martes, 11 de abril de 2023

ESCULTURA EN LA CATEDRAL : CRISTIFERA PASION (1ª PARTE)

 

Lavatorio de los pies (1520) Gómez Horozco  , Coro, Sillería 

Oración del Huerto (1520) (Gómez Horozco) , Coro, Sillería 

Expulsión de los Mercaderes ((1520) (Gómez Horozco) Coro, Sillería 

Santa Cena (1520) Gómez Horozco, Coro, Sillería 

Entrada en Jerusalén (1520) Gómez Horozco

Suelo en el ante altar retablo Mayor 

Prendimiento de Jesús (Jorge y Alejo Fernández) Retablo Mayor 

Oración en el Huerto (Jorge y Alejo Fernández) Retablo Mayor 


Entrada en Jerusalén (Jorge y Alejo Fernández) Retablo Mayor 




Lavatorio de los pies de Pedro (Marcos Cabrera) Sala Capitular 

Expulsión de los Mercaderes (Diego Velasco) Sala Capitular 

Martes 11-4-23 (VISITA) ESCULTURA EN LA CATEDRAL. ICONOGRAFÍA CRISTIFERA : PASIÓN DE JESUCRISTO / ATRIUM / Guía Emilio Rubio / hemos visto la infancia y la vida pública ; iconografía en Betania solo en breviarios y misales, no a la vista;  siguiente episodio entrada en Jerusalén,  lo anterior de Lázaro;  La Pasión empieza tras la Santa Cena;  EXPULSIÓN DE LOS MERCADERES (Sala Capitular) (1582) (Diego Velasco)  citan 3 evangelistas,  Mateo al día siguiente,  Juan que se sale de los sinópticos, dice que fue mucho antes,  no sería una acción violenta,  a partir del XVI,  El Greco, antes Bassano , frecuente en Oriente, para  la mayoría fue un apercibimiento verbal los racionalistas estudian los evangelios apócrifos y otras fuentes, se termina dramatizando y convirtiéndolas en violentas,  pero estaba permitido comerciar en el templo , aunque solo a ciertas partes del clero;  relieve dos bueyes y tórtolas para sacrificios también había cambistas de moneda solo en siclos había que cambiar las monedas griegas (didracmas) o romanas (estráteres) se dice que hubo dos expulsiones mercaderes y cambistas, esta iconografía está próxima a Francisco Pacheco y se trataba de exponer las virtudes de los canónigos,  por encargo del obispo de ese momento Juan Arguijo, Juan de Herrera y otros intelectuales formaban un círculo muy influyente ; el programa temático de valores de Gobierno de los canónigos,  Sala Capitular muy importante como referencia del Renacimiento,  se culmina en 1660, con  pinturas de Murillo,  lo inicia Hernán Ruiz,  en el relieve, Cristo con un látigo en la mano,  poco conciliador y poco diálogo,  artistas imprimen una especie de pánico colectivo;  perros ladrando,  revoloteo de aves, representación del templo de Jerusalén por Marcos Cabrera (Cristo del Museo y Nazareno de Utrera),  llama la atención la actitud enérgica;  RELIEVE DEL LAVATORIO CRISTO LAVA LOS PIES DE PEDRO  (Sala Capitular ) (1590) Marcos Cabrera )  Trento no asumía estos trabajos serviles para Jesucristo,  mundo oriental es costumbre que los sirvientes laven los pies de los invitados,  en la iconografía oriental además del lavatorio los apóstoles se empiezan a desnudar para ser lavados,  en Rávena (San Vitale)  los mosaicos con apóstoles desnudándose,  en el mundo occidental se incorporan ángeles, ya no será Cristo el que lave, sino un maestro de ceremonias, pero hoy en día el Papa ha recuperado el lavatorio,  es un preludio de la Santa Cena,  las representaciones incluyen a los 12 apóstoles,  es difícil meter este tema en un relieve,  estas escenificaciones llevan a los autos sacramentales,  los actores recogen tradiciones no escritas y de distintos lugares y terminan consolidando las escenas,  dos escenas de contraste Cristo violento y manso ; suelo delante del Altar Mayor con una figura geométrica [cruz blanca, con sombras negras] muy complicada; ALTAR MAYOR , izquierda, el abrazo de Joaquín y Santa Ana,  nacimiento de la Virgen;  en la Vida Pública de Jesucristo hay mucho vacío, solo bautismo y resurrección de Lázaro,  en el ciclo de Pasión sí que hay más escenas: desde la entrada en Jerusalén,  la Última Cena,  la Oración en el huerto,  en el tercer cuerpo : el prendimiento , la flagelación la coronación de espinas,  el Ecce Homocamino del calvario y reparto de ropa;  en el último ciclo lo veremos otro día la entrada de Jerusalén, Zaqueo,  pollino no había sido montado, el pollino  se va de Jerusalén y emigra a Italia,  en Génova, la cola se convierte en reliquia y los huesos, en Verona;  SANTA CENA  (Altar Mayor)  (1505) Jorge y Alejo y Fernandez)   anuncia la traición de uno  de los discípulos e instituye el sacramento de la eucaristía precedente es el lavatorio como prólogo sacramento de la penitencia o perdón son correlativos;  Judas porta una bolsa, pero Judas aparece a partir de la Edad Media como símbolo del demonio por la mano izquierda tapa un pez Judas, plato principal de la Pascua judía,  roba el pez o un trozo de pan,  a esconder la comida que ha comido Jesús,  esta traición de Jesús está en cuestión, Judas era  el tesorero de los apóstoles,  se sabe que había 72 discípulos (Escuela de Cristo no admitía más de 72 miembros);  traición y suicidio de Judas introducido por Marcos,  para dar cabida a Pablo;  mesa rectangular poco habitual,  esquema de media luna o forma redondeada,  pero a partir del siglo XV por razones técnicas, se hace rectangular,  con Durero se cambia y el esquema en el medievo se metían circulares y semicirculares,  la mesa de  Leonardo detalla la tradición a partir del Trento,  se verá la versión espiritual,  revelación reacciones de personajes, Cristo sostiene el cáliz fácil identificar,  Judas vestido de amarillo, la muerte y la traición Judas pelirrojo,  connotación negativa, el mundo de los judíos se asociaba a los vikingos, invasores antes de 1500,  Judas apéndice de la bolsa colgada al cuello o pez colgado,  San Juan aparece dormido,  iconografía antigua tradicional:  Juan duerme en el pecho de Jesús,  en Occidente no se muestra así , solo descansa en la mesa ORACIÓN DEL HUERTO  (Altar Mayor)  (1505) Jorge y Alejo y Fernandez) Jesús se lleva a Pedro, a Santiago y a Juan,  sufre su decisión de ser hombre y no Dios,  varias escenas orando , Cristo despierta y un ángel lo reconforta,  huerto cerrado , Sandro Boticceli , capilla de Isabel la Católica, pinta esas escenas; PRENDIMIENTO DE JESÚS  (Altar Mayor)  (1505) Jorge y Alejo y Fernandez) Judas entre soldado, Santiago,  hermanos elegían el Colegio Apostólico,  son primos hermanos de Jesús,  se parecerán y Judas le tuvo que dar un beso a Cristo para identificarlo,  escena nocturna, se usan antorchas,  son personajes tendidos, Malco porta una linterna; Primer  escarnio a Jesús tema del escarnio a Jesús, Malco  mayordomo de Caifás y después el escarnio de la coronación de Cristo proceso judío y religioso y otro proceso civil y romano, Malco aparece en el suelo por ser agredido por Pedro,  Malco se le ha cortado una oreja, las discípulos huyen pierden, la ropa y huyen,  Pedro  se queda con una navaja (cimitarra) algunas navajas se les llama malco,  también a los confesionarios con una sola rejilla se les llama malco; porque solamente tienen una oreja;  Cristo lleva en la mano una oreja , para ponérsela a Malco y reintegrar la oreja,  pero Malco abofetea a Jesús en casa de Anás los sábados,  los soldados se paran por la majestad de Cristo;  Judas devolviendo las monedas y se tira por un barranco;  CORO  (silleríaCRISTO ENTRE DE LOS DOCTORES Coro Sillería ( Gomez de Horozco) 1520 Cristo se pierde de la caravana,  Jesús es de Galistea , de la baja, otras regiones Judea, Gaza y Filistea,  los galisteos en Jerusalén los veían con recelo,  VIDA PÚBLICA (bautismo, tentaciones [comida y riqueza]  [tentación del demonio]  librarse de la muerte, martirio,  muestras de flaqueza;  Cena en casa de Simón,  lavatorio de Magdalena,  CICLO DE PASIÓN ENTRADA EN JERUSALÉN Altar Mayor (Nufro Sánchez y Pier Dancart) 1480 ,  Zaqueo en el árbol,  Jesús con el pollino y un pollino que no había sido montado,  echaban las ropas a los pies de Jesús,  en el mundo oriental la entrada es a pie,  acompañado de un pollino, (Rávena y Venecia,  San Marcos y San Vitale)  están en mosaicos los ciclos más antiguos de Cristo,  San Vitale,  San Apolinare in Clase; en Rávena,  ciclos más antiguos de Pasión de Cristo,  según la liturgia,  se adaptaba las iconografías ; SANTA CENA  Coro Sillería ( Gomez de Horozco) 1520  apóstoles comienzan con Pedro,  con los pomos que representaban el pecado,  a partir de Trento se impulsa la veracidad,  en los jesuitas el barroco sacadas de contexto hispánico y llevadas a la realidad con ambiente de taberna,  Santa Cena de Santa María de la Blanca , San Juan es la cara de Murillo, taberna del siglo XVII;  la Contrarreforma enaltece la iconografía del prendimiento;  aparecen la linterna,  es un Vaticano,  representa el argumento de la violencia de Pedro y contar la oreja para justificar ciertas actuaciones;  ORACIÓN DEL HUERTO  Coro Sillería ( Gomez de Horozco) 1520 hematidrosis (la sangre por la angustia)   huerto cerrado se destina se identifica con la casa de las hermanas de Lázaro,  los personajes femeninos Marta y María,  LAVATORIO DE CRISTO DE LAS DE LOS PIES  Coro Sillería ( Gomez de Horozco) 1520 Cristo lava pies a Pedro,  apóstoles descalzándose momento del Trecientos , con Botticelli, afán de desnudar los cuerpos;  primer interrogatorio primero Anás o Caifás,  primero parece un interrogatorio religioso y lo condenan por blasfemo;  Pilatos lo deriva al tetrarca de Galilea,  Herodes,  estaba en Jerusalén,  Herodes vuelve a escuchar y se lo envía a Pilatos;  Marcos propone que el sufrimiento de Jesús pensado en llevar la compasión,  después es acusado de agitación de masas ; la mujer de pilatos Claudia Prócula propone la libertad del preso,  pero liberan a Barrabás

 

FICHAS ATRIUM

LA EXPULSIÓN DE LOS MERCADERES DEL TEMPLO (sala capitular). Cronología: 1582-1584. Autores: Diego de Velasco. Cuando Jesús entra en el templo, se irrita contra los comerciantes y cambistas que profanaban el santuario. Sus caballetes atestaban el recinto sagrado. Había mesas instaladas para el cambio de moneda. Se vendían palomas para las ofrendas de los pobres, corderos y bueyes para los sacrificios de los ricos (parte superior del relieve). En suma, era una especie de bazar o feria, como las que suelen instalarse en todo lugar de peregrinación. Jesús interpeló coléricamente a los profanadores que transformaban la casa de oración en cueva de ladrones. Con una rudeza que contrasta con la mansedumbre que le atribuye el resto de literatura evangélica, empuña un látigo de cuerdas (Juan es el único evangelista que nos habla de este objeto) y vuelca las mesas de los cambistas que emprenden la retirada de inmediato y se dispersan como una bandada de cuervos. Esta operación quizás denote un exceso de intolerancia, pues el Talmud afirma que los comerciantes se instalaban fuera del recinto del templo, en el atrio, y no en el santuario reservado a los sacerdotes. El cambio de moneda era una necesidad para los peregrinos, puesto que el tesoro sagrado solo admitía la moneda nacional, es decir, los siclos, mientras que las monedas más frecuentes en la Palestina de la época eran los didracmas griegos o los estáteres romanos. Además era frecuente y permitida en los templos la venta de cirios y recuerdos, sin que nunca el clero haya prohibido dicha práctica. En esta acción los teólogos de la Reforma protestante se complacieron en reconocer el símbolo de los esfuerzos de Lutero en depurar el catolicismo contaminado por el tráfico de indulgencias. Juan sitúa este acontecimiento al principio de la vida pública; Mateo y Lucas lo contemplan el mismo día de la Entrada en Jerusalén; Marcos lo encuadra al día siguiente de la Entrada. En cualquier caso todos lo vinculan con la ira de Moisés partiendo las Tablas de la Ley ante la visión del Becerro de Oro. Ante las dudas sobre la historicidad del hecho los teólogos lo ponen en relación con las profecías de Zacarías y Malaquías, siendo lo que habitualmente conocemos como realización mesiánica del Nuevo Testamento. La mayoría de especialistas coinciden en afirmar que se trataría posiblemente de una protesta puramente verbal que los evangelistas dramatizan para vincularlo con las profecías citadas. En cualquier caso la historicidad del episodio parece muy dudosa. La violencia de la escena siempre llamó la atención de los artistas, que suelen incluir en el episodio un aire de pánico colectivo. Las primeras representaciones son del siglo VI (San Marcos de Venecia). En el siglo XVI destacan las obras de los Bassano en Italia, de donde llegan a España de la mano de su discípulo El Greco, en fecha muy próxima a la realización de la obra que nos ocupa.

EL LAVATORIO DE LOS PIES (sala capitular). Cronología: 1590. Autores: Marcos de Cabrera. El Evangelio de Juan es el único donde se incluye este episodio que preludia la Santa Cena. En Oriente es costumbre lavar los pies de los invitados antes de servir la comida. Jesús quiso dar a sus discípulos una suprema lección de humildad encargándose el mismo de una tarea que habitualmente se reservada a los esclavos. Cristo se pone un delantal y se inclina a los pies de Pedro, que protesta, pero el maestro lo conmina diciéndole “sino te los lavare no tendrás parte conmigo”, entonces Pedro resignado responde “Señor, entonces no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza”. Para los teólogos medievales este acto, que tiene prefiguración en el Lavatorio de los tres ángeles por Abraham, es el símbolo del sacramento de la Penitencia. En este sentido es el lógico prefacio de la Santa Cena, que simboliza el sacramento de la Comunión. El Lavatorio se celebra en los oficios del Jueves Santo y simboliza también el nuevo mandamiento de Jesús: Amaos los unos a los otros. En la iconografía occidental Jesús suele aparecer de rodillas (como aquí lo contemplamos) secando los pies de Pedro o colocando bajo ellos una palangana, según la visión manifestada en el tratado franciscano conocido como Pseudo Buenaventura, que a su vez recoge tradiciones anteriores, pues esta manera ya se advierte frecuente desde el siglo XII en la estatuaria gótica francesa. A partir de Trento, por considerarla indigna de Jesús, se incluyen ángeles que lo asisten.

LA ORACIÓN EN EL MONTE DE LOS OLIVOS (retablo mayor). Cronología: H. 1505-1510. Autores: Jorge y Alejo Fernández. También llamado segunda tentación de Jesús, este episodio, duelo angustiante entre la carne y el espíritu en el cual el Hombre Dios doma su miedo a la muerte al precio de un duro combate interior, aparece relatado en Marcos, Lucas y Mateo. Los tres hablan del lugar de Getsemaní y de cómo Jesús se hace acompañar por los tres discípulos predilectos, Pedro, Santiago y Juan. Se aleja de éstos como un tiro de piedra y, mientras ellos duermen, oraba diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad..., lleno de angustia sudó gruesas gotas de sangre (hematidrosis, habitualmente plasmada por los artistas plásticos) que corrían hasta la tierra. Los tres relatos sinópticos coinciden en lo esencial, si bien Lucas nos dice que oraba de rodillas y los otros dos que lo hacía tumbado en el suelo, boca abajo, formando con su cuerpo una cruz. En ocasiones, los artistas dividen la escena en tres episodios: oración, aparición de un ángel (sólo citado por Lucas) que lo reconforta y Jesús despertando a los discípulos. A veces, por encima del ángel, aparece Dios Padre en el cielo. En otras ocasiones, las menos, Jesús aparece sentado y agotado (versión creada por Bernini).

EL PRENDIMIENTO DE JESÚS (retablo mayor). Cronología: H. 1505-1510. Autores: Jorge y Alejo Fernández. En esta escena se mezclan varios relatos evangélicos, a saber: la Traición de Judas, el Beso de Judas, el Prendimiento (incluyendo el desorejamiento de Malco y la huida de los discípulos), Negación y Arrepentimiento de San Pedro y Remordimientos y Ahorcamiento de Judas. Con mayor o menor detalle el episodio es relatado por los cuatro evangelios canónicos. La historia de la traición de Judas es de dudosa historicidad, entre otras cosas por la irrisoria cantidad recibida (30 monedas, cantidad luego utilizada por algunos reyes cristianos para penalizar a la comunidad judía, a modo de tributo al pueblo deicida), dado que Judas era el ecónomo de la comunidad apostólica y, en consecuencia, estaría acostumbrado a manejar cantidades importantes de dinero. Algunos argumentan esta traición y el posterior suicidio para dar cabida en el colegio apostólico a san Pablo, otros, la mayoría, entienden que la inclusión de este episodio fue concebida para satisfacer las ansias populares de justicia, pues la imaginación de los fieles no podía admitir que tamaña traición quedara impune. Traiciones similares son abundantes en la Biblia (José vendido por sus hermanos, Sansón vendido por Dalila, David traicionado por Saúl, y otras). Al parecer la señal convenida entre Judas y los soldados, el beso en el rostro, venía dada por el gran parecido físico entre Jesús y Santiago el Menor (hijo de María de Cleofás y por lo tanto primo hermano de Jesús), que podía inducir a confusión. Ninguno de los evangelios refiere con detalle dónde se besa a Jesús (lo normal hubiera sido en la mano, pues así lo saludaban sus discípulos), en ocasiones se representa el beso en la frente, otras en su mejilla y menos frecuentemente en la mano o en la boca). Judas suele aparecer como pelirrojo (así lo vemos en nuestra obra, color simbólico del judío) y vestido de amarillo (que alude a la traición). En otras ocasiones, y para diferenciarlo del resto de discípulos, se le coloca un nimbo negro. La bolsa de monedas puede colgar del cinto o, más normal durante la Edad Media, del cuello. Los rostros de los soldados pueden tener rasgos grotescos. Al tratarse de una escena nocturna, es habitual la inclusión de antorchas o linternas sostenidas por los personajes secundarios (aquí por el criado Malco, tumbado en el suelo tras la agresión de Pedro, que porta en sus manos el cuchillo con el que corta la oreja del susodicho, que lo mira con el rostro lleno de terror). Los soldados en segundo plano recuerdan la cita de Juan que describe como varios de ellos retrocedieron intimidados por la majestad de Jesús. La agresión de Pedro a Malco sólo es citada por Lucas, quien también relata cómo Cristo se la vuelve a fundir en su lugar. Si atendemos a nuestro relieve podemos ver con Jesús sostiene la oreja en su mano derecha y se dispone a reintegrarla con total tranquilidad, ajeno a la violencia que se desarrolla en torno a él. En el ángulo superior izquierdo se aprecia un personaje de espaldas que bien pudiera aludir a la huida de los discípulos, que en este momento mayoritariamente abandonan al maestro.

LA FLAGELACIÓN O CRISTO ATADO A LA COLUMNA (coro). Cronología: H. 1511-1520. Autores: Atribuido a Gómez de Orozco. Una vez detenido, Jesús es sometido a dos procesos; el religioso (también llamado judío) y el político o civil (también llamado romano). El en primero comparece en el sanedrín (tribunal religioso) ante el sumo sacerdote Caifás y luego ante el suegro de éste, Anás, que lo condenan por blasfemo. En el segundo es llevado al pretorio (sede del prefecto romano), donde testifica ante Pilato, que lo condena por agitador de las masas. El prefecto de Roma era quien juzgaba en última instancia en los asuntos de derecho común y el único que podía ratificar una condena a muerte. Pilato requiere también que testifique ante Herodes por su condición de galileo, ya que éste era tetrarca de Galilea, y por azar, se encontraba en Jerusalén. Herodes se excusa y se inhibe del proceso, devolviéndolo a la autoridad romana. De este modo Jesús llega a testificar ante cuatro jueces. Los teólogos racionalistas afirman que este complejo proceso es una invención de Marcos, claramente antisemita, que quiere volcar las culpas sobre los judíos y exculpar a Pilato. Incluso se llega a sugerir que el castigo infringido por Pilato antes de la crucifixión pretendía mover a la piedad a los judíos, algo que se antoja cuestionable, pues era norma común –según narra el historiador judío Flavio Josefo- torturar a los condenados para sacarles información antes de ejecutarlos. Mateo añade que la mujer del gobernador, Claudia Prócula, lo insta también al perdón aprovechando la tradición de soltar a un reo por Pascua, pero finalmente se libera a Barrabás. Los cuatro evangelios canónicos mencionan la flagelación de Cristo (si bien Lucas sólo afirma que fue castigado), aunque ninguno cita el hecho de ser atado a una columna. Por lo general las referencias escritas son muy escuetas, siendo llamativa la abundante y compleja iconografía que genera este pasaje, hasta el punto de poder afirmarse que no existe ningún otro ejemplo de una tan flagrante desproporción entre el laconismo de los textos y la prodigiosa riqueza de la imaginería que produjo. El castigo de flagelación según la ley romana se realizaba con el reo de pie, desnudo, con las manos atadas en alto, y consistía en 40 latigazos. Varias tradiciones cristianas afirman que los judíos sobornaron a los romanos para que se aumentara ese número. A finales de la Edad Media las Revelaciones de Santa Brígida acentúan el suplicio, elevando el número de azotes a 5475. Por influencia de las reliquias hasta el 1500 se representó a Cristo atado a una columna alta (según el modelo de la reliquia conservada en Jerusalén), pero a partir de esta fecha se dispone una columna baja (parecida a la conservada en Roma), que es la que ha perdurado. Los verdugos suelen ser tres; uno golpea con un látigo con correas de cuero, el segundo hace lo propio con un haz de varas y el tercero, sentado en el suelo, anuda otro haz de varas llamado a sustituir al anterior. Aquí aparece también un cuarto, que imita la actitud del tercero. El primero, por su parte, agarra la cabeza de Cristo para golpear con más tino.

LA CORONACIÓN DE ESPINAS (retablo mayor). Cronología: H. 1505-1510. Autores: Jorge y Alejo Fernández. Este pasaje acontece después de la flagelación y toda su crudeza se explica por la pregunta que le hacen al reo: ¿Eres tú el rey de los judíos? Después de su respuesta afirmativa los soldados echaron una clámide de púrpura sobre sus hombros, lo hicieron sentar a la fuerza sobre un trono irrisorio y le pusieron en la cabeza una corona trenzada con espinas de Judea. Luego, poniéndole en la mano una caña a manera de cetro, le escupieron a la cara y se arrodillaron ante él diciéndole ¡Salve, rey de los judíos! El relato, con ligeras diferencias, se repite en los evangelios de Mateo, Marcos y Juan. A partir del 1300 esta escena se convertiría en una de las más populares del cristianismo occidental gracias a la compra en 1239 por San Luis Rey de Francia de la auténtica corona de espinas, por la que paga una ingente suma a un comerciante veneciano. La reliquia es depositada en la Sainte Chapelle de París, de donde mucho después pasaría a Notre Dame. De esta corona original se desgajarían innumerables espinas hoy repartidas por toda el orbe católico (en la misma catedral de Sevilla hay dos). El dramatismo propio del último gótico llevaría las representaciones del tema a un grado de crueldad rayano en lo terrorífico, incluyendo conducciones internas de la imagen de Cristo que manaban sangre en determinados momentos de la liturgia. Ciertos detalles de estas manifestaciones artísticas se tomaron de los entonces frecuentes autos sacramentales. Por ejemplo los largos bastones o las cañas cruzadas en forma de aspa (como se observan en la reproducción que aquí traemos) que sirven a los verdugos para hundir la corona punzante en el cráneo de Cristo. A la crueldad de esta coronación se agregan gestos de burla y muecas cuyos orígenes deben buscarse igualmente en la mímica de los actores que representaban los Misterios de la Pasión. En este sentido es frecuente el caso de la higa, gesto obsceno que consiste en insertar el pulgar entre el índice y el corazón, simulando el coito, o la mano haciendo los cuernos, de similar interpretación, muy frecuente entre los artistas españoles e italianos. La Coronación de espinas aparece por primera vez en un sarcófago paleocristiano conservado en las arcadas de San Juan de Letrán en Roma, siendo frecuente en evangeliarios o salterios de los siglos XI y XII, según modelos del arte bizantino. Pero, como ya adelantamos, será en el siglo XIV cuando se extienda y popularice gracias a notables artistas como Giotto (de gran relevancia es su representación del tema en los frescos de la Arena de Padua), o Fra Angelico (ya en la siguiente centuria), que nos deja en el convento de San Marcos de Florencia una de las más imitadas plasmaciones del asunto. Ya en el XVI Durero o Tiziano lo abordan en varias ocasiones, culminándose el proceso en la Italia contrarreformista de principios del XVII de la mano de Caravaggio. En Sevilla destacamos, además del que observamos, un lienzo que se conserva en la antecapilla del Palacio de las Dueñas, magnífica versión realizada por Ribera.

ECCE HOMO O CRISTO PRESENTADO AL PUEBLO (capilla Real). Cronología: H. 1610. Autores: Francesco Terilli y Jacobo Curianus. Después de Coronación de espinas Pilato presenta a Jesús ante la multitud que se había reunido frente al pretorio, diciendo: Ahí tenéis al hombre (Ecce Homo). Al verle, los sacerdotes y sus servidores gritaron: ¡Crucifícale! (¡crucifige!). El relato nos lo brinda en este caso únicamente el evangelista Juan. El tema fue desconocido para el arte paleocristiano y bizantino, ignorándose incluso por los cultos trecentistas italianos. Sólo en el siglo XV comienza a aparecer, generalmente ubicando al Mesías en lo alto de un estrado o escalera, con corona de espinas, manto y cetro, a modo de rey carnavalesco. Su cuerpo desnudo tiene las huellas de la flagelación. Este modelo iconográfico generó el conocido como Cristo Varón de Dolores. A veces completan la escena la mujer de Pilato, Claudia, y Barrabás, que observa ansioso tras los barrotes de su celda. Por ser obra de un autor extranjero muy inusual en las colecciones españolas trascendemos aquí el asunto iconográfico para dar unas breves noticias sobre el autor Originario del pueblo de Feltre, en el Véneto, Francesco Terilli, activo entre 1596 y 1635, fue un escultor versátil del período barroco temprano italiano que trabajaba en madera, bronce y barro. Particularmente activo tanto en Feltre como en Venecia, algunas de sus producciones se pueden ver en la basílica de San Giovanni y San Paolo y la Chiesa Redentore, en la isla de Giudecca. El tratamiento de las figuras de Terilli se caracteriza por la búsqueda de contraste entre la sofisticación técnica y la expresividad profunda. Trabajó también en número muy limitado las estatuillas de marfil, y en este campo pueden asignarse inequívocamente los dos cristos crucificados en el Museo Cívico de Feltre y el Museo Isabella Stewart Gardner, y el Cristo azotado del Museo du Louvre, todos fechados hacia 1600. Afortunadamente, Francesco Terilli firmó algunas de sus obras con las siglas "FTF" (Francisco Terilli fecit), práctica común en los países del norte de Europa en aquellos años, pero muy inusual en Italia. Esta circunstancia ha permitido identificar y estudiar su obra, hoy muy valorada entre el mundo académico y el coleccionismo. El Cristo de la catedral comparte la misma calidad de ejecución, densidad plástica, formas de escala y suavidad de líneas que otras obras del autor. La obra está firmada, lo que aumenta su importancia. La escasez de obras de Francesco Terilli hace que esta pieza destaque entre las barrocas catedralicias, debido a su interés histórico y a su magnífica ejecución.

CRISTO CON LA CRUZ A CUESTAS (retablo mayor). Cronología: H. 1505-1510. Autores: Jorge y Alejo Fernández. De la misma manera que solía ordenarse a los condenados a muerte por decapitación cavar su propia tumba antes de la ejecución, en la crucifixión debían llevar ellos mismos su cruz hasta el lugar del suplicio. Los Evangelios ofrecen dos versiones distintas sobre este hecho. Marcos, Mateos y Lucas afirman que, agotado por el martirio previo, Jesús no pudo con la cruz y ésta fue portada por un tal Simón de Cirene. Juan, por el contrario, afirma que portó sin ayuda el madero hasta el Calvario. El arte, por su parte, combina desde muy antiguo las dos versiones, haciendo a Cristo portador de la cruz hasta el límite de sus fuerzas, siendo relevado por el Cirineo tras la tercera caída. La cruz estaba formada por dos maderos: el stípes (vertical) y el patíbulum (horizontal), siendo este último el que obligada la ley romana a ser cargado por el reo. Los racionalistas niegan la aparición de la figura del Cirineo basándose en el silencio de Juan y en la ilegalidad que hubiera supuesto la ayuda de otra persona. En cualquier caso los artistas optaron por la versión de los sinópticos, y ya desde el arte bizantino es frecuente la aparición del ayudante, al que Cristo sigue atado por una soga. El arte occidental, más dramático, generalizó a partir del siglo XIII la versión de Cristo portando solo la cruz.