FICHA TECNICA
DE ATRIUM
Reproducción
del Giraldillo.
Cronología: 1981. Autores: Antonio García Romero, Blanca Guillén Arriaga,
Rosario Martínez Lorente, Isaac Navarrete Álvarez. Los continuos procesos de
reparación a que fue sometida durante el siglo XX la veleta de la torre de la
Catedral, llevaron al Cabildo a barajar su sustitución y finalmente encargar
una réplica de la misma, que si bien en un principio parecía destinada a
sustituir definitivamente al maltrecho original, terminó disponiéndose, una vez
reintegrado el bronce original en su sitio, en un primer momento en el interior
del templo (puerta de la iglesia del Sagrario) y más tarde en su ubicación
actual, en el atrio de la puerta del Príncipe o San Cristóbal. La obra
original, ideada por el canónigo y humanista Francisco Pacheco, está inspirada
en el grabado abierto por Marco Antonio Raimondi de la Atenea Prómachos y en la
lápida inaugural de la Giralda se explica que el “costosísimo remate”
representa al “coloso de la Fe vencedora”, con el propósito de proclamar a los
cuatro vientos y desde cualquier punto desde la que se divisare “la seguridad
que tenían las cosas de la piedad cristiana, vencidos y muertos los enemigos de
la Iglesia de Roma”. Los adversarios del Papado eran los herejes protestantes,
pero también los musulmanes, unos “bárbaros” bajo cuyo dominio permaneció
Sevilla cinco siglos y sobre cuyo monumento más representativo, el alminar de
su mezquita almohade, emergía ahora la Fe Victoriosa. Su apariencia es la de
una mujer robusta y fue concebida para regirse por las leyes de la mecánica. Se
arropa con un peplo clásico, luce casco, calza sandalias de grebas decoradas
con cabezas de leones y lleva en sus manos el lábaro y la palma. El lábaro
asegura su rotación al recoger la más leve brisa de viento y hacer girar la
palma, que indica la dirección. El diseño original se debe a pintor Luis de
Vargas y la fundición a Bartolomé Morel. Ahora bien, entre el diseñador
y el broncista falta un eslabón intermedio: el escultor que realiza el modelo
en barro. Por los rasgos estilísticos de la imagen, este artífice debió de ser
Juan Bautista Vázquez el Viejo. Los tres se habían ganado ya a pulso una sólida
reputación en los círculos culturales de la Sevilla del Quinientos. Las obras
de fundición comenzaron con posterioridad al 25 de noviembre de 1566, en que
Hernán Ruiz se constituye en fiador de Bartolomé Morel y le saca de la cárcel,
donde había ingresado por una deuda impagada. Los trabajos duraron más de año y
medio y, hasta el 13 de agosto de 1568, la estatua no fue instalada en su
emplazamiento definitivo, tras haberla coloreado de azul el pintor Antón
Pérez. Las causas de esta demora obedecen a las graves dificultades
técnicas y económicas que hubo de vencer Morel al enfrentarse con el bronce más
descomunal y emblemático del renacimiento español. El resultado fue muy
satisfactorio, como prueban los 600 ducados de gratificación entregados por el
cabildo al broncista.
Tenebrario. Cronología: 1559-1564. Autores: Hernán Ruiz
(arquitectura), Pedro Delgado y Bartolomé Morel (rejería), Juan Giralte
y Juan Bautista Vázquez el Viejo (entalladura), Juan Marín (policromía). El
Tenebrario o Candelero para el Oficio de Tinieblas de la Semana Santa ha
merecido siempre los más encendidos elogios de la crítica artística que se ha
ocupado del patrimonio de la Catedral. En 1800 Ceán Bermúdez la admira como “la
pieza más bien pensada, ayrosa y bien executada que hay de este género en España”,
y en 1874, el arqueólogo José Amador de los Ríos la juzgaba como “una de las
más estimables joyas del rico mobiliario que posee aquella metropolitana
Iglesia”. Fue diseñada en 1559 por el Maestro Mayor del templo, Hernán Ruiz II,
que simultanea en el dispositivo arquitectónico y repertorio ornamental
determinados elementos procedentes del código serliano y de los grutescos
grabados por Zoan Andrea, con grafismos inherentes a su vocabulario edilicio,
como el frontón alabeado con un medallón en el tímpano, que puede y debe
considerarse como la firma encubierta del artista. Acto seguido, los canónigos
confiaron su fundición en bronce a los rejeros Pedro Delgado y Bartolomé Morel,
que contratan el 14 de septiembre de 1559 la espléndida peana y el vástago de
apoyo, revistiendo ambos soportes por un brillante muestrario de arpías,
cabezas de leones, argollas y cariátides entrelazadas con Hermes. El astil se
corona por una medalla del Papa San Gregorio, constelado por ángeles con
filacterias y monstruos vegetales. Ciertas desavenencias entre el Cabildo y los
artistas, por una parte, y los artífices entre sí, por otra, paralizaron las
obras, que no se reemprenden hasta 1562. Es entonces cuando los escultores
Giralte y Vázquez realizan el frontón superior con la imagen simbólica de la Fe
en el núcleo central y 15 esculturas más de madera que rematan el conjunto y
sirven de base a otros tantos cirios. Representan al Apostolado y a los
evangelistas Marcos y Lucas, flanqueando a la Virgen. La presencia de 15 luces
tiene su fundamento en el mismo número de salmos que se cantan en el oficio
litúrgico de Vespertino, cuyos cultos revestían especial solemnidad en la
Catedral sevillana durante el miércoles y jueves santo. Al finalizar cada uno
de los 14 salmos de maitines y laudes se iba apagando la correspondiente vela.
Esta ceremonia se hacía con una mano de cera, en recuerdo de la mano de Judas
que, vendiendo al Salvador, contribuyó a extinguir su vida. Terminados los
salmos, sólo quedaba un cirio encendido, el del vértice central que
correspondía a la Virgen: única persona convencida de la Resurrección de
Cristo. Entonces se procedía a entonar el Miserere y, coincidiendo con el
último versículo, se sofocaba la luz, quedando así el templo en tinieblas,
mientras los canónigos golpeaban sus asientos corales simulando ruido de
tormenta. Con tales efectos se pretendía reproducir las tinieblas y ruidos
acaecidos en Jerusalén a la muerte de Cristo.
Cofres limosneros. Cronología: 1572. Autores: Juan
Barba. Mientras el rejero Juan Barba trabaja en la realización de la gran
reja de la Capilla de la Antigua, el Cabildo le encarga la adaptación de un
arca de hierro como cepillo y la construcción de otra, con idéntica finalidad.
Para la primera hizo un balaustre, que serviría de soporte, y otros aparejos
con que asegurarla a la pared (figura 1). En la segunda repitió el modelo
anterior, con diferentes proporciones, incorporándole un balaustre, unos canes
y tornapuntas para reforzarla (figura 2). Todas estas labores, efectuadas en el
segundo semestre de 1572, se construyeron en hierro, siendo posteriormente
doradas y policromadas por el pintor Antón Pérez. Nada queda, sin embargo de
estas labores pictóricas, pues aunque ambos cepillos se conservan próximos a
los altares de la Asunción y de Santa Bárbara, junto a las puertas de Palos y
Campanillas, aparecen actualmente pintados de negro.
Reja del Coro. Cronología: 1518-1523. Autores: Sancho
Muñoz y Fray Francisco de Salamanca. De las grandes rejas catedralicias la
primera en construirse fue la correspondiente al coro. En octubre de 1517 se
llamó al maestro conquense Sancho Muñoz para que, trasladándose a Sevilla, se
encargara de ella. Estando ya en la ciudad, el Cabildo le solicitó una traza de
la reja, acordando, asimismo, concederle un salario de 200 ducados anuales,
siempre que la construcción no durase más de un año y medio. Meses después aún
no se había decidido comenzar la obra, pues se convocaba a varios maestros,
entre ellos a Fray Francisco de Salamanca, para que presentasen proyectos.
Resueltas las dudas y aprobadas las trazas de Sancho Muñoz para la
correspondiente al coro, se encomendó a Fray Francisco su construcción. Este la
inició a mediados de 1518, finalizándola en 1523. Con posterioridad se
efectuaron las tareas de asentamiento y dorado. La reja presenta una estructura
arquitectónica de dos cuerpos y cinco calles, más un remate compuesto de friso
y coronamiento. Los elementos estructurales son por igual góticos y
renacentistas, si bien predominan los primeros en el cuerpo inferior. En el
segundo triunfa el renacimiento, por la utilización de balaustres, los primeros
que aparecen en la rejería española, debidos posiblemente a una variación sobre
el original del propio Fray Francisco. En el friso del remate, junto a una
inscripción tomada del capítulo IX de Isaías, aparecen figuras de santos, el
Árbol de Jessé y diversos temas renacientes. Por otra parte es preciso destacar
la carencia, durante el siglo XV y casi todo el XVI, de artesanos locales
dedicados a la construcción de rejas monumentales. Por ello se hizo necesario
recabar la presencia de rejeros castellanos o procedentes de Andalucía
oriental. Así, por ejemplo, se recurre al maestro de Cuenca Sancho Muñoz o al
dominico Fray Francisco de Salamanca. En ocasiones, estos artistas foráneos
sólo vienen a Sevilla a presentar trazas, mientras otras veces se establecen en
la ciudad, abriendo taller y efectuando personalmente las obras. A lo largo del
XVI, y cuando se trataba de artistas foráneos a los que el cabildo contrataba
la ejecución de una reja, además de pagar al maestro encargado de hacerla se
sufragaban los gastos de la casa en la que dicho rejero vivía, y se pagaban los
salarios de los oficiales que le ayudaban e incluso los vestidos de éstos. Por
otra parte se habilitaba en el Colegio de San Miguel, frontero a la Catedral,
una serie de dependencias en las que se pudiesen instalar los talleres de
fundición. En otras ocasiones se alquilaban diversas dependencias del Alcázar,
para ubicar dichos talleres. Una vez construida la reja, se colocaba en su
emplazamiento, operación que era dirigida por el Maestro Mayor de la Catedral y
realizada por el equipo de peones que trabajaban para él.
Reja de la Capilla de la Virgen de la Antigua. Cronología: 1565- 1601. Autores: Hernán
Ruiz II, Juan López, Juan Barba, Asensio de Maeda, Rodrigo de Segovia. La
reja catedralicia más interesante de la segunda mitad del siglo XVI, por las
numerosas incidencias de su construcción, es la principal de la Capilla de la
Antigua. Existe un gran confusionismo sobre ella, debido a las numerosas
referencias documentales que se conservan. Las primeras noticias corresponden a
1533, cuando Fray Francisco de Salamanca solicitó permiso al Cabildo para
regresar a su tierra y éste acordó darle más trabajo, siendo uno de ellos el de
la reja de la Antigua. Dos años más tarde se encargó a varios canónigos que
vieren “el debuxo questa fecho de la rexa” para que iniciaran los trámites de
su construcción. Nada se debió resolver, pues en 1553 se insiste en la idea de
revisar las trazas y modelos de la citada reja. Al siguiente año se solicitó un
nuevo diseño a un tal “Miçer Antonio”, que Gestoso supone sea Antonio
Florentín. Tampoco en esta ocasión debió iniciarse la obra, pues ninguna
noticia documental existe al respecto. Al fin, en junio de 1565, se firmó
contrato con el rejero Juan López, vecino de Granada, para que construyese la
reja conforme al modelo de Hernán Ruiz, el cual es posible que guardara alguna
relación con el dibujo del folio 113 del manuscrito de arquitectura del maestro
cordobés. Lo más interesante del contrato es una de las clausulas finales en
que señalaba que la reja cerraría “todo el arco dende el suelo hasta arriba…
apartada de la pared espasio de un pie… y… a… las espaldas del tabernáculo de
la imagen de nuestra señora donde está pintado el bienaventurado San
Christoval… cubriendo todo lo hueco de todo el arco como si el dicho
tabernáculo no estuviera en el dicho arco”. Con ello se indicaba que la reja se
situaría por delante del muro en que ambas imágenes estaban pintadas, dejando
una distancia prudencial entre ambos. Pasan unos años, se efectúa el traslado
de la pintura de la Virgen de la Antigua a su actual ubicación, y en 1586
encontramos la noticia del asentamiento de los dos cuerpos bajos de la reja. El
aspecto de lo construido no debió agradar al Cabildo, que decidió pedir a su
maestro mayor Asensio de Maeda una rectificación del diseño. Así se hizo, y en
junio de 1591 se ordenó a Juan Barba deshacer algunos elementos y construirlos
nuevamente, según las trazas actualizadas. La operación fue rápida y dos años
más tarde se labraba el jaspe que había de servir de pedestal al primer cuerpo,
el cual fue trasladado desde el taller a la iglesia en mayo del mismo año. Pero
la obra fue nuevamente paralizada cuando se labraban los balaustres del tercer
cuerpo. Al parecer falleció Juan Barba y se hizo preciso buscar un nuevo
maestro rejero, lo cual parece que aún no se había resuelto en 1598, cuando el
Cabildo acordaba, una vez más, que se continuase la reja. El artista encargado
de completarla Rodrigo de Segovia, quien fallecería en 1601, cuando se
iniciaban las tareas de dorado y pintura por Juan de Salcedo. Así pues, la
construcción de la reja principal de la Capilla de la Antigua duró más de
setenta años. De ella hubo, al menos, cuatro proyectos correspondientes a Fray
Francisco de Salamanca, Miçer Antonio, Hernán Ruiz II y Asensio de Maeda,
siendo la obra final el resultado de las reformas introducidas por el último en
las trazas de su antecesor. En la construcción intervinieron Juan López, Juan
Barba, Francisco López y Rodrigo de Segovia, además de los oficiales,
ayudantes, peones y demás personas de sus respectivos talleres. En la misma
capilla hay una reja de menores proporciones, correspondiente a la comunicación
de este espacio con el crucero. Es una obra concertada en 1605 por Hernando de
Pineda y diseñada por Miguel de Zumárraga, en aquel tiempo aparejador y maestro
mayor interino de la Catedral.
Rejas de la Capilla de las Doncellas. Cronología: 1579. Autores: Atribuida a
Pedro Delgado. De Hace cinco años se intervino en la reja principal que
cierra la capilla de las Doncellas, que está atribuida a Pedro Delgado y fue
realizada a doble faz en 1579. Se asienta sobre un pequeño zócalo de mármol
blanco y sobre él se levanta un banco de balaustres, está compuesta por dos
cuerpos, tres calles y crestería. En la calle central se sitúa la puerta de
doble hoja que presenta cerrojo y bocallave. La crestería cubre todo el vano
del arco apuntado. El centro lo ocupa la imagen de la Virgen de la Caridad, a
cuyos pies hay una cartela que reza "María," en un tondo central
acogiendo bajo su manto a las doncellas. En los laterales dos cariátides
sostienen un frontón curvo y roto con un candelabro en el centro, rematado por
una cruz. En los extremos aparecen dos figuras de santos inscritas en cartelas.
El resto de la decoración la componen roleos vegetales, figuras humanas que
brotan de tallos, ángeles y motivos florales. La intervención se centró en la
fase de limpieza química, que consiste en la eliminación de la capa de aceite
de linaza sobrecalentado y de resina alquídica que la cubre. Así mismo se
realizó el sentado de policromía en aquellas zonas donde se encuentra poco
adherida. Paralelamente a la intervención se recogen todos los datos necesarios
para profundizar en el conocimiento de sus características técnicas y
materiales. Desde el año 2008 el IPCE (Instituto del Patrimonio Cultural de
España) está realizando un proyecto de investigación sobre rejas renacentistas
españolas de los siglos XV y XVI en el que colaboran el Servicio de
Conservación y Restauración de Obras de Arte, Patrimonio Arqueológico y
Etnográfico, y el Área de Investigación y Formación. El objetivo que persigue
es el estudio de algunas de las rejas más emblemáticas del arte español desde
una perspectiva técnica, dado que tradicionalmente los estudios realizados
hasta la fecha se han centrado únicamente en aspectos histórico-artísticos. De
esta forma, se contempla la realización de análisis de identificación de
materiales y de productos de alteración de los soportes, además de estudios
radiográficos y endoscópicos. Teniendo en cuenta el gran formato de la mayoría
de estas piezas, así como la complejidad de su sistema constructivo, muy poco
investigado hasta el momento, este proyecto, dado su enfoque científico,
aportará resultados novedosos y necesarios para la historia de la técnica de la
rejería en España. La intervención también abarcó la restauración de las dos
piezas reproducidas, que conforman, por un lado, el acceso de la capilla al
brazo del crucero, y por otro, el pasamano que cierra la tribuna que sirve de
asiento al retablo.
Reja de la Capilla del Mariscal. Cronología: 1555. Autores: Martín
de Gaínza y Pedro Delgado. La reja de la Capilla del Mariscal Diego
Caballero fue contratada por Delgado en 1555. Las trazas de la misma se
debieron al maestro Mayor de la Catedral Martin de Gaínza. El elemento más
destacado de la misma es la representación del Santo Entierro que figura
en el remate, inspirado en la realizada por Fray Francisco de Salamanca en la
reja principal del altar mayor. En esta obra, Pedro Delgado se ajustó con toda precisión
a las normas que estipulaba el contrato, en el que incluso se indicaban los
motivos ornamentales. Para la misma capilla construyo un pasamano de hierro
Cosme de Sorribas, otro de los grandes rejeros activos en la catedral durante
el siglo XVI. Esta baranda que, se inició en 1561, se colocó en la tribuna que
sirve de asiento al retablo de la Purificación. El diseño de dicho pasamanos
fue de Hernán Ruiz, quien trabajó con Sorribas en otras ocasiones. Pero
desgraciadamente esta obra se sustituyó unos años más tarde, concretamente en
el 1571, por otra realizada por Bartolomé Morel, que es la hoy existente. Es
bastante curiosa esta sustitución, no sólo por la rapidez con que se produjo,
sino porque Morel aparecía como fiador de Sorribas en el contrato que este
suscribió en 1561. Otra actuación conjunta de Hernán Ruiz y Cosme de Sorribas
fue en la reja de la Capilla de la Virgen de la Estrella. Entre ambos
elaboraron el diseño de la misma siendo su constructor Pedro Delgado. La reja,
fechada 1568, presenta abundantes labores en chapa de hierro, siendo la más
destacada las figuras de la Templanza y la Prudencia, sobre el medio punto de
la puerta, y los dos ángeles arrodillados del coronamiento. Es interesante
resaltar que esta reja sirvió de modelo a la de la paredaña capilla de san
Gregorio, realizada en 1650 por Marcos de la Cruz. Sus elementos estructurales
son un trasunto de la anterior, e incluso las figuras de los ángeles sobre la
puerta y en el coronamiento intentan imitar las de la capilla de la estrella.
Sin embargo es notorio que la obra de Marcos de la Cruz es algo más torpe
Reja de la Capilla Real. Cronología: 1770. Autores: Sebastián
Van der Borcht y Jerónimo Roldán Serrallonga. En 1756, con ocasión de
restaurar el ingeniero militar Sebastián Van der Borcht la cúpula de la Capilla
Real, el Cabildo de Capellanes Reales le encargó el diseño de la reja, que
cerraría este emblemático recinto “plateresco”. El diseño fue aprobado el 26 de
diciembre de 1759, aunque el soberbio cancel tardó más de diez años en
instalarse, siendo financiado por Carlos III, que quiso conmemorar, en el copete
de la verja, la reconquista de la ciudad a los musulmanes por la monarquía
española. Para recordación de esta efeméride se solicitó a Jerónimo Roldán la
monumental escultura de San Fernando a Caballo, hollando con sus patas un
sarraceno, como si se tratara de la reencarnación del apóstol Santiago
Matamoros. A su lado Axataf le entrega las llaves de Sevilla, mientras un
musulmán maniatado contempla la escena. Según Matute, la calidad de la obra “es
superior a su fama”, cobrando el escultor 43.000 reales de la factura total de
la reja, que ascendió a 11.000 pesos. El grupo escultórico está inspirado en la
portada del libre de Fernando Saavedra Rivadeneira: Memorial de inserciones
genealógicas tocantes a la casa y más antiguo solar de Saavedra (Granada,
Francisco de Ochoa, 1674), cuyo frontispicio procede de la estampa de “Santiago
Matamoros”, abierta en 1610 por Diego de Astor.
Reja de la Capilla de la Concepción Grande. Cronología: 1654-1666. Autores: Atribuida
a Juan de Valdés Leal. La reja de mayor envergadura construida para la
Catedral en el siglo XVII es la perteneciente la Capilla de la Concepción
Grande. Contaba ésta con una sencilla verja, cuando en 1654 fue cedida por el
Cabildo al caballero veinticuatro don Gonzalo Núñez de Sepúlveda. Este inició
la renovación del recinto con la construcción de un nuevo retablo y la
colocación de una lauda sepulcral de jaspes polícromos. Entre las tareas
renovadoras hay que incluir la construcción de una nueva y monumental reja, en
la que destaca su coronamiento, en donde figuran los escudos de los patronos,
además de una Inmaculada y un Calvario. La antigua reja de la capilla se colocó
en 1666 como acceso a la Sacristía Mayor. El maestro herrero Pedro Muñoz se
encargó de ajustarla, incorporándole ciertos elementos nuevos. Una vez
instalada se procedió a su policromía, tal y como recoge el siguiente pago:
“47.600 maravedís que por librança de 11 de junio pago a Juan de Valdés maestro
pintor por lo dorado y pintado de la reja que por auto del cabildo se mandó
poner en la antesacristía mayor desta santa iglesia”. Parece indudable que el
mencionado pintor es el famoso Juan de Valdés Leal. Esta circunstancia hace
pensar que el pintor se encargó de esta obra tras policromar la nueva reja de
la Capilla de la Concepción Grande, que incluso pudo haber diseñado, cosa que
no sería extraña, habida cuenta de que trazó la lauda sepulcral de jaspes, situada
en el interior de la capilla, y que intervino en la policromía del retablo de
dicho recinto. Precisamente la reja de esta Capilla de la Concepción sirvió de
modelo a la que se construyó en el siglo XVIII para la capilla de San Pedro,
obra de Fray José Cordero, que sólo varió con respecto al original los temas
figurativos del coronamiento.
PÁGINA OFICIAL DEL CABILDO
Las rejas de la catedral de Sevilla son conjunto extraordinario
para observar la evolución estilística del arte de la rejería en Andalucía.
Estos cierres protegen los recintos, constituyen unas pantallas caladas por las
que penetra la luz y producen una atmósfera de misterio que modifican, realzan
y transforman los espacios de culto y de oración. Sufragadas por el Cabildo y
por los particulares que tenían capellanías dotadas, su estrecha relación con
la arquitectura determinó una participación directa del Maestro Mayor, quien
aportó diseños y dibujos para su realización en numerosas ocasiones.La carencia
de yacimientos cercanos obligó a importar el hierro, que comercializaron los
mercaderes vizcaínos y guipuzcoanos. Los maestros que hicieron las rejas de la
catedral tenían sus talleres y casas en alquiler en dependencias próximas al
Corral de San Miguel, frente a las Gradas del templo, o en el Postigo del
Carbón, cerca del Río y de las Atarazanas. El gran tamaño de las rejas del Altar
Mayor y Coro motivó su construcción en unas dependencias del
Alcázar. Sancho Muñoz y Fray Francisco de Salamanca introdujeron en la diócesis
las innovaciones técnicas de la rejería del siglo XVI. Con sus colaboradores
realizaron la reja del coro (1518-1523), que tuvo graves daños en 1888,
y las dos laterales del altar mayor (1518-1523). La reja principal, diseñada
por Bartolomé de Jaén, es obra de Fray Francisco de Salamanca y Juan de Ávila,
autores también de los púlpitos (1524-1533).La mayoría de los altares
del siglo XVI conservan las rejas y las barandillas contemporáneas. La del
altar de la Piedad está tribuida a estos maestros y las restantes siguen
diseños de los arquitectos Hernán Ruiz II, Martín de Gainza y Miguel de
Zumárraga. El salmantino Pedro Delgado, documentado desde 1535 a
1571, realizó bajo la dirección del primero las rejas de las capillas del
Mariscal, del chantre Luis de Medina, de Scalas y la de la Estrella (1568) que
sirvió de modelo en el siglo XVII para las otras tres capillas de los
alabastros. La lenta ejecución de la reja de la capilla de la Antigua
obligó a sucesivas intervenciones de los maestros Juan López, Juan Barba y
Rodrigo de Segovia (1565 – 1601). La reja del siglo XVII destaca la monumental
reja de capilla de la Concepción que realizada por Pedro Muñoz y
policromada por Juan de Valdés en 1654, inspiró en 1778 la que hizo Fray José
Cordero para la capilla de San Pedro. Carlos III donó la reja de Capilla
Real que diseñó Sebastián van der Brocht y corona un grupo del escultor
Jerónimo Roldán (1773). Las capillas de San Laureano, del Pilar, San Leandro y
San Isidoro tienen rejas del siglo XVIII. Del siglo XX destacan las rejas
neogóticas de las capillas de San Andrés y Evangelistas.