domingo, 28 de enero de 2024
IGLESIA DE ENGE Y ALREDEDORES (ZURICH)
martes, 16 de enero de 2024
PINTURA EN LA CATEDRAL NEOCLASICISMO Y ROMANTICISMO
FICHAS ATRIUM
La Piedad Cronología: 1788. Autores: Francisco
Bayeu. Nació en Zaragoza en 1734 y fue el segundo de los nueve hijos del
matrimonio de Ramón Bayeu, maestro lancetero, y de María Subías. Sus hermanos
Manuel y Ramón también se dedicaron al arte de la pintura, y su hermana Josefa
casó con Francisco de Goya. Se formó, entre 1749 y 1753 con el pintor y
profesor más acreditado de Zaragoza a mediados del siglo XVIII, José Luzán
Martínez. También estudió con Antonio González Velázquez durante la estancia de
éste en Zaragoza para pintar al fresco la cúpula de la Santa Capilla del Pilar
(1752-1753). Con ambos Francisco Bayeu asimiló las formas y el cromatismo del
rococó napolitano-romano, y con el pintor madrileño, recién regresado de Roma,
los modos pictóricos de su maestro Corrado Giaquinto, que tanto influyó en la
pintura de Bayeu. En enero de 1763, el nuevo pintor de cámara Antón Rafael
Mengs solicitó al secretario de hacienda, Esquilache, que Francisco Bayeu se
trasladara de Zaragoza a Madrid, pues le necesitaba como ayudante para las
pinturas decorativas del nuevo Palacio Real. En mayo ya estaba Bayeu en la
capital, donde su estilo, por influencia de Mengs, tornará hacia el
neoclasicismo. En la catedral se conserva una Piedad que Gestoso citó en 1909
en la capilla de san Francisco, señalando que estaba firmada y fechada por
Francisco Bayeu en 1778, y efectivamente la firma y fecha aparecen al dorso,
aunque la fecha fue mal transcrita, pues estudios recientes certifican que la
datación correcta es 10 años posterior, es decir, 1788. La composición de esta
obra sigue un esquema triangular formado por la figura de la Virgen sentada, en
cuyo regazo y en diagonal se inserta el cuerpo de su hijo. Se advierte en la
pintura la habitual soltura y facilidad para el dibujo de Bayeu, pero también
la frialdad y carencia de fuerza que siempre se ha señalado al referirse al
espíritu de sus obras. Con todo, Valdivieso la define en su monografía de 1984
como obra magnífica dentro del conjunto de pintura dieciochesca de la catedral.
Actualmente se expone en la sacristía Mayor.
San Sebastián. Cronología: H. 1790. Autores:
Ramón Bayeu. Nacido en Zaragoza en 1744 y fallecido en Aranjuez en 1793.
Pintor, diseñador y dibujante español, hermano menor de Francisco y del cartujo
Manuel, recibió las primeras enseñanzas pictóricas en los talleres de Juan
Andrés Merklein y José Luzán Martínez. En 1764 se trasladó a Madrid para
ingresar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde recibió el
primer premio de pintura. Desde 1765 colaboró con Antón Rafael Mengs en la
elaboración de los tapices para la Real Fábrica de Santa Bárbara, al mismo
tiempo que ayudaba a su hermano mayor en la ejecución de los frescos de las
bóvedas del Palacio Real. El 22 de junio de 1776 solicitó, con otros artistas,
el título de pintor del rey, que le fue denegado. De nuevo en Zaragoza, en 1780
aceptó el encargo de pintar las tres bóvedas de la catedral de Nuestra Señora
del Pilar, para las que interpretará los temas Regina Virginum, Regina
Patriarcharum y Regina Confesorum. El 25 de junio de 1786 fue designado, junto
a su cuñado Francisco de Goya pintor oficial de la Real Fábrica de tapices de
Santa Bárbara de Madrid. En 1787 realizó tres lienzos con la Virgen con san
Francisco y san Antonio, santa Escolástica y san Benito para los altares de la
iglesia del monasterio de Santa Ana de Valladolid. En 1789 pintó el lienzo de
Nuestra Señora del Rosario para la catedral de Segovia y obtuvo el título de
pintor de diseños para tejidos. Dos años después, el 22 de julio de 1791,
Carlos IV le concedió el ansiado cargo de pintor de cámara. Cuando se
encontraba trabajando en Aranjuez, enfermó y murió dejando como principal
heredero a su hermano mayor. De su actividad de grabador, técnica que cultivó
además del dibujo y la pintura, se conserva en la Calcografía Nacional de
Madrid un ejemplar de La Sagrada Familia con san Juan Bautista. El Museo del
Prado guarda, en diferentes depósitos, treinta dibujos preparatorios para las
obras anteriormente mencionadas y veintinueve grabados. En esta obra Ramón
Bayeu se pliega a modelos italianos, tanto en su tratamiento tenebrista como en
la expresividad de la figura, impresión que ya confirmara Ceán Bermúdez al
señalar el gusto de este pintor por obras de Guercino y Ribera. Por su alota
calidad se estima que es obra tardía dentro de la producción del autor,
fechable, por tanto, en torno a 1790.
Santas Justa y Rufina. Cronología: 1817.
Autores: Francisco de Goya. Encargado por el Cabildo en 1817, por mediación de
Agustín Ceán Bermúdez, erudito escritor de arte y amigo de Goya. Las santas
alfareras, Justa y Rufina, patronas de Sevilla, sufrieron martirio por haberse negado
a adorar una imagen de la diosa Venus. Se representan con los cacharros de
barro de su profesión y las palmas del martirio, mientras un león lame
mansamente el pie de santa Rufina, herido por haberla forzado a caminar desde
la sierra hasta Sevilla. La ciudad aparece al fondo, destacándose la torre de
la Giralda de la catedral sevillana, que quedó en pie por la intervención
milagrosa de las santas, que la sostuvieron en el terremoto de 1504. A pesar de
los elogios de Ceán, el cuadro no fue bien acogido por los sevillanos, sobre
todo por los artistas, quienes sentían que Goya les había arrebatado un buen
encargo. Así comenzó una batalla entre los defensores del cuadro de Goya y los
que lo querían desprestigiar, ambas partes expresándose a través de poemas y
coplas que se extendieron por la ciudad del Guadalquivir. Decían incluso que
Goya había tomado como modelos a dos prostitutas, una creencia popular que
llegó a la tinta de estudiosos como Yriarte, quién estaba convencido del escepticismo
de Goya. Otros historiadores goyescos no valoraron este lienzo del artista por
no responder a su estilo propio y carecer de fuerza, al parecer con el fin de
contentar al cabildo. Sin embargo, la crítica moderna ha sabido apreciar la
dificultad de un lienzo donde hubo que incluir variados atributos y para cuya
ejecución Goya se documentó profundamente y visitó tres veces la ciudad. El
resultado fue un pintura donde se fusionan los tonos negros con vivos colores,
al estilo de El Greco. Para la composición, el pintor sin duda se basó en la
obra del mismo tema que Murillo había realizado para el convento de los
capuchinos de Sevilla (Museo de Bellas Artes).
El martirio de san Pedro de Arbués. Cronología:
1804. Autores: Joaquín Cortés. Pintor neoclásico nacido en Sevilla en 1776 y
muerto en la misma ciudad en 1835. A este artista pertenece esta copia de un
original de Murillo que con el mismo tema se conserva en el museo Ermitage de
San Petersburgo, al parecer encargada por Godoy para disimular el impacto del
expolio de la obra original, pieza que originariamente se encontraba en la
capilla de Inquisición que, imaginamos, se refiere a la antigua parroquia de San
Jorge, ubicada en el interior del castillo de Triana. Cuando en 1812 esta
institución desaparece y el castillo pasa a titularidad municipal, la obra que
nos ocupa pasa a la catedral. La coincidencia de medidas entre esta pintura y
la original conservada en el Ermitage induce a dar veracidad a esta versión de
los hechos. Este artista dio comienzo a una dinastía de pintores de la que
también formaron parte su hermano Antonio Cortés y Aguilar, que inició la rama
francesa, y los hijos de este, André, Jeanne Marie y Édouard Cortès.
Noli me Tangere. Cronología: 1818. Autores:
José María Arango. Esta obra forma pareja con una Oración en Huerto, antes
ubicadas en el vestuario de los canónigos y recientemente dispuestas en el muro
del trasaltar, donde, aun a cierta altura y con escasa iluminación, pueden
apreciarse con facilidad. Arango nació en Sevilla en 1787, formándose en la
Academia de Bellas Artes, de la que más tarde, en 1825, llegó a ser Teniente de
Pintura. Fue buen amigo de Goya, al que hospedó en su casa durante las
estancias del pintor aragonés en Sevilla, y consta que el aragonés le retrató,
aunque esta obra se ha perdido. Murió en 1835. Las dos obras que referimos son
de gran formato y en origen se encargaron para la Sacristía Mayor, donde
estuvieron situadas en sendos altares que fueron desmontados hacia 1850. Ambas
pinturas están firmadas y fechadas y en ellas se aprecia la vocación neoclásica
de Arango, que no estuvo respaldada por el dominio del dibujo ni por la calidad
de su colorido. En estas obras se advierte una clara admiración por Mengs, sin
que sus modestas capacidades técnicas le permitan emular al entonces pintor de
cámara del rey.
La Santísima Trinidad. Cronología: 1901.
Autores: Virgilio Mattoni. Varias son las pinturas de este pintor sevillano que
se conservan en el templo catedralicio. Nacido en 1842 y muerto en 1923, fue
discípulo de Eduardo Cano, desarrollando su trayectoria en un camino que va del
realismo al modernismo. La pintura de Mattoni es de factura pulcra y rica gama
cromática, destacando sus excelentes cualidades como dibujante, rasgo común a
otros discípulos de Cano, como José Jiménez Aranda o José Villegas. Durante su
larga carrera también hizo incursiones en el prerrafaelismo y el simbolismo. La
obra que comentamos se dispuso sobre la Virgen de Belen de Alonso Cano, lo cual
suponemos condicionó el trabajo del artista, muy esmerado, especialmente en lo
referido a composición, dibujo y colorido, siendo destacable la amplia gama de
blancos que emplea para revestir la figura de Dios Padre.