la solemnidad de la presencia
de los sacerdotes oficiantes y la vitalidad gesticulante de las figuras de las mujeres
y niños que se agolpan en los laterales de la escena. Otras interesantes pinturas
decoran este recinto, de entre las que destacamos un Sacrificio
de Isaac colocado sobre el acceso del muro oeste, que
puede ser obra italiana del XVII vinculada a la producción de Matteo Rosselli, si
bien otros especialistas la acercan al ámbito sevillano, atribuyéndola a Sebastián
de Llanos Valdés. Artes suntuarias: Sobresaliente trabajo en yesería presenta el
intradós de acceso en el muro oeste. La yesería cuenta con tradición en Sevilla
desde el siglo XII. Sus ingredientes principales son yeso, agua y polvo de mármol.
En el XVII se perfeccionan las mezclas añadiendo cera, albayalde y sebo de carnero.
Las piezas realizadas en molde, como éstas que vemos, se adosan a su soporte a través
de espigas de metal o madera, siendo rematadas en su talla y policromía (en este
caso sólo dorado) una vez ubicadas en su lugar definitivo. Esta obra se encuadra
dentro de la renovación decorativa que se acometió en esta capilla hacia 1668 con
la participación del pintor Murillo, que poco antes había intervenido en los diseños
de las pinturas y yeserías de la iglesia de Santa María la Blanca, obra financiada
por el canónigo Justino de Neve, que también pudo influir en la elección de este
artista para la renovación de la capilla que nos ocupa. La vidriera con las Santas
Justa y Rufina que se sitúa en el muro norte de la capilla
es obra de Juan Bautista León de 1657, coetánea por tanto del cuadro de Murillo
que preside el recinto. Precisamente para dar mejor iluminación al lienzo se sustituyó
en 1813 el fondo azul original por otro blanco, alterando la obra original. La reja
de la capilla es obra de finales del XV.