martes, 10 de octubre de 2023

PINTURA DE LA CATEDRAL: PRIMER RENACIMIENTO SEVILLANO

 

Retablo de la Anunciación (1530) Cristóbal de Morales (Capilla de las Doncellas)

San Jerónimo Retablo de la Anunciación (1530) Cristóbal de Morales


San Pedro Retablo de la Anunciación (1530) Cristóbal de Morales

san Bartolomé Retablo de la Anunciación (1530) Cristóbal de Morales

Santo Tomás Retablo de la Anunciación (1530) Cristóbal de Morales


Ecce Homo con la Virgen y San Juan (1550) Luis de Morales 



Santo Domingo y Santiago Matamoros Retablo de la Anunciación (1530) Cristóbal de Morales

Entrega de las dotes a las doncellas (1534) Retablo de la Anunciación (1530) Cristóbal de Morales


Anunciación ( siglo XIX-XX) Virgilio Mattoni

Retablo de la Magdalena (1537) Anónimo Escuela Sevillana 

Retablo de Santa Barbara (1545) Antonio Rodríguez 

Descendimiento de la Cruz (1547) Pedro de Campaña 

Retablo de la Purificación (1556) Pedro de Campaña Capilla del Mariscal                                    Retablo de Don Diego Caballero 

Retablo de la Purificación (1556) Pedro de Campaña Capilla del Mariscal                                    Retablo de Don Diego Caballero 

Retablo de la Purificación (1556) Pedro de Campaña Capilla del Mariscal                                    Retablo de Don Diego Caballero 


(VISITA) PINTURA DE LA CATEDRAL PRIMER RENACIMIENTO SEVILLANO:  Cristóbal de Morales,  Pedro de Campaña y Luis de Morales; RETABLO DE LA CAPILLA DE LA ANUNCIACIÓN (1771) Capilla de las Doncellas , pinturas atribuidas  a Cristóbal de Morales; Hermandad de la Anunciación,  reja de Gaspar de Gaínza ejecución de Gaspar Delgado,  Capilla de las Doncellas,  la hermandad se deshizo en 1960 y tiene 100 años para refundarse, pero no se vuelve a fundar por no tener sentido lo de las dotes,  la reja es doble está labrada por dentro y por fuera, representa La Anunciación,   las vidrieras son de 1534,  de Arnau de Vergara también expresan la Anunciación,  primeros trabajos renacentistas,  promovidos por Gonzalo de Mendoza promueve las vidrieras en la Catedral,  retablo mayor de esta Capilla de las Doncellas, también tiene como motivo principal la Anunciación, las pinturas son de 1534 la Hermandad fue fundada en 1517,  en el convento de San Clemente, las pinturas estaban en la cabecera del retablo del convento,  se modifica por las obras para la Capilla Real , el promotor es Micer García de Gibraleón, converso,  quemaron a sus padres,  al padre de forma efectiva y a la madre, en efigie,  es el gran broker del siglo XVI, la primera persecución fue contra los conversos, judíos bautizados la gente estaba descontenta porque coparon los puestos del Cabildo de la Catedral;  la Hermandad duró hasta 1960,  Mícer García de Gibraleón canalizó dineros de los judíos en Roma y reinvirtió en Sevilla, puso dinero en esta institución para pagar las dotes,  LA ENTREGA DE LAS DOTES A LAS DONCELLAS (1534) Cristóbal de Morales el cuadro de abajo del retablo,  la mesa con bolsitas de dinero, las doncellas de blanco, sin adornos,  precedidas por una dueña, hay dos grupos de personas detrás, uno de hombres y otro de mujeres, la hermandad tenía 600 matrimonios, era  muy numerosa,  también hacia esta labor la Hermandad de la Misericordia, atender a mujeres casaderas estaba junto al Pozo Santo,  ahora iglesia ortodoxa,  la iglesia de la Hermandad de la Misericordia daba ajuares, en esta Hermandad de la Capilla de la Catedral , recibían dinero y eran controladas,  si su uso era correcto, la sociedad de hoy es muy distinta,  el retablo de 1534,  José Rivera aprovecha pinturas del retablo anterior,  en él aparecen abajo:  los padres de la Iglesia San Gregorio y San Jerónimo;  en la parte de la derecha están San Bartolomé,  Santiago el menor (con el mazo de batanero),  la parte de la izquierda San Pedro y Santo Tomás la pintura superior es de Cristo Salvador es del siglo XVIII y la pintura última,  en el remate,  del retablo es una Crucifixión del siglo XVI,  los trabajos están influidos por Rafael,  también por Durero y Martin Schongauer,  Crucifixión y los otros son de Cristóbal de Morales , el cuadro confirmado de este autor es EL ENTIERRO DE CRISTO  (lo vemos en los móviles) ,  donde Nicodemo es la representación del emperador Carlos V, está en el Museo de Bellas Artes de Sevilla ,  Cristóbal de Morales y Antonio Sánchez aparecen en un requerimiento notarial, comparecen juntos , hacen el moldeado de los escudos de la Casa de Contratación que había en la Plaza de la Contratación,  Cristóbal de Morales fue maestro alcalde de pintores hizo todo el retablo, está atribuido a Cristóbal de Morales,  le cuesta asimilar el lenguaje de Alejo Fernández los fondos y los suelos son anacrónicos, arcaicos, arquitectura de Diego Sagredo, libro Las medidas del romano,  un libro que marcaba el patrón de cómo hacer las pinturas,  los elementos eran renacentistas, aquí se fusionan con lo medieval, las escuelas locales les cuesta asimilar, está el Libro de la Catedral de 1984 que debe ser un libro de consulta para estos talleres;  ALTAR DE LA MAGDALENA pintura principal Magdalena, fue pagada por Pedro García de Villadiego y Catalina Fernández, vemos  LA ANUNCIACIÓN de Virgilio Mattoni (1842-1923) es un cuadro que está en el lateral del muro con un marco gótico; RETABLO DE LA MAGDALENA de (1537) Maestros Mayores de pintura de Alejo Fernández, los maestros mayores de pintura fueron Alejo Fernández y Luis de Vargas en el XVI,  son pinturas al fresco,  capillas solo abrían cuando se enterraba a alguien,  el espacio jurídico no era de la Catedral,  retablo Anunciación con origen en Leonardo da Vinci (de 1499) pero con mucho repintes,  se certifica que son de 1537 por puntos de fuga y ángel con el estilo de Leonardo,  atribuidos a las indicaciones de Bernardino Luini el primer Renacimiento,  se basa en la numismática pero la arquitectura es similar a la de Alejo Fernández esta pintura es de su discípulo,  figura de los donantes modo medieval,  tamaño más pequeño,  acompañadas por un Santo,  representación muy antigua de San Francisco y San Bernardo ( con una Virgen lactante,  Bernardo de Claval,  inspirador de la orden del Cister),  arriba Santa Catalina con la espada y Santa Bárbara con la torre y el libro,  cuatro apóstoles San Pedro con las llaves Santo Tomás con la escuadra,  San Pablo y Santiago el mayor , maestros de pintores de la Catedral fueron Alejo Fernández,  Luis de Vargas que hizo frescos y Pablo de Céspedes otros pintores trabajaron para capillas particulares;  las catedrales medían el prestigio por su liturgia y solemnidad en la de Sevilla se hacían 200 misas,  capilla vinculada a la propiedad,  lo que de verdad interesaba eran las actividades vinculadas: ejemplo, el horno de pan,  el rebaño de vacas o el dinero entregado en un Banco y dejando rentas;  CAPILLA DE RODRÍGUEZ DE SOLÍS pintor Antonio Rodríguez le cuesta asimilar el lenguaje renacentista,  acostumbrado a lo medieval pintor central,  copia de la Virgen de Roble procede de un grabado y el niño tomado de Durero,  Pentecostés mitad de personajes a cada lado,  avance de perspectivas ya no tan planos , San José (como anciano,  se le pone humillado para destacar al Niño) algunos personajes se representan en los autos sacramentales con carácter peyorativo, con los carmelitas cambian el prestigio de San José y lo hacen un Santo mayor,  Rafael le da protagonismo a San José ; DESCENDIMIENTO Pedro de Campaña Peter de Champaner este mitad del XVI, se marchó de Sevilla por los recelos de los compañeros sevillanos y españoles, pues se va a Italia a aprender y después se fue a Bélgica,  como artista de William Parenmaker , tejedor real,  influido por Rafael pero no olvida la veracidad,  tiene obras en Santa Catalina, San Isidoro,  San Vicente y Santa Ana obras de iglesia aquí el descendimiento,  también hay imágenes y cuadros en Marchena y Écija,  su obra principal está en la iglesia de Santa Ana en Triana y no como aquí en un cementerio,  como un museo y las imágenes se utilizan para sus funciones originales,  sacado de un grabado de Marcontonio Raimondi se hace el cuadro para Luis Fernández para iglesia de Santa Cruz en la capilla y el frente este cuadro,  había una ventana a la izquierda y a la derecha el cuadro recoge la obscuridad; (Zurbarán y la Sacristía de Guadalupe, jugando con las luces);  figuran 3 óvalos y un triángulo,  geometría perfecta de Luca Pacioli esquema compositivo,  San Juan empujando a Cristo,  efecto de subir, el pasmo de la Virgen, desmayada,  Trento lo anula,  en el Evangelio “Stabat firme” no hundida por el dolor,  Virgen del Gran Poder Virgen tendida,  Virgen del Traspaso;  personajes con perfiles inspirados por la numismática,  María Magdalena no tocada entera, por no ser casada, llevaba ungüentos, detalles nórdicos, exageración, cromatismo y los detalles;  iglesia de Santa Cruz y otras las derriban los franceses para oxigenar la ciudad,  obra ensamblada en tablas horizontales,  tomada del convento femenino de Santa María de Gracia de Sevilla que iba de la calle  Amor de Dios hasta Trajano,  se pintó 10 años antes ; el RETABLO DE DON DIEGO CABALLERO 1556 de Pedro de Campaña se aprovecha y se hacen ampliaciones,  izquierda el Evangelio,  derecha la Epístola,  el personaje no le caía bien al Cabildo por incumplir las leyes de América,  relativas a la esclavización, los esclavos 1/5 de los capturados podían ser de America, Francia se opone y España contraargumenta;  Diego Caballero propició el negocio esclavista en América (Venezuela), el Cabildo molesto por su falta de atención a la ley, recolocó el retablo en lugar de paso,  retablo con personajes de retratos Lucía de Cabrera y las 3 hijas ( dejé el taller para llegar a tiempo a la visita a Antonio Garrido)

 

FICHAS ATRIUM

 

La entrega de las dotes a las doncellas. Cronología: 1534. Autores: Cristóbal de Morales. Las primeras noticias de este maestro sevillano fueron dadas por Gestoso, quien nos dice que en 1509 se localiza pintando un escudo de alabastro labrado por Pedro Trillo y destinado a la puerta principal de la casa de la Contratación. Al año siguiente, de nuevo aparece en esta misma institución haciendo similar labor en varias rejas de ventanas y en otro escudo con las armas reales para el cuarto de los Almirantes. Pero no hay duda que ya por estas fechas debía de ser un pintor de reconocido prestigio o al menos eso se deduce del cargo que ocupaba en 1511, cuando comparece como alcalde del gremio de pintura junto a Antón Sánchez, en un requerimiento notarial por parte de Alonso Pérez, para que a las 12 de la mañana del día 5 de mayo fueran al convento de las Dueñas a tasar una obra que habían hecho los pintores Alonso Pérez, Alonso Rodríguez y Francisco Hernández. También en 1526 participa, junto a otros compañeros, en la pintura y decoración de los arcos triunfales para el recibimiento de Carlos I en su entrada en la ciudad de Sevilla. Por este hecho se atribuye esta misma cronología a su única pintura conocida, El Entierro de Cristo del Museo de Bellas Artes hispalense, ya que en él uno de los Santos Varones es propiamente un retrato del emperador. La obra que nos ocupa se integra en el retablo principal de la capilla de las Doncellas, obra de 1771 debida al ensamblador José Rivera, a quien se solicita aproveche las pinturas en buen estado de uno anterior, de 1534, y que deseche las que estuvieran “maltratadas”. La institución propietaria de este recinto, hermandad de la Anunciación de Nuestra Señora (para la dotación de doncellas pobres), se funda en 1517, teniendo como primera sede la capilla de san Clemente, hoy desaparecida. En 1532 se le cede su capilla actual, donde el fundador, Micer García de Gibraleón, protonotario apostólico en Roma y pariente del papa León X, invierte en su decoración la importante suma de 2000 ducados. Parte de la misma se destina a las pinturas que estudiamos, atribuidas por Post a Cristóbal de Morales por la similitud que guardan con la única obra firmada del autor, el ya citado Entierro de Cristo, de 1526. La historiografía posterior ha consolidado esta teoría. En el banco, tras la recolocación de 1771, se conserva en el centro la pintura que reproducimos, mientras a los lados aparecen dos padres de la iglesia, de los cuatro que debió tener en principio. En el cuerpo principal cuatro tablas representan a san Pedro, san Bartolomé, santo Tomás y Santiago el menor. El Cristo bendiciendo que aparece bajo la cornisa es un añadido del siglo XVIII. En el ático encontramos un Calvario perteneciente al conjunto primitivo. Los fondos de las tablas se redoraron en 1771. El estilo de Morales, influenciado por Alejo Fernández, incorpora un amplio repertorio de elementos decorativos renacentistas (tomados de Las medidas del romano, de Sagredo) con los que intenta configurar espacialmente las escenas, con pobres resultados. La composición de las figuras acusa su formación goticista, especialmente las de los apóstoles. En la escena de la Entrega de las Dotes, la superposición de planos evidencia su incapacidad para asumir el nuevo lenguaje renacentista, que tiene aquí un notable ejemplo en la vidriera de la capilla, realizada por Arnao de Flandes en la misma fecha (1534). Pese a sus errores, la obra es de gran belleza, compensando los fallos estilísticos con aportes históricos y narrativos. A la izquierda aparece el fundador en retrato de esmerado naturalismo

Retablo de la Magdalena. Cronología: 1537. Autores: Anónimo de escuela sevillana. Consta en los archivos catedralicios que los patronos de este altar, Pedro García de Villadiego y su esposa Catalina Rodríguez, dotan una capellanía en 1537, fecha en la que, según Valdivieso, debió haberse ejecutado este conjunto pictórico. Sobre la autoría del mismo resulta complicado sacar conclusiones debido a los numerosos repintes que presentan las tablas, si bien a primera vista nos recuerda la producción de Alejo Fernández, especialmente el pasaje de la Anunciación, donde la arquitectura de fondo sigue las pautas de la obra de Alejo que con el mismo tema se conserva en el Bellas Artes. En los laterales figuran, en la parte superior, santa Bárbara y santa Catalina, y en la inferior los donantes acompañados de san Benito y san Francisco. El tema principal es la Magdalena a los pies de Cristo resucitado. En el interior del arcosolio encontramos representaciones de san Andrés, Santiago, san Pedro y san Pablo. La reja que cierra el altar es también de 1537.

Retablo de Santa Bárbara. Cronología: H. 1545. Autores: Antonio Rodríguez. Autor todavía poco estudiado pero del que documentalmente constan datos en nuestra ciudad entre 1545 y 1588. Durante sus últimos años aparece ligado al portugués Vasco Pereira, con quien colabora en labores de policromía de esculturas y dorado de retablos. La capilla de santa Bárbara fue dotada en 1544 por el canónigo don Rodrigo de Solís, quien fallece el 7 de octubre de ese mismo año, por lo que parece lógico pensar que serían sus herederos quienes encargarían las pinturas, fechadas por el historiador Ceán Bermúdez al año siguiente Del estudio de las tablas deducimos que Rodríguez fue un pintor modesto, sin dotes compositivas, pues las figuras aisladas no aparecen bien encuadradas y su canon resulta llamativamente corto. Las escenas centrales si presentan cierta armonía, probablemente por basarse en grabados de obras del mismo tema de Rafael y Durero, dos referentes obligados para los pintores sevillanos de esta época. Concretamente del primero y su Virgen del Roble, repetidamente grabada, toma la composición general, si bien la figura del ángel que ofrece una flor al niño está tomada del segundo. Más personal es la pintura de la Venida del Espíritu Santo que centra el cuerpo superior, si bien hay que tener en cuenta que la composición es muy sencilla, con dos grupos simétricos alrededor de la Virgen.

Santo Domingo de Guzmán y Santiago Matamoros. Cronología: 1556. Autores: Pedro de Campaña. Nacido en Bruselas en 1503 en el seno de una familia de artistas y literatos, después de iniciar estudios en su país viajó a Italia, documentándose su estancia en Bolonia con motivo de las fiestas de la coronación de Carlos I en 1529, para las que realizó la decoración de uno de los arcos de triunfo que solemnizaban el acto. Posteriormente se traslada a Venecia y más tarde a Roma. Esta última fue muy importante en su formación artística pues tomó contacto con notables pintores del primer manierismo romano, especialmente con los seguidores de Rafael, fallecido en 1520. En 1537 marcha a España, estableciéndose en Sevilla, donde contrae matrimonio. En 1562 regresa a su patria y trabaja en la fábrica de tapices de Bruselas hasta 1580, fecha probable de su muerte. Según su biógrafo Francisco Pacheco, dominó el dibujo y las matemáticas y fue muy diestro en la arquitectura y escultura. También cursó estudios de astronomía. Su credo estético incide repetidamente en el manierismo. Se aprecian en sus obras relaciones con las de Perino del Vaga y Francesco Salviati. Dramatismo y afán de movimiento, juntamente con una clara tendencia a los contrastes de luz, son notas esenciales de su producción. Fue un buen retratista y en una colección particular de Barcelona se conserva un autorretrato en el que se inspiró Pacheco para dibujar el que incluyó en su libro de ilustres varones. Entre las obras que realiza en Sevilla destaca el Descendimiento (1547) para la capilla de Luis Fernández en el convento de Santa María de Gracia, hoy en el museo Fabre de Montpellier. Otro Descendimiento, estudiado en el siguiente epígrafe, se conserva en la catedral. También destacamos el san Pablo Ermitaño y el san Antonio Abad, en la iglesia de san Isidoro, así como el retablo mayor del templo trianero de santa Ana (obra principal de su producción) y otras piezas conservadas en las parroquias de san Vicente y santa Catalina. Obra importante en su producción es el retablo de la Purificación de la catedral, en la capilla del mariscal Diego Caballero, cuyo lateral izquierdo reproducimos, donde colaboró con el pintor Antonio Alfián. El retablo muestra la Purificación de la Virgen en el centro, y los santos Ildefonso, Francisco, Santiago y Domingo en las calles laterales. En el banco están Jesús y los doctores en la calle central y, a los lados, los retratos del fundador y su familia. Este retablo fue sometido a un largo y complejo proceso de restauración llevado a cabo en los talleres del museo del Prado, terminándose en 2009. Hoy se conserva en su emplazamiento original y en excelente estado. Los retratos del banco, de influencia flamenca, se cuentan entre los mejores del renacimiento español.

Descendimiento de la Cruz. Cronología: 1547. Autores: Pedro de Campaña. Esta tabla es una de las pinturas más importantes dentro del patrimonio pictórico de la catedral. Además, la profundidad de su dramatismo y el naturalismo de sus pormenores la encumbran como una de las cimas del quinientos sevillano. Procede de la antigua parroquia de Santa Cruz, derribada por el gobierno intruso francés hacia 1810. El historiador González de León, que conoció dicho templo antes de su desaparición, nos describe su ubicación original; en una capilla cuyo patrono era don Hernando de Jaén (con casa principal en la actual calle Mateos Gago, hoy conocida como Casa Salinas), en donde también existían una pintura de san Francisco y unas vidrieras, que probablemente fueron diseñadas por el propio Campaña. El mismo autor nos indica la veneración que por esta obra sentía Bartolomé Esteban Murillo, que muy posiblemente organizó su entierro para descansar eternamente a los pies de la misma, bajo una lápida que rezaba Vive Moriturus, lema que nos recuerda su vinculación con la Santa Caridad. La pintura fue trasladada a la Catedral de Sevilla tras el derribo de su ubicación primitiva. Hoy la encontramos presidiendo la Sacristía Mayor, donde sigue sobrecogiendo a naturales y visitantes. El cuerpo de Cristo, que ocupa la parte central, es sostenido con cuidado por los Santos Varones, mientras que su madre, en un gesto de desmayo, es consolada por las Santas Mujeres. Esta actitud del pasmo de la Virgen, tan frecuente en las obras de arte de la Baja Edad Media, fue eliminada algunos años más tarde en el concilio de Trento, basándose en la descripción de la escena del evangelio de Juan, donde se afirma que la Virgen Stabat, es decir, que se sostenía firme al pie de la cruz. Completa el conjunto la figura de San Juan, que aparece al pie de la cruz. De su estancia en Bolonia, y concretamente de un grabado de Marcantonio Raimondi, podemos deducir que Campaña trajo la idea de la composición de su Descendimiento. La obra se realiza además tomando como modelo el Descendimiento que anteriormente había pintado para la iglesia del convento de Santa María de Gracia, pues, según el contrato, debía resultar “tan bien o mejor” que aquel. No en vano se pagaron 900 ducados, una buena suma acorde con las posibilidades de los prohombres sevillanos enriquecidos con el comercio de ultramar. La obra está firmada en su ángulo inferior izquierdo como “HOC OPVS FACIEBAT PETRVS CAMPANIENSIS”. Técnicamente se trata de una pintura al óleo sobre tabla de dimensiones considerables (3,20 X 1,91 mt.), que presenta un deterioro importante en las uniones de sus tablas, dispuestas éstas en sentido horizontal, lo que supone otra singularidad, pues se solían ensamblar en sentido vertical.

Ecce homo con la Virgen y San Juan. Cronología: h. 1550. Autores: Luis de Morales (atribución). Nació probablemente en Badajoz hacia 1510 y murió en la misma ciudad en 1586. Pintor de gran calidad y acusada personalidad, acaso el mejor entre los españoles de la segunda mitad del siglo XVI, a excepción de El Greco. Su formación plantea serios problemas, aunque Palomino lo hace discípulo del flamenco, residente en Sevilla entre 1537 y 1563, Pedro de Campaña. Ciertamente la meticulosidad y detallismo de su pincelada y la concepción del paisaje son de origen flamenco, y la mayoría de sus temas icónicos de tradición medieval tardía. Pero realiza unos tipos humanos y emplea un colorido y un sfumato emparentados con la tradición lombarda de un Bernardino Luini y de un Cristoforo Solario, que seguramente conoció no mediante un viaje a Italia sino posiblemente a Valencia, para ponerse al tanto de las novedades aportadas por los leonardescos Fernando Yáñez y Fernando de Llanos y los rafaelescos Vicente y Juan Masip. Sin embargo, el sesgo más personal de su pintura radica en la atmósfera atormentada en que respiran sus personajes, volcados más que a la acción hacia una intensa vida interior, llenos de melancolía y renunciamiento ascético y característicos del clima de crispada religiosidad que habían impuesto en la España del XVI los movimientos de reforma, desde los menos ortodoxos del erasmismo y el alumbradismo, hasta los más genuinos del misticismo y el trentismo. Morales, denominado el Divino porque pintaba solo asuntos religiosos, alcanzó su mejor época desde 1550 hasta 1570, pintando entonces numerosos retablos, trípticos y lienzos aislados que obtuvieron enorme difusión porque satisfacían la religiosidad popular de la época, si bien algunas de sus telas contienen citas y datos de erudición letrada, producto del contacto con los clientes ilustrados, a contar en primer lugar los obispos de la diócesis de Badajoz, a cuyo servicio estuvo. No está documentalmente corroborada su presencia en el monasterio de El Escorial llamado por Felipe II, aunque parece que éste adquirió alguna de sus obras para regalarlas a continuación. La enorme producción y la continua solicitud de sus temas iconográficos más frecuentes le obligaron a mantener un nutrido taller en el que colaboraron sus dos hijos, Cristóbal y Jerónimo; taller responsable de muchas copias que son todavía tenidas como autógrafas de Morales.