jueves, 25 de noviembre de 1999

Visita al Monasterio de Tentudia










Excursion a Tentudia: monasterio de Tentudia de la orden de Santiago, retablos de azulejos de Nicolaso Pisano , claustro mudéjar, solución magistral de las cúpulas , opiniones de Enrique el "Ermitaño" sobre las venganzas protestantes de Alonso Garcia en los azulejos de Santa Catalina ( simbología de la fe) y del niño con tetas (negando la virginidad de Maria) [protestantismo] ; Conventual de los  Caballeros de  la Orden de Santiago, imponente iglesia con arcos planos y nervaduras muy diferentes , claustro majestuoso que nos recuerda Ucles, feria de la artesanía extremeña portugueses, postre tecula-mecula"



JC
Jueves, 25/11/99 14:42

TEN-TU-VIDA

Verde Malaquita

No veo la hora de salir de este cuenco. Mientras me mezclan con el agua voy recordando el camino tan penoso hasta llegar hasta este promontorio. La parte del viaje más agobiante ha sido la navegación por el Bósforo. Nuestro barco ha sido perseguido y acosado e incluso algunos marineros estaban dispuestos a arrojarme al mar para retirar lastre. Empecé mi camino en la faldas de las montañas de Raikjem, en Afganistán, siendo todavía piedra. Las mujeres del poblado conservan la habilidad ancestral de siglos para convertirme en polvo y golpear con suavidad para que mis partículas más pequeñas no se alojen en sus ojos y queden ciegas. Después limpian sus dedos con unas semillas de un árbol milenario para evitar que al contacto con los labios les haga tener alucinaciones. Mis antepasados viajaron hasta las orillas del Nilo y se quedaron impregnando collares de escarabajos y pendientes. Hay familiares mios dando color a los toros alados de los palacios de Persépolis.
Me depositaron en un puerto italiano donde parece que unos maestros han empezado a reconocerme como materia sublime, después de haber aprendido por un viajero veneciano que soy inalterable a muchos grados de temperatura.  Otros sacos compañeros han sido llevados al Norte Lejano en el que unos monjes han empezado a utilizarnos para conseguir derivados de la plata y el oro.
Por fin ya voy en el pincel y empiezo a formar parte de una llaga entre dos piezas del caballero llamado Pelay Peres y Correa. Los monjes curiosos preguntan a Nicoloso por la historia de este personaje. Y es el maestro Pisano el que les cuenta que recibió el encargo de Joan Riero, Gran Maestre de la Orden de Santiago, para recordar la memoria del Cid de Extremadura, capitán guerrero que empujó a los moros de estas tierras y facilitó la entrada de Fernando III en el Alcázar de Sevilla. El Gran Maestre Pelay y el Almirante Bonifaz subieron por el Guadalquivir triunfantes hasta la capital del reino taifa de Sevilla. La victoria en los campos de la Sierra de Aguafría sobre los ejércitos sarracenos se adjudica a la mediación de la Virgen que permitió la prolongación del día para que los ejércitos cristianos pudieran continuar luchando. Los astrónomos árabes habían predicho una importante tormenta eléctrica en la zona y sabían que la duración de la batalla por encima de las horas de sol era la derrota segura. Pelay Peres Correa atribuyó el milagro a la Virgen y propuso la construcción de una residencia para los vencedores que estuviera bajo la advocación de la Virgen de Ten-tu-día. El lugar no fue elegido al azar. Ya había sido ermita visigoda y era junto a Ponferrada, Murcia y Leyre, uno de los vértices de la cruz de los Templarios.
El hermano lego ha traído un jarro de agua fresca para el maestro y se ha atrevido a preguntar por la forma de las cúpulas. Le explica que están sobre trompas y que es una técnica que conocían a la perfección los alarifes mozárabes. Ayudándose de falsos muros ponen sobre ellos los ladrillos cejados y así van consiguiendo darle forma esférica a los techos. Las cúpulas de Tentudía son una maravilla de tecnología arquitectónica ya que partiendo de plantas cuadradas se va pasando, a muy baja altura, a columnas que sin dividir los muros se abren a dos arcadas (se consiguen ocho lados) y éstas a su vez en otras dos hasta que se termina en un cuerpo semiesférico de 16 segmentos. El Altar Mayor que está montando Nicoloso Pisano está bajo una bóveda de crucería que acoge las 516 piezas realizadas durante 90 dias en el taller del maestro en Triana. No debo decir estas interioridades pero ha cobrado 10 maravedies por cada una de ellas y se que ha pedido un anticipo de 5.000 maravedies ¡qué hábil!
Ahora, el maestro ha retirado el pincel de su azulejo y se ha quedado pensativo. Puedo observar la grandeza de esta obra. Las distintas estampas alegóricas enmarcan a la Virgen del Milagro de Tentudía. En un margen o calle se observa la presentación de la Virgen, la coronación o ascensión y otras escenas de la vida de María. En la otra calle figuran escenas de la vida de Cristo. En la última de las cuadrículas con gesto de admiración se recoge al Gran Maestre Pelay mirando a un sol sonriente.

Han pasado QUINCE años.

Noto un gran revuelo entre los monjes. Acaba de llegar el Visitador de la Orden de Santiago desde el Monasterio de Uclés y desde ayer esperaba, en Calera de León, el Inquisidor Mayor con sede en Zufre. Hay rumores de la falta de fe cristiana del maestro Alonso García. Los paseos por el claustro mudéjar del visitador y el inquisidor, a pesar de la nieve caída esta mañana, anuncian la gravedad de los hechos. Se quiere conocer la intención que ha movido a Alonso a representar a Santa Catalina pisando la cabeza del Emperador Máximus siendo como fue una pensadora y acusar indirectamente a sus protectores de no haberla defendido suficientemente, y sobre todo,  qué ha podido llevar al gran maestro a ponerle pechos al Niño Jesús y a desfigurarle la cara. Hay que tener valor para atreverse a expresar, en unos azulejos que quedarán para la eternidad,  una fe protestante, precisamente cuando en las plazas de Sevilla los más exaltados empiezan a quemar muñecos con los nombres de los más destacados herejes.
Las dos personalidades han subido a través de la estrecha escalera de la torre hasta las almenas del monasterio. Allí habrán recordado su pasado militar. El tejado está nevado. El viento helado impide que sus palabras sean oídas a través del tiro de la chimenea por los monjes viejos que han mandado a los novicios a coger algunas gallinas para obsequiar a los invitados. Alguno seguirá recolectando cicuta para los intermediarios reales, que bajo la amenaza de retirarles las prebendas al monasterio, siguen teniendo esa sustancia tan cotizadísima en las Cortes de la Cristiandad.
El maestro no piensa en la denuncia. Sabe que su comportamiento, un  año antes, con aquella doncella, sobrina del Rector del Colegio de San Marcos de León, en la Conventual de los Caballeros de la Orden de Santiago, en Calera de León, le traería cualquier desgracia si no aceptaba la autoría de la paternidad. Recordaba como quedó encandilado con la belleza de aquella muchacha de quince años que recorría el claustro de esa mole granítica con arcos góticos y renacentistas. Cuando fue invitado a que explicara la técnica de los esgrafiados de las bóvedas su corazón voló como el del halcón peregrino que acaba de pasar por entre la ventana dodecagonal. A los pocos días del primer encuentro, su tio,  el Rector la devolvió con su hermano a Ponferrada apartándola de un artista de mala fama, pero ya era demasiado tarde y llevaba en sus entrañas un niño.
Las tumbas de alabastro de D. Fernando Sol y del más pequeño de los Trastámara miran orgullosas a la del Camarero Mayor de la Orden de Santiago con ropajes menos elaborados y la espada más pequeña. La forja de los dos herreros de Zafra protege el Conjunto Monumental de los retablos y la tumba de Pelay.

Han pasado casi QUINIENTOS años

Este grupo tan atento a mi nuevo padre, Quique, debe venir de lugares muy dispares. Los niños no dejan de asombrarse del colorido, después de tantos siglos, de mis hermanos y yo. La verdad es que procuro mantenerme lo más vivo posible en mi color verde agua, y aunque ya he perdido el brillo de mis años mozos, sigo siendo un buen VERDE MALAQUITA.