martes, 18 de octubre de 2022

ARTES DECORATIVAS DE LA CATEDRAL : ORFEBRERIA CONTEMPORANEA

 

Cáliz

Representación de la Iglesia

Urna de monumento a la Semana Santa 

Coronas

Coronas

San José con el Niño

Jarra de azucenas 

Virgen  de la Antigua 

Virgen  de la Antigua 

Sagrario (Capilla de la Virgen de la Antigua) 

Sepulcros de los Hurtado de Mendoza 


Sepulcros de los Hurtado de Mendoza 


Martes 18-10-22 (VISITA)  ARTES APLICADAS EN LA CATEDRAL DE SEVILLA ORFEBRERÍA CONTEMPORÁNEA:  órgano sonando por la fiesta de San Lucas,  Capilla de la Virgen de la Antigua nunca me había fijado en las banderas hispanoamericanas arriba de la entrada del arco,  hay 17 banderas cuadros en el lateral derecho,  frescos o cuadros al óleo,  con grandes marcos,  con una Virgen central (Virgen de la Antigua)  y a los lados unos cuadros con obispos , pueden ser los Mendoza [coronas de la Virgen de los Reyes y el Niño, de 1904,  promovidas por don Francisco Muñoz y Pabón,  defensor de Joselito El Gallo, y la advocación de la Virgen, pidió exequias para el torero,  en la Catedral y se negaron los nobles,  hizo un artículo y le concedieron la pluma de oro,  conmovió con la coronación de la Virgen del Rocío y la Virgen del Valle,  cuando se quemó en el convento de los carmelitas];  Virgen de la Antigua imagen situada en un pilar,  es una de las más antiguas, estaba con una reja,  en la mezquita aljama,  imagen de poco dinamismo,  muy hierática, rasgos recios de madre y niño,  se inicia la imagen caminando, odigitria, aquí la Virgen lleva en la mano una flor,  va vestida de blanco y está siendo coronada por unos ángeles,  se pensaba que la imagen procedía de un templo visigodo anterior a la mezquita,  se cuenta la leyenda que el rey Fernando III,  entró de incógnito cuando la imagen estaba en la mezquita y le pidió que le apoyará en la toma de la ciudad;  José María Medianero estudió la imagen y la influencia bizantina , italo gótica y no visigoda,  la figura femenina situada abajo era Leonor de Alburquerque,  esposa de Fernando de Antequera,  otros Reyes se postraron ante esta imagen como Carlos V o Felipe II, también vino Juan Sebastián Elcano;  los reyes contribuían con donaciones a la imagen,  los marineros le traían objetos de platería,  encargos de bultos redondos,  imágenes de monarcas y réplicas en plata de navíos; (¡¡ curioso ¡!! dice Rocío permanentemente),  Sergio de Valeal ideó una forma de cortar el pilar para separar la imagen del muro,  con cuadrillas de la mar,  del puerto y su saber hacer nudos,  se cambia de emplazamiento del pilar a la Capilla de don Diego Hurtado de Mendoza,  sobrino del cardenal Mendoza,  sepulcro de Diego Hurtado de Mendoza de Domenico Fancelli,  la capilla se reforma y se hace como el otro sepulcro;  Luis Salcedo de Azcona  en Los Alcázares se representa junto a la Virgen de la Antigua,  los dos túmulos,  arcosolios,  financiados por los Mendoza y también el Sagrario el retablo de jaspe que cobija la pintura  de la Virgen de la Antigua;  Sagrario con combinación muy variada en materiales,  en la puerta con La Santa Faz, del siglo XVIII, en la parte superior estaba San José con el niño que lo veremos más tarde;  se complementaba con unas jarras de la decoración y unas bandejas de él de Gargallo, el Sagrario fue ejecutado por Juan Bautista Zuloaga , las pinturas actuales tapan las anteriores y la curiosidad de las banderas;  [las coronas de la Virgen y el niño las veremos  después]  jarras de azucenas complementaban el altar de la Virgen de la Antigua,  réplica de las traídas desde Lima,  en los años 30 del siglo XVIII estudiadas por María José Sanz , especialista en platería;  San José con el niño la imagen con revestimiento argénteo de sus ropajes y los atributos:  vara pañales del niño,  tienen referencia a Martínez Montañés es volumétrico,  corpóreo y la peana es un añadido posterior;  Santa Rosalía y el arzobispo Jaime de Palafox,  estuvo en Sevilla de 1685 a 1701,  él estuvo destinado antes en Palermo,  allí comprendió la devoción a Santa Rosalía es la “Santuza” (por ser bajita);  en el siglo XII ella se retiró a una cueva,  estuvo de eremita,  falleció muy joven, cuando  se encontraron los restos,  tras una epidemia de peste y al encontrarse los restos se terminó la epidemia; imagen con elevación de su alma al cielo rostro elevado y manto muy ondulado;  Palafox encarga a Laureano de Pina la urna de Fernando III,  el Cabildo de la Catedral tiene derecho de expolio, poder quedarse con en herencia todo el patrimonio de los clérigos;  la platería de la Virgen de la Antigua,  encargada por Luis Salcedo y Azuaga encargos también la corona de la Virgen y el niño; Palafox se hace jesuita y renuncia a su título nobiliario de Conde de Ariza, apoyado por Carlos II, Santa iglesia entronizadas , se pensaba que era Santa Rosalía, pero los investigaciones de María Jesús Sanz es de un taller italiano y una simbología de la Iglesia entronizada por las posturas de las manos y el óvalo facial,  recuerda a Santa Rosalía; Urna para exponer el Santísimo en los oficios de la Semana Santa iba en la custodia de Arfe en el Monumento a la Semana Santa se mostraba hasta 1960,  el barroco evolucionado que tiene algo de rococó,  con las rocallas y fue donada por el prelado Jerónimo del Rosal se lo encarga a Luis Valadier orfebre romano muy importante que su familia ya tenía tradición en Europa,  fue un gran dibujante,  se suicidó por deudas;  monumento con muchas florituras tardó 9 años en construirse,  conforme se iba construyendo se tapaba y se iba montando y tapando solo se tenía abierto el miércoles Santo;  Hernández Díaz y lo consideró una fanfarronada y una mamarrachada eucarística,  de 1671 la peana es posterior de 1774;  se ven:  la cena de Emaús,  la oración en el huerto,  la transfiguración de Jesús y el descendimiento;  son pre configuraciones eucarísticas;  el cáliz de 1776 donación de Francisco Javier Delgado y Venegas en el dossier hace alusión a las vinajeras y a una llave encargados al orfebre Damián De Castro,  orfebre cordobés entra en el inventario 1777,  era arzobispo sevillano, sus estudios del colegio dominico,  pero protegido por Carlos III , también estudió derecho,  estuvo en Canarias, y en Córdoba, allí empezó la  relación con Damián de Castro,  “el Arfe Cordobés”,  obra de diseño esmerado y miniaturismo,  creó su propio estilo,  cáliz con racimo de uvas por la función eucarística;  incensario exquisito donado por Manuel Paulín de Barrera, por inspiración de Cayetano de Acosta se nota la evolución última,  bella etapa del XVIII, ya no tan recargada,  se busca el alarde técnico,  imitando ventanas,  diseño arquitectónico,  parte baja como rocalla y cincelada: el cuerpo,  el fogón,  el cuerpo de humo y el tiro,  con cadenas;  Coronas Primitivas de la Virgen de los Reyes, las actuales  a iniciativa de Marcelo de Spínola y Ciriaco Santos que vino a de prelado en la archidiócesis de la Virgen de los Reyes,  Virgen de los Reyes solo tuvo una corona en el siglo XVIII con elementos zoomórficos,  el águila bicéfala, con muchas piedras preciosas,  era una corona medieval,  fue de Beatriz de Suabia,  una donación del Rey Fernando III a su esposa,  hubo un robo famoso,  se perdió mucho patrimonio,  informaron al arzobispo Juan ( ) , se dotaron perros para buscar y amedrentar y peones de vigilancia y un sacerdote que vivía allí;  años más tarde se robó incluso un cuadro de San Antonio que pintó Murillo, se recuperó de un anticuario de Nueva York, en  1904 se hizo un concurso de un nuevo diseño, se hizo se hizo con 12.000 joyas entregadas por suscripción popular,  lo ganó el orfebre Pedro Vives Ferrer que recogió las piezas y montó esta corona,  con el remate del Espíritu Santo,  hecho de brillantes; sale en la procesión,  sale es con estas coronas,  colocadas anteriormente , se llamó corona de las Águilas,  la robada era medieval

 

Urna para el Monumento de la Semana Santa. Cronología: 1771. Autores: Luis Valadier (urna) y Francisco Leclare (peana

 

La urna destinada a exponer el Santísimo durante los oficios del Jueves y Viernes Santo en el Monumento de la Catedral es una pieza fastuosa que revela la encrucijada de tendencias en que se debaten los sectores más tradicionalistas de la platería europea al iniciarse el tercio final del siglo XVIII, ya que junto a una concepción barroca de la pieza se observan ciertos perfiles y elementos decorativos que aluden claramente al neoclasicismo triunfante. Fue realizada en Roma y donada por el canónigo de la Catedral hispalense y Presidente de la Capilla de Nuestra Señora de la Antigua, don Gerónimo Ignacio del Rosal, que contó con la colaboración del orfebre francés Luis Valadier para realizar la urna y del flamenco Francisco Leclare para la peana. Es de planta rectangular y presenta en sus frentes cuatro láminas de oro con los relieves del Llanto sobre Cristo muerto, Transfiguración, Cena de Emaús y Oración en el Huerto. Se cubre con una bóveda adornada con ramas de buril y escenas alusivas al triunfo de la Cruz, mientras en la parte frontal se abre una puerta para introducir y sacar el copón con la hostia consagrada, que se gobierna mediante un muelle y la pulsación de un botón.) La peana original no satisfizo al donante y se sustituyó por la actual en 1774. Ésta consta de dos piezas circulares articuladas por cuatro arbotantes y tapizadas por una malla de plata sobre la que se aplican ocho medallones ovalados con cuatro temas cristíferos (Camino del Calvario, Ecce Homo con la caña, Crucifixión y Ecce Homo con el flagelo y la columna) y otros tantos eucarísticos, Vendimiadores con el racimo de uvas, Arca de la Alianza, Altar del pan con el cáliz y la hostia y Tabernáculo de los sacrificios). Blanco White nos cuenta en un escrito de 1806 cómo esta urna se colocaba dentro del primer cuerpo de la custodia de Arfe, a su vez contenida en la estructura inferior del gran monumento que la Catedral instalaba durante la Semana Santa, siendo constantemente venerada por dos canónigos y seis beneficiados, hasta la retirada de la sagrada forma durante la tarde del Viernes Santo. En 1960 dejó de utilizarse

 

Cáliz del arzobispo Delgado y Venegas. Cronología: 1776-77. Autores: Damián de Castro..

Entre las piezas procedentes de los talleres cordobeses que atesora la Catedral sevillana sobresale este cáliz, labrado por el famoso platero Damián Cosme de San Pedro Castro y García Osorio, conocido en su época como “el Arfe Cordobés”, que fue donado a la mitra por el gran mecenas de este artífice y de la Diócesis hispalense: el Arzobispo de Sevilla y Patriarca de las Indias, don Francisco Javier Delgado y Venegas, cuyas armas arzobispales ostenta en el forro del pie. Este detalle permite fechar la obra con posterioridad al 25 de julio de 1776, en que tomaba posesión de la sede sevillana, y antes del jueves santo de 1777, ya que en dicha festividad lo donaba a la Catedral. Esta ofrenda se realizó, según el testimonio que ofrecen las actas capitulares “acabado de celebrar la consagración de los Santos Oleos y al tiempo de desnudarse de las sagradas vestiduras, significando que así éstas como el cáliz, patena, cucharita de oro, platillo, vinagreras y campanilla, dos bandejas y un jarro de plata que le habían servido de pontifical, todo lo dejaba a la Fábrica de esta Santa Iglesia”. Es una obra típica de Castro con todos los ingredientes que constituyen su personalidad y que aparecen inequívocamente ligados al rococó cordobés, del que fue su mejor intérprete y su más fiel representante, hasta el punto de ser denominado este periodo de la platería cordobesa como “estilo Damián de Castro”. El pie es lobulado y presenta tres ángeles recostados entre cartelas de rocalla, que ilustran los temas eucarísticos de la Sagrada Cena, la Comunión de los Apóstoles y el Lavatorio. El nudo tiene forma triangular y está formado por otros tantos ángeles atlantes que sostienen la copa y un racimo de uvas que cuelga de su base. La copa ofrece una decoración semejante a la desarrollada en el pie con la diferencia de que los temas representados son el Prendimiento, la Flagelación y la Caída de Cristo en la Vía Dolorosa.

 

Incensario de don Manuel Paulín de la Barrera. Cronología: 1791 Autores: Antonio Méndez.

 Aunque tradicionalmente las donaciones a la catedral se venían produciendo desde la Edad Media por parte de reyes y prelados, tampoco faltan los presentes procedentes de la burguesía adinerada, de entre los que destaca en la colección catedralicia esta espectacular pieza, fruto de la generosidad del comerciante Manuel Paulín, que pocos años antes había realizado otra importante aportación al patrimonio religioso de la ciudad pagando de su bolsillo el retablo de la portada de la capilla sacramental del Salvador, obra cumbre de Cayetano de Acosta donde el donante dejó un retrato de su mujer disfrazado como una Santa Lucía. No contento con la donación del incensario (que no tiene alma de madera o metal, es decir, es de oro macizo, de casi dos kilogramos de peso, tasado en su día en 31000 reales) don Manuel ofreció al Cabildo una naveta a juego, que finalmente no se realizó por la desidia del cabildo para con el comerciante. La pieza está realizada en técnica de cincelado y se compone de pie, fogón, cuerpo de humo, cadenas de tiro y manípulo. Forman también parte de la donación, aunque habitualmente no se exponen, una copa y tenazas para llevar “la candela”. La pieza se usó por primera vez en la procesión del Corpus de 1791 (la misma que presenció el estreno de la custodia de oro, poco después amonedada tras la firma del Tratado de San Ildefonso con los franceses) y sigue utilizándose ocasionalmente para las grandes solemnidades. La obra presenta el interés de mostrar la particular visión de los orfebres sevillanos del frío y desornamentado estilo neoclásico, muy presente en la estructura clasicista del cuerpo de humo, que habitualmente combinan con decoración vegetal, que aquí aparece en el fogón y en la bóveda que remata el cuerpo principal. También en el fogón aparecen representaciones de los santos Isidoro, Leandro, Laureano y Fernando, mientras que en el remate se dispone un ángel que aguanta la cadena de tiro. Actualmente presenta un excelente estado de conservación y se considera por los especialistas uno de los mejores ejemplares de su tipología

 

Relicario del “Lignum Crucis” de Clemente XIV. Cronología: 1796. Autores: Antonio Méndez.

 Esta interesante pieza neoclásica revela las peripecias seguidas por una reliquia hasta ingresar, primero, en el Tesoro del templo y, posteriormente, hacerse un hueco en la estimación del cabildo. El 21 de junio de 1778, el Arzobispo sevillano y Patriarca de las Indias, don Francisco Javier Delgado y Venegas era hecho Cardenal, imponiéndole la birreta el rey Carlos III. La púrpura la había traído directamente de Roma Monseñor Ganganelli, sobrino del fallecido pontífice Clemente XIV, que obsequia al nuevo Cardenal con un “Lignum Crucis” heredado de su tío. Esta preciada reliquia pasó, a la muerte del prelado sevillano, a su hermano, el canónigo y Tesorero de la Catedral hispalense, don Juan Delgado y Venegas, que el 17 de agosto de 1785 “tenía el gusto de presentar a S.S.I [el Deán y Cabildo], juzgándole alaxa digna de colocar en su relicario”. Sin embargo, nueve años después, los capitulares decidían ofrecérselas como regalo a don Manuel Godoy, recién nombrado Príncipe de la Paz. Para ello ordenaban al platero Antonio Méndez construir un relicario de oro, cuya factura importó 1.324.499 maravedíes. El 22 de junio de 1796, el artista describía así su obra y el significado que le había dado: “Se compone de un pedestal con muchas piezas, guarnecido de festones de varios colores de matices, sobre cuio pedestal van dos ángeles… con sus vestimentas… teniendo en sus manos el globo terrestre, en que se demuestran las quatro partes con expresión de las principales costas y sus respectivos mares; y de las manos de dichos ángeles pende una vanda con una inscripción [FACTA HISPALI… D. ANTONo MENDz], y del centro del globo sale el Santo Árbol de la Cruz, en el que están colocados dos ángeles, el uno incado de rodillas sobre el mundo, con la mano derecha en la cruz, y en la otra manifiesta las cadenas de la captividad de que por la Sta. Cruz ha libertado al mundo, y el otro ángel en el ayre en ademán de volar con la una mano asyda a la cruz y en la otra una palma, significando el Triunfo de la Cruz. En medio del dicho árbol se encuentra colocado el Sto. Lignum Crucis…”. La obra fue del gusto de su destinatario, pues el 8 de agosto de 1796 daba gracias al cabildo por su “fineza”. Tras el derrocamiento de Godoy la reliquia fue devuelta a la Catedral, de donde ya no ha salido.

 

Corona de la Virgen de los Reyes. Cronología: 1904. Autores: Pedro Vives y Ferrer. En 1904,

al celebrarse el cincuentenario de la proclamación dogmática de la Inmaculada Concepción, el pueblo de Sevilla, a través de una suscripción popular organizada por el arzobispo Marcelo Spínola, realiza la donación de 11.960 piedras preciosas al cabildo, con el fin de realizar una nueva corona para la patrona de la archidiócesis. De forma inmediata se convoca un concurso entre los joyeros de la ciudad, del que sale vencedor el proyecto de don José Lecaroz, con taller en a cale Chicarreros nº 19. No conformes con esta elección el resto de joyeros participantes envía un comunicado al arzobispo ante lo que consideran un fraude, pues en la condiciones del proyecto se especificaba que los diseños deberían incluir las piezas donadas por la piedad del pueblo sevillano, piezas que no figuraban en el proyecto de Lecaroz. Algunos días más tarde la junta organizadora de los actos de la coronación revoca el fallo y se declina ahora por el diseño del joyero Pedro Vives. En medio de la polémica surgen voces discordantes que, desde el diario El Liberal, plantean la posibilidad de subastar todas las joyas y construir con el dinero resultante una vivienda colectiva de obreros que llevase el significativo título de “Casa de la Corona de la Virgen de los Reyes”. Finalmente, el 15 de agosto de 1904, el joyero Pedro Vives expone en el escaparate de su establecimiento, sito en la calle Cánovas del Castillo nº 39 (actual avenida de la Constitución), el proyecto vencedor. La obra se entrega el 03 de diciembre de ese año, sólo un día antes del acto de coronación, siendo recibida por el canónigo Juan Francisco Muñoz y Pabón, responsable de la Junta de Coronación, en nombre del arzobispo Spínola, quien manifiesta su alto grado de satisfacción para con la ejecución de la obra. La crítica posterior, sin embargo, juzga la obra con severidad, definiéndola como artísticamente fallida e inadecuada al nivel que presenta el completísimo ajuar de la patrona. Esta crítica viene en parte dada por el eclecticismo que manifiesta su diseño, lejos del estilo neobarroco predominante en los plateros de principios del siglo XX, pues se intenta realizar una obra que huya de los historicismos para entrar de lleno en lo contemporáneo, algo que para los joyeros sevillanos se antoja un difícil empeño, pues estaban anclados en la estética de los siglos XVII y XVIII