martes, 25 de octubre de 2022

ARTES DECORATIVAS EN LA CATEDRAL: REJERÍA, PULPITOS Y COFRES

 

Capilla de la concepción grande 

Reja Capilla real 

Capilla de las doncellas 

Capilla de las doncellas 

Capilla de las doncellas 


Reja capilla de las casaderas 


Reja capilla de las casaderas 

Cajas limosneras

Cajas limosneras 

Reja de la Capilla de la Virgen de la Antigua 

Rejas del altar mayor


Reja de coro

Reja de coro

Reja de coro

Reja de coro

Reja de coro

Tenebrario

Giraldillo

Giraldillo


Martes 25-10-22 (VISITA) ARTES DECORATIVAS DE LA CATEDRAL DE SEVILLA : REJERIA , PÚLPITOS  Y COFRES / ATRIUM / Guía Rocío / artes decorativas del metal,  en el tema de la escultura en metal,  la primera pieza importante es El Giraldillo,  la palabra viene de girar,  por los vientos,  también se le conoce por la Santa Juana o La Fe Triunfante o la Rosa de los Vientos,  según el profesor Falcó,  escultura en bronce,  la más importante del Renacimiento,  el Cinquecento, los orígenes en 1557,  Hernán Ruiz de la familia de maestros mayores de la Catedral, (arquitectos),  presentó un proyecto de campanario,  en esa época llegaban bastantes metales y  el Cabildo decide acabar la Capilla Real y el Campanario del alminar; Hernán Ruiz quería ocupar el puesto de Martín Gaínza,  anterior Maestro Mayor,  la figura recoge la doctrina de Trento, la idea es de la Antigüedad,  Torre de los Vientos,  de Andrónico de Cirro, citada por Vitruvio,  hizo muchas referencias;  participó el pintor Luís de Vargas,  lo apoyo y se fijó en el Faro de Alejandría rematado por Ptolomeo;  el pintor Luis de Vargas hizo la obra de “La gamba” ,  ese comentario elogioso que una pierna de su Adán (Genealogía temporal de Jesucristo) valía más que el colosal San Cristóbal que estaba pintando Mateo Alesio);  otro artista que intervino fue el maestro fundidor Bartolomé Morel , también autor del Tenebrario y fue asiduo colaborador de Hernán Ruiz y maestro fundidor de la familia de los Morel, Juan Morel , su padre,  hizo la escultura de Mercurio del Alcázar; Hernán Ruiz, Bartolomé Morel y Juan Plasencia hicieron un trío de maestros fundidores de campanas, tenían un taller en la collación de San Vicente,  en cuanto al Giraldillo, el Cabildo presionó para que fuera el fundidor Bartolomé Morel,  pago la fianza para retirarlo de la cárcel;  el molde intermedio de arcilla es de Juan Bautista Vázquez El Viejo,  el taller tuvo que adaptarlo,  la veleta obligaba hacerlo de una sola pieza, tardó dos años en terminarla, para qué la obra estuviera terminada,  primero se hacía en escayola,  después en cera y después en barro,  quedaba el fundido bajo tierra,  utilizo solo un 1% de plomo y bastante más estaño del habitual,  porque tenían que remover de forma constante para que no perdiera consistencia,  tuvo muchas dificultades, el taller  salió ardiendo, Morel pidió una indemnización al Cabildo,  el traslado se hizo sobre una cama rodada,  empujada por 18 moriscos,  tardaron 15 días en el traslado y se subió en 1568,  originalmente estaba pintada en azul y la peana, dorada ; su orientación era con el viento,  si se quería saber si había lluvia , tenía la orientación suroeste,  en ese tiempo la gente se fijaba en la veleta, tuvo inconvenientes por desgaste,  se le introdujeron unas vigas para estabilidad como engranaje,  también tuvo problemas por huracanes y por el terremoto de Lisboa de 1755,  no se retoca hasta 1770,  se le colocó una decoración rococó,  en 1880 se incorpora un pararrayos en los años 80 del siglo XX, se realiza un estudio integral,  estaba lleno de orificios,  le tiraban disparos con cartuchos de perdigones,  en 1995 se baja a la terraza de las azucenas y se empezó una réplica,  en 1998,  se hizo por José Antonio Márquez la original se estudió en el IAPH (Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico) se estudió la aleación , se estudiaron las grietas y se utilizaron técnicas muy modernas;  el entramado se hizo de una sola vez, el  original del sistema de giro está en las Escuela de Ingenieros; representa a la virtud de la fortaleza por las armaduras elegantes del imperio,  tiene evocaciones a Palas Atenea, en las sandalias,  tenía un penacho de plumas,  tenía como símbolos en el escudo:  La Palma y el Cáliz,   el Tenebrario para el oficio de tinieblas de Bartolomé Morel con los otros artistas habituales, el diseño es de Hernán Ruiz y las imágenes de Juan Bautista Vázquez El Viejo , son 15 personajes para colocar el cirio, la parte central, la  Virgen , es la última vela que se apagaba, se utilizaba en los  oficios del Jueves y Viernes Santo; corresponde con los  15 salmos,  entre maitines y laudes,  siguiendo los postulados de Trento , dichos postulados eran vigilados por Francisco de Pacheco fue el que hizo este proyecto teológico,  se representan los apóstoles y para llegar a los 15 se incorporan los evangelistas San Marcos y San Lucas además de la Virgen , se apagaba el cirío con una mano de cera,  símbolo de Judas, ayudaba a la extinción de la vida de Jesús,  cuando se apagaba la última vela, el templo quedaba a oscuras,  los canónigos daban golpes para imitar la tormenta por la muerte de Jesús,  se celebró hasta 1962,  que por el Concilio Vaticano II se pensó en tener menos boato,  el tondo recoge la imagen de San Gregorio;  Rejería introducida a partir del siglo XVI,  de tipo gótico,  muy inicial o renacentista  temprano,  evitó gastos de alguaciles,  las primeras rejas son de carácter civil,  por abrirse las viviendas al exterior, después de un  largo periodo de modelo morisco cerrado,  los primeros maestros herreros fueron los  vizcaínos, tenían capilla propia en la iglesia de San Francisco retablo del Sagrario de la capilla real oratorio de la capilla de los vizcaínos autor Francisco de Salamanca un gran artesano, el monje artesano, encargo de la rejas del Coro y Altar Mayor trajo consigo a su sobrino Pedro Delgado que se estableció en Sevilla y se casa con una Villalobos,  germen de la industria de la rejería en Sevilla,  los talleres estaban fronterizos al Colegio de San Miguel, eran dependencias del Cabildo,  se hacía cargo de alquilar locales,  pago a los peones,  también de vestirlos;  rejas de forja sustituyen a las de madera la primera reja fue la del Coro sustitución de las rejas por José Gestoso por la caída del cimborrio; los  particulares encargaban las rejas de sus capillas pero bajo la dirección de los Maestros Mayores,  ya que querían evitar confrontaciones;  las partes de las rejas son la parte baja:  el plinto la siguiente hacia arriba,  el cuerpo,  después la cornisa o friso y por último,  el ático o coronamiento suelen estar la parte alta con un balaustre,  en el caso de la reja del coro del diseño del monje artesano, es de mucha complejidad en algunos casos mezcla los elementos goticistas : apóstoles y árbol de Jesse,  con el salmo 11 de Isaias, el repertorio teológico era supervisado por Francisco Pacheco;  las rejas también tienen calles los motivos,  según el estilo de la época podía ser gótico o renacentista, Reja Del Retablo Mayor friso con ángeles portadores los profetas,  el coronamiento;  las Rejas de la Capilla de la Virgen de la Antigua el primer maestro rejero de esta obra fue Juan López y seguiría el maestro rejero Juan Barba ; Cofre limosnero se ponían en las puertas,  realizados en 1579,  renacentistas con el astil muy elaborado,  iban policromados de pinturas exquisitas;  reja de la Capilla de las Casaderas ( o de las Doncellas ) Hermandad de las Doncellas, fundada por Micer García Gibraleón capilla de las doncellas,  de 1521,  reja a doble cara hermandad daba las dotes;  reja de capilla Real de la reja, diseñada por Sebastián van der Brocht, culminada por San Fernando, de Jerónimo Roldan taller en San Bernardo,  se inició en 1735, con un presupuesto de 500.000 reales financiados directamente por Carlos III, se  encarga  en 1778 y en 1798 solo se había terminado un primer cuerpo,  el Cabildo paralizó las obras por los ruidos de los martillazos;  la reja de la capilla de la Concepción tiene una reja que su estofado (su pintura) es de Juan Valdés Leal

 

FICHA TECNICA DE ATRIUM

 

Reproducción del Giraldillo. Cronología: 1981. Autores: Antonio García Romero, Blanca Guillén Arriaga, Rosario Martínez Lorente, Isaac Navarrete Álvarez. Los continuos procesos de reparación a que fue sometida durante el siglo XX la veleta de la torre de la Catedral, llevaron al Cabildo a barajar su sustitución y finalmente encargar una réplica de la misma, que si bien en un principio parecía destinada a sustituir definitivamente al maltrecho original, terminó disponiéndose, una vez reintegrado el bronce original en su sitio, en un primer momento en el interior del templo (puerta de la iglesia del Sagrario) y más tarde en su ubicación actual, en el atrio de la puerta del Príncipe o San Cristóbal. La obra original, ideada por el canónigo y humanista Francisco Pacheco, está inspirada en el grabado abierto por Marco Antonio Raimondi de la Atenea Prómachos y en la lápida inaugural de la Giralda se explica que el “costosísimo remate” representa al “coloso de la Fe vencedora”, con el propósito de proclamar a los cuatro vientos y desde cualquier punto desde la que se divisare “la seguridad que tenían las cosas de la piedad cristiana, vencidos y muertos los enemigos de la Iglesia de Roma”. Los adversarios del Papado eran los herejes protestantes, pero también los musulmanes, unos “bárbaros” bajo cuyo dominio permaneció Sevilla cinco siglos y sobre cuyo monumento más representativo, el alminar de su mezquita almohade, emergía ahora la Fe Victoriosa. Su apariencia es la de una mujer robusta y fue concebida para regirse por las leyes de la mecánica. Se arropa con un peplo clásico, luce casco, calza sandalias de grebas decoradas con cabezas de leones y lleva en sus manos el lábaro y la palma. El lábaro asegura su rotación al recoger la más leve brisa de viento y hacer girar la palma, que indica la dirección. El diseño original se debe a pintor Luis de Vargas y la fundición a Bartolomé Morel. Ahora bien, entre el diseñador y el broncista falta un eslabón intermedio: el escultor que realiza el modelo en barro. Por los rasgos estilísticos de la imagen, este artífice debió de ser Juan Bautista Vázquez el Viejo. Los tres se habían ganado ya a pulso una sólida reputación en los círculos culturales de la Sevilla del Quinientos. Las obras de fundición comenzaron con posterioridad al 25 de noviembre de 1566, en que Hernán Ruiz se constituye en fiador de Bartolomé Morel y le saca de la cárcel, donde había ingresado por una deuda impagada. Los trabajos duraron más de año y medio y, hasta el 13 de agosto de 1568, la estatua no fue instalada en su emplazamiento definitivo, tras haberla coloreado de azul el pintor Antón Pérez. Las causas de esta demora obedecen a las graves dificultades técnicas y económicas que hubo de vencer Morel al enfrentarse con el bronce más descomunal y emblemático del renacimiento español. El resultado fue muy satisfactorio, como prueban los 600 ducados de gratificación entregados por el cabildo al broncista.

 

Tenebrario. Cronología: 1559-1564. Autores: Hernán Ruiz (arquitectura), Pedro Delgado y Bartolomé Morel (rejería), Juan Giralte y Juan Bautista Vázquez el Viejo (entalladura), Juan Marín (policromía). El Tenebrario o Candelero para el Oficio de Tinieblas de la Semana Santa ha merecido siempre los más encendidos elogios de la crítica artística que se ha ocupado del patrimonio de la Catedral. En 1800 Ceán Bermúdez la admira como “la pieza más bien pensada, ayrosa y bien executada que hay de este género en España”, y en 1874, el arqueólogo José Amador de los Ríos la juzgaba como “una de las más estimables joyas del rico mobiliario que posee aquella metropolitana Iglesia”. Fue diseñada en 1559 por el Maestro Mayor del templo, Hernán Ruiz II, que simultanea en el dispositivo arquitectónico y repertorio ornamental determinados elementos procedentes del código serliano y de los grutescos grabados por Zoan Andrea, con grafismos inherentes a su vocabulario edilicio, como el frontón alabeado con un medallón en el tímpano, que puede y debe considerarse como la firma encubierta del artista. Acto seguido, los canónigos confiaron su fundición en bronce a los rejeros Pedro Delgado y Bartolomé Morel, que contratan el 14 de septiembre de 1559 la espléndida peana y el vástago de apoyo, revistiendo ambos soportes por un brillante muestrario de arpías, cabezas de leones, argollas y cariátides entrelazadas con Hermes. El astil se corona por una medalla del Papa San Gregorio, constelado por ángeles con filacterias y monstruos vegetales. Ciertas desavenencias entre el Cabildo y los artistas, por una parte, y los artífices entre sí, por otra, paralizaron las obras, que no se reemprenden hasta 1562. Es entonces cuando los escultores Giralte y Vázquez realizan el frontón superior con la imagen simbólica de la Fe en el núcleo central y 15 esculturas más de madera que rematan el conjunto y sirven de base a otros tantos cirios. Representan al Apostolado y a los evangelistas Marcos y Lucas, flanqueando a la Virgen. La presencia de 15 luces tiene su fundamento en el mismo número de salmos que se cantan en el oficio litúrgico de Vespertino, cuyos cultos revestían especial solemnidad en la Catedral sevillana durante el miércoles y jueves santo. Al finalizar cada uno de los 14 salmos de maitines y laudes se iba apagando la correspondiente vela. Esta ceremonia se hacía con una mano de cera, en recuerdo de la mano de Judas que, vendiendo al Salvador, contribuyó a extinguir su vida. Terminados los salmos, sólo quedaba un cirio encendido, el del vértice central que correspondía a la Virgen: única persona convencida de la Resurrección de Cristo. Entonces se procedía a entonar el Miserere y, coincidiendo con el último versículo, se sofocaba la luz, quedando así el templo en tinieblas, mientras los canónigos golpeaban sus asientos corales simulando ruido de tormenta. Con tales efectos se pretendía reproducir las tinieblas y ruidos acaecidos en Jerusalén a la muerte de Cristo.

 

Cofres limosneros. Cronología: 1572. Autores: Juan Barba. Mientras el rejero Juan Barba trabaja en la realización de la gran reja de la Capilla de la Antigua, el Cabildo le encarga la adaptación de un arca de hierro como cepillo y la construcción de otra, con idéntica finalidad. Para la primera hizo un balaustre, que serviría de soporte, y otros aparejos con que asegurarla a la pared (figura 1). En la segunda repitió el modelo anterior, con diferentes proporciones, incorporándole un balaustre, unos canes y tornapuntas para reforzarla (figura 2). Todas estas labores, efectuadas en el segundo semestre de 1572, se construyeron en hierro, siendo posteriormente doradas y policromadas por el pintor Antón Pérez. Nada queda, sin embargo de estas labores pictóricas, pues aunque ambos cepillos se conservan próximos a los altares de la Asunción y de Santa Bárbara, junto a las puertas de Palos y Campanillas, aparecen actualmente pintados de negro.

 

Reja del Coro. Cronología: 1518-1523. Autores: Sancho Muñoz y Fray Francisco de Salamanca. De las grandes rejas catedralicias la primera en construirse fue la correspondiente al coro. En octubre de 1517 se llamó al maestro conquense Sancho Muñoz para que, trasladándose a Sevilla, se encargara de ella. Estando ya en la ciudad, el Cabildo le solicitó una traza de la reja, acordando, asimismo, concederle un salario de 200 ducados anuales, siempre que la construcción no durase más de un año y medio. Meses después aún no se había decidido comenzar la obra, pues se convocaba a varios maestros, entre ellos a Fray Francisco de Salamanca, para que presentasen proyectos. Resueltas las dudas y aprobadas las trazas de Sancho Muñoz para la correspondiente al coro, se encomendó a Fray Francisco su construcción. Este la inició a mediados de 1518, finalizándola en 1523. Con posterioridad se efectuaron las tareas de asentamiento y dorado. La reja presenta una estructura arquitectónica de dos cuerpos y cinco calles, más un remate compuesto de friso y coronamiento. Los elementos estructurales son por igual góticos y renacentistas, si bien predominan los primeros en el cuerpo inferior. En el segundo triunfa el renacimiento, por la utilización de balaustres, los primeros que aparecen en la rejería española, debidos posiblemente a una variación sobre el original del propio Fray Francisco. En el friso del remate, junto a una inscripción tomada del capítulo IX de Isaías, aparecen figuras de santos, el Árbol de Jessé y diversos temas renacientes. Por otra parte es preciso destacar la carencia, durante el siglo XV y casi todo el XVI, de artesanos locales dedicados a la construcción de rejas monumentales. Por ello se hizo necesario recabar la presencia de rejeros castellanos o procedentes de Andalucía oriental. Así, por ejemplo, se recurre al maestro de Cuenca Sancho Muñoz o al dominico Fray Francisco de Salamanca. En ocasiones, estos artistas foráneos sólo vienen a Sevilla a presentar trazas, mientras otras veces se establecen en la ciudad, abriendo taller y efectuando personalmente las obras. A lo largo del XVI, y cuando se trataba de artistas foráneos a los que el cabildo contrataba la ejecución de una reja, además de pagar al maestro encargado de hacerla se sufragaban los gastos de la casa en la que dicho rejero vivía, y se pagaban los salarios de los oficiales que le ayudaban e incluso los vestidos de éstos. Por otra parte se habilitaba en el Colegio de San Miguel, frontero a la Catedral, una serie de dependencias en las que se pudiesen instalar los talleres de fundición. En otras ocasiones se alquilaban diversas dependencias del Alcázar, para ubicar dichos talleres. Una vez construida la reja, se colocaba en su emplazamiento, operación que era dirigida por el Maestro Mayor de la Catedral y realizada por el equipo de peones que trabajaban para él.

 

Reja de la Capilla de la Virgen de la Antigua. Cronología: 1565- 1601. Autores: Hernán Ruiz II, Juan López, Juan Barba, Asensio de Maeda, Rodrigo de Segovia. La reja catedralicia más interesante de la segunda mitad del siglo XVI, por las numerosas incidencias de su construcción, es la principal de la Capilla de la Antigua. Existe un gran confusionismo sobre ella, debido a las numerosas referencias documentales que se conservan. Las primeras noticias corresponden a 1533, cuando Fray Francisco de Salamanca solicitó permiso al Cabildo para regresar a su tierra y éste acordó darle más trabajo, siendo uno de ellos el de la reja de la Antigua. Dos años más tarde se encargó a varios canónigos que vieren “el debuxo questa fecho de la rexa” para que iniciaran los trámites de su construcción. Nada se debió resolver, pues en 1553 se insiste en la idea de revisar las trazas y modelos de la citada reja. Al siguiente año se solicitó un nuevo diseño a un tal “Miçer Antonio”, que Gestoso supone sea Antonio Florentín. Tampoco en esta ocasión debió iniciarse la obra, pues ninguna noticia documental existe al respecto. Al fin, en junio de 1565, se firmó contrato con el rejero Juan López, vecino de Granada, para que construyese la reja conforme al modelo de Hernán Ruiz, el cual es posible que guardara alguna relación con el dibujo del folio 113 del manuscrito de arquitectura del maestro cordobés. Lo más interesante del contrato es una de las clausulas finales en que señalaba que la reja cerraría “todo el arco dende el suelo hasta arriba… apartada de la pared espasio de un pie… y… a… las espaldas del tabernáculo de la imagen de nuestra señora donde está pintado el bienaventurado San Christoval… cubriendo todo lo hueco de todo el arco como si el dicho tabernáculo no estuviera en el dicho arco”. Con ello se indicaba que la reja se situaría por delante del muro en que ambas imágenes estaban pintadas, dejando una distancia prudencial entre ambos. Pasan unos años, se efectúa el traslado de la pintura de la Virgen de la Antigua a su actual ubicación, y en 1586 encontramos la noticia del asentamiento de los dos cuerpos bajos de la reja. El aspecto de lo construido no debió agradar al Cabildo, que decidió pedir a su maestro mayor Asensio de Maeda una rectificación del diseño. Así se hizo, y en junio de 1591 se ordenó a Juan Barba deshacer algunos elementos y construirlos nuevamente, según las trazas actualizadas. La operación fue rápida y dos años más tarde se labraba el jaspe que había de servir de pedestal al primer cuerpo, el cual fue trasladado desde el taller a la iglesia en mayo del mismo año. Pero la obra fue nuevamente paralizada cuando se labraban los balaustres del tercer cuerpo. Al parecer falleció Juan Barba y se hizo preciso buscar un nuevo maestro rejero, lo cual parece que aún no se había resuelto en 1598, cuando el Cabildo acordaba, una vez más, que se continuase la reja. El artista encargado de completarla Rodrigo de Segovia, quien fallecería en 1601, cuando se iniciaban las tareas de dorado y pintura por Juan de Salcedo. Así pues, la construcción de la reja principal de la Capilla de la Antigua duró más de setenta años. De ella hubo, al menos, cuatro proyectos correspondientes a Fray Francisco de Salamanca, Miçer Antonio, Hernán Ruiz II y Asensio de Maeda, siendo la obra final el resultado de las reformas introducidas por el último en las trazas de su antecesor. En la construcción intervinieron Juan López, Juan Barba, Francisco López y Rodrigo de Segovia, además de los oficiales, ayudantes, peones y demás personas de sus respectivos talleres. En la misma capilla hay una reja de menores proporciones, correspondiente a la comunicación de este espacio con el crucero. Es una obra concertada en 1605 por Hernando de Pineda y diseñada por Miguel de Zumárraga, en aquel tiempo aparejador y maestro mayor interino de la Catedral.

 

Rejas de la Capilla de las Doncellas. Cronología: 1579. Autores: Atribuida a Pedro Delgado. De Hace cinco años se intervino en la reja principal que cierra la capilla de las Doncellas, que está atribuida a Pedro Delgado y fue realizada a doble faz en 1579. Se asienta sobre un pequeño zócalo de mármol blanco y sobre él se levanta un banco de balaustres, está compuesta por dos cuerpos, tres calles y crestería. En la calle central se sitúa la puerta de doble hoja que presenta cerrojo y bocallave. La crestería cubre todo el vano del arco apuntado. El centro lo ocupa la imagen de la Virgen de la Caridad, a cuyos pies hay una cartela que reza "María," en un tondo central acogiendo bajo su manto a las doncellas. En los laterales dos cariátides sostienen un frontón curvo y roto con un candelabro en el centro, rematado por una cruz. En los extremos aparecen dos figuras de santos inscritas en cartelas. El resto de la decoración la componen roleos vegetales, figuras humanas que brotan de tallos, ángeles y motivos florales. La intervención se centró en la fase de limpieza química, que consiste en la eliminación de la capa de aceite de linaza sobrecalentado y de resina alquídica que la cubre. Así mismo se realizó el sentado de policromía en aquellas zonas donde se encuentra poco adherida. Paralelamente a la intervención se recogen todos los datos necesarios para profundizar en el conocimiento de sus características técnicas y materiales. Desde el año 2008 el IPCE (Instituto del Patrimonio Cultural de España) está realizando un proyecto de investigación sobre rejas renacentistas españolas de los siglos XV y XVI en el que colaboran el Servicio de Conservación y Restauración de Obras de Arte, Patrimonio Arqueológico y Etnográfico, y el Área de Investigación y Formación. El objetivo que persigue es el estudio de algunas de las rejas más emblemáticas del arte español desde una perspectiva técnica, dado que tradicionalmente los estudios realizados hasta la fecha se han centrado únicamente en aspectos histórico-artísticos. De esta forma, se contempla la realización de análisis de identificación de materiales y de productos de alteración de los soportes, además de estudios radiográficos y endoscópicos. Teniendo en cuenta el gran formato de la mayoría de estas piezas, así como la complejidad de su sistema constructivo, muy poco investigado hasta el momento, este proyecto, dado su enfoque científico, aportará resultados novedosos y necesarios para la historia de la técnica de la rejería en España. La intervención también abarcó la restauración de las dos piezas reproducidas, que conforman, por un lado, el acceso de la capilla al brazo del crucero, y por otro, el pasamano que cierra la tribuna que sirve de asiento al retablo.

 

Reja de la Capilla del Mariscal. Cronología: 1555. Autores: Martín de Gaínza y Pedro Delgado. La reja de la Capilla del Mariscal Diego Caballero fue contratada por Delgado en 1555. Las trazas de la misma se debieron al maestro Mayor de la Catedral Martin de Gaínza. El elemento más destacado de la misma es la representación del Santo Entierro que figura en el remate, inspirado en la realizada por Fray Francisco de Salamanca en la reja principal del altar mayor. En esta obra, Pedro Delgado se ajustó con toda precisión a las normas que estipulaba el contrato, en el que incluso se indicaban los motivos ornamentales. Para la misma capilla construyo un pasamano de hierro Cosme de Sorribas, otro de los grandes rejeros activos en la catedral durante el siglo XVI. Esta baranda que, se inició en 1561, se colocó en la tribuna que sirve de asiento al retablo de la Purificación. El diseño de dicho pasamanos fue de Hernán Ruiz, quien trabajó con Sorribas en otras ocasiones. Pero desgraciadamente esta obra se sustituyó unos años más tarde, concretamente en el 1571, por otra realizada por Bartolomé Morel, que es la hoy existente. Es bastante curiosa esta sustitución, no sólo por la rapidez con que se produjo, sino porque Morel aparecía como fiador de Sorribas en el contrato que este suscribió en 1561. Otra actuación conjunta de Hernán Ruiz y Cosme de Sorribas fue en la reja de la Capilla de la Virgen de la Estrella. Entre ambos elaboraron el diseño de la misma siendo su constructor Pedro Delgado. La reja, fechada 1568, presenta abundantes labores en chapa de hierro, siendo la más destacada las figuras de la Templanza y la Prudencia, sobre el medio punto de la puerta, y los dos ángeles arrodillados del coronamiento. Es interesante resaltar que esta reja sirvió de modelo a la de la paredaña capilla de san Gregorio, realizada en 1650 por Marcos de la Cruz. Sus elementos estructurales son un trasunto de la anterior, e incluso las figuras de los ángeles sobre la puerta y en el coronamiento intentan imitar las de la capilla de la estrella. Sin embargo es notorio que la obra de Marcos de la Cruz es algo más torpe

 

Reja de la Capilla Real. Cronología: 1770. Autores: Sebastián Van der Borcht y Jerónimo Roldán Serrallonga. En 1756, con ocasión de restaurar el ingeniero militar Sebastián Van der Borcht la cúpula de la Capilla Real, el Cabildo de Capellanes Reales le encargó el diseño de la reja, que cerraría este emblemático recinto “plateresco”. El diseño fue aprobado el 26 de diciembre de 1759, aunque el soberbio cancel tardó más de diez años en instalarse, siendo financiado por Carlos III, que quiso conmemorar, en el copete de la verja, la reconquista de la ciudad a los musulmanes por la monarquía española. Para recordación de esta efeméride se solicitó a Jerónimo Roldán la monumental escultura de San Fernando a Caballo, hollando con sus patas un sarraceno, como si se tratara de la reencarnación del apóstol Santiago Matamoros. A su lado Axataf le entrega las llaves de Sevilla, mientras un musulmán maniatado contempla la escena. Según Matute, la calidad de la obra “es superior a su fama”, cobrando el escultor 43.000 reales de la factura total de la reja, que ascendió a 11.000 pesos. El grupo escultórico está inspirado en la portada del libre de Fernando Saavedra Rivadeneira: Memorial de inserciones genealógicas tocantes a la casa y más antiguo solar de Saavedra (Granada, Francisco de Ochoa, 1674), cuyo frontispicio procede de la estampa de “Santiago Matamoros”, abierta en 1610 por Diego de Astor.

 

Reja de la Capilla de la Concepción Grande. Cronología: 1654-1666. Autores: Atribuida a Juan de Valdés Leal. La reja de mayor envergadura construida para la Catedral en el siglo XVII es la perteneciente la Capilla de la Concepción Grande. Contaba ésta con una sencilla verja, cuando en 1654 fue cedida por el Cabildo al caballero veinticuatro don Gonzalo Núñez de Sepúlveda. Este inició la renovación del recinto con la construcción de un nuevo retablo y la colocación de una lauda sepulcral de jaspes polícromos. Entre las tareas renovadoras hay que incluir la construcción de una nueva y monumental reja, en la que destaca su coronamiento, en donde figuran los escudos de los patronos, además de una Inmaculada y un Calvario. La antigua reja de la capilla se colocó en 1666 como acceso a la Sacristía Mayor. El maestro herrero Pedro Muñoz se encargó de ajustarla, incorporándole ciertos elementos nuevos. Una vez instalada se procedió a su policromía, tal y como recoge el siguiente pago: “47.600 maravedís que por librança de 11 de junio pago a Juan de Valdés maestro pintor por lo dorado y pintado de la reja que por auto del cabildo se mandó poner en la antesacristía mayor desta santa iglesia”. Parece indudable que el mencionado pintor es el famoso Juan de Valdés Leal. Esta circunstancia hace pensar que el pintor se encargó de esta obra tras policromar la nueva reja de la Capilla de la Concepción Grande, que incluso pudo haber diseñado, cosa que no sería extraña, habida cuenta de que trazó la lauda sepulcral de jaspes, situada en el interior de la capilla, y que intervino en la policromía del retablo de dicho recinto. Precisamente la reja de esta Capilla de la Concepción sirvió de modelo a la que se construyó en el siglo XVIII para la capilla de San Pedro, obra de Fray José Cordero, que sólo varió con respecto al original los temas figurativos del coronamiento.

 

PÁGINA OFICIAL DEL CABILDO

 

Las rejas de la catedral de Sevilla son conjunto extraordinario para observar la evolución estilística del arte de la rejería en Andalucía. Estos cierres protegen los recintos, constituyen unas pantallas caladas por las que penetra la luz y producen una atmósfera de misterio que modifican, realzan y transforman los espacios de culto y de oración. Sufragadas por el Cabildo y por los particulares que tenían capellanías dotadas, su estrecha relación con la arquitectura determinó una participación directa del Maestro Mayor, quien aportó diseños y dibujos para su realización en numerosas ocasiones.La carencia de yacimientos cercanos obligó a importar el hierro, que comercializaron los mercaderes vizcaínos y guipuzcoanos. Los maestros que hicieron las rejas de la catedral tenían sus talleres y casas en alquiler en dependencias próximas al Corral de San Miguel, frente a las Gradas del templo, o en el Postigo del Carbón, cerca del Río y de las Atarazanas. El gran tamaño de las rejas del Altar Mayor y Coro motivó su construcción en unas dependencias del Alcázar. Sancho Muñoz y Fray Francisco de Salamanca introdujeron en la diócesis las innovaciones técnicas de la rejería del siglo XVI. Con sus colaboradores realizaron la reja del coro (1518-1523), que tuvo graves daños en 1888, y las dos laterales del altar mayor (1518-1523). La reja principal, diseñada por Bartolomé de Jaén, es obra de Fray Francisco de Salamanca y Juan de Ávila, autores también de los púlpitos (1524-1533).La mayoría de los altares del siglo XVI conservan las rejas y las barandillas contemporáneas. La del altar de la Piedad está tribuida a estos maestros y las restantes siguen diseños de los arquitectos Hernán Ruiz II, Martín de Gainza y Miguel de Zumárraga. El salmantino Pedro Delgado, documentado desde 1535 a 1571, realizó bajo la dirección del primero las rejas de las capillas del Mariscal, del chantre Luis de Medina, de Scalas y la de la Estrella (1568) que sirvió de modelo en el siglo XVII para las otras tres capillas de los alabastros. La lenta ejecución de la reja de la capilla de la Antigua obligó a sucesivas intervenciones de los maestros Juan López, Juan Barba y Rodrigo de Segovia (1565 – 1601). La reja del siglo XVII destaca la monumental reja de capilla de la Concepción que realizada por Pedro Muñoz y policromada por Juan de Valdés en 1654, inspiró en 1778 la que hizo Fray José Cordero para la capilla de San Pedro. Carlos III donó la reja de Capilla Real que diseñó Sebastián van der Brocht y corona un grupo del escultor Jerónimo Roldán (1773). Las capillas de San Laureano, del Pilar, San Leandro y San Isidoro tienen rejas del siglo XVIII. Del siglo XX destacan las rejas neogóticas de las capillas de San Andrés y Evangelistas.