(VISITA) PINTURA DE LA CATEDRAL SEGUNDO MANIERISMO SEVILLANO / ATRIUM / Guía Emilio Rubio / después de la
desaparición de Luis de Vargas, la salida de Sevilla de Pedro de Campaña
y la muerte de Esturmio, es un periodo
peculiar de la pintura, empieza el XVII como
Siglo de Oro pero Emilio piensa que el verdadero Siglo de Oro es el XVI, el 17 es periodo de declive del Estado, Emilio pese a Velázquez y Murillo
piensa que el Siglo de Oro es el XVI, al
menos en Sevilla, en el XVII el
naturalismo y en el XVI al final ya apuntaba el barroco, Pacheco se resiste a admitir el barroco,
las primeras obras de Murillo son 1645, los últimos pintores del XVI ya alguno se mete
en el XVII ; CRISTO DE MARACAIBO , (1561)
Pedro Villegas Marmolejo es el último renacentista manierista, es un
Cristo negro, con mucha devoción en Venezuela, se vinculan a esta imagen hechos milagrosos, en Maracaibo tiene mucha devoción en Semana
Santa, es una figura muy destacada, en
el original (esta es una réplica) un incendio le dejó la cara negra, lo quemaron los indígenas por revueltas en
contra de la opresión, le encargan la obra a Pedro Villegas Marmolejo a
finales del Concilio de Trento, muchas
obras para conventos americanos , Hernando de Esturmio enviaba muchos cuadros
para conventos americanos, este cuadro servirá de devoción para indígenas
venidos de América a España, había pequeñas colonias de nativos aquí se devocionaba
mucho, hay un pequeño altar sufragado
por María Bejarano; se le pone en otro
sitio más digno, finalmente en 1796 se coloca en esta capilla de Santa Ana, el retablo que vemos es de 1916, es de un es un neo Renacimiento encargado a
Joaquín Bilbao, por la casa Conde de
Galindo, residente en la collación de San
Vicente, este barrio tuvo mucha importancia por la llegada del ferrocarril, se convirtió en un barrio aristocrático, las
principales casas del XIX están en la
collación de San Miguel, el retablo se terminará en 1919, las obras que figuran en el retablo son de
1796, Joaquín Bilbao aprovecha las pinturas ; Joaquín Bilbao muy
polifacético, hizo un Cristo coronado de espinas, colabora con arquitectos, no solo de estilo neomudéjar también
Renacimiento, Barroco (Regionalismo no
es un único estilo, el regionalismo incluye muchos estilos ) ; RETABLO labra las CABEZAS SAN PEDRO Y SAN PABLO , en las cabeceras ángeles
pasionarios, con curiosas posiciones de
las piernas, ESCUDOS HERÁLDICOS casa Conde de Galindo, también se conoce por capilla de Maracaibo
capilla de Santa Ana o capilla de San Bartolomé; Pedro Villegas Marmolejo es muy culto, se relaciona con gente muy influyente, es amigo de Benito Arias Montano vive en
San Lorenzo, en ese periodo se deseca la Alameda y el barrio coge prestigio y
Benito Arias Montano es benefactor de la herencia de Pedro Villegas Marmolejo ,
este era coleccionista de esculturas, monedas y libros, los BANCOS donde estamos sentados son los del Corpus del
siglo XVI; Benito Arias Montano
muere en 1598, el mismo año que Felipe II,
coincide con el periodo imperial, los Austrias Mayores, Pedro Villegas Marmolejo nace en 1519, muere en 1596, Sevilla se engrandece, se quiere simular a Roma, las puertas son
modernizadas por Hernán Ruiz; Sevilla ingresa lo mismo que todo el imperio
por las mercancías de las aduanas que recibía; equivalente a Nápoles y Amberes, la misma población; había cuatro arcedianos: de Jerez y Reina, de Écija, de Niebla y de Carmona; Pedro Villegas Marmolejo pinta para el
arcediano de Écija, hace una pintura culta, difícil de interpretar, sabía latín, griego, arameo y otras lenguas; Benito Arias Montano fue perseguido y
procesado por la Inquisición, los Papas,
sin embargo, querían retenerlo por ser
un intelectual; Sevilla entonces muy
importante con pintores como Alonso Vázquez Pacheco, este se sentía orgulloso, de policromar obras
de Montañés ; en el Cristo de Maracaibo es muy característico el paño de
pureza al vuelo, peristoma, formas flamencas de representar las escenas secundarias; retablo de la VISITACIÓN
DE LA VIRGEN (1566-1570) se inicia en 1566, se termina de asentar en
1570, en ese año encarga Diego de
Bolañós reja con barco, cerámica de Cristóbal de Augusta, tabla del retablo se han mantenido sin
desordenar, retablo capilla con derecho
a exonerar, pinturas de Pedro
Villegas Marmolejo a partir del 1570 llega Felipe II a Sevilla y Pedro
Villegas Marmolejo se hace el más cotizado, tiene influencias de Rafael , todavía
trabaja Luis de Vargas en las pinturas frescos de la Giralda , en los
muros de la Catedral, no hace otras
obras; (SANTA ISABEL Y LA VIRGEN) son figuras romanas, San Gabriel mensajero se le aparece a Zacarías,
este no lo cree y entonces pierde la voz,
la imagen de Zacarias es influencia italiana, de Rafael y la imagen de la Virgen, es influencia flamenca, la escena con unos detalles muy observados de
la realidad; el italiano revisa la
realidad para embellecerla, personajes
que rodean a Zacarías, uno lleva algo similar a las tablas de la ley mesiánicas,
exquisitas las dos niñas, los colores se materizan , dos sirvientas
figuran como las del gusto de Rafael Sanzio, transmiten gradaciones de brillo; (SAN BLAS Y SANTIAGO) a la derecha nacimiento
de San Juan Bautista, debajo de la
tienda de campaña (como la de Carlos V) pide una pluma para escribir el nombre
de Juan y el resto de escenas relacionada con el nacimiento de Jesús; la figura
de (SAN SEBASTIÁN) de aspecto escultórico;
Pedro Villegas Marmolejo
policromador de Jerónimo Hernández, figuras de los laterales los comitentes
escultura de (SAN JERÓNIMO) policromado por Pedro Villegas Marmolejo, parte de arriba el (NIÑO JESÚS), muy escultórico, estilo de Miguel Ángel, el primero de Sevilla en representarse así ,
después Niño Jesús de la Quinta Angustia, en baldaquino, los costaleros se estrenan con esta imagen , en la
Capilla de la Quinta Angustia, REJA es
una limitación jurídica, el VELO de las
mujeres casadas, hubo oposición de las mujeres, en el siglo XVIII a retirárselo,
Santa Isabel la Santa Isabel acaricia el vientre de la Virgen; VIRGEN DEL
POZO SANTO Alonso Vázquez en el convento de Santa María de Jesús, de
la calle Águilas, encargo del deán López Cepero, en los periodos de absolutismo, siempre estaba encerrado
en la cárcel, fue deán de la Catedral,
libró de amonedar el patrimonio de la catedral, los cuadros de Murillo los
enterró; el cuadro de la Virgen del Pozo Santo , recoge el hecho milagroso de agua que rebosa el pozo y
salva al niño; el dibujo es deudor de la
escultura, influencia de la pintura
natural, de Caravaggio, Virgen María mira hacia abajo, Alonso
Vázquez muy conocido por la (ÚLTIMA CENA) de la Cartuja, este monasterio
era referencia moral y artística, tienen obras suyas las parroquias de San
Lorenzo y Santa Ana; cuadro APARICIÓN DE CRISTO A SAN IGNACIO DE LOYOLA ,
cuando iba camino de Roma, de Alonso Vázquez estaba en la casa
profesa de la iglesia de la Asunción, ordenación del cuadro muy clara, esquema
compositivo muy matemático, Alonso Vázquez en 1603 al servicio de los marqueses de Montes
Claro, muere en 1608, en 1575 Francisco de Borja llega a
Sevilla, los jesuitas aterrizan y
empieza en la iglesia de la Asunción, después en la iglesia de San Gregorio, después en la calle Becas, la imagen de San Ignacio de Loyola tiene contrastes
lumínicos que se acentuarán en el barroco, San Cristóbal de la Puebla, de Alonso Vázquez; RETABLO DE LA
ASUNCIÓN DE LA VIRGEN en madera y cerámica, combina escultura y pintura (SAN
ILDEFONSO Y SAN DIEGO DE ALCALÁ) en el banco, excelente procesión de profetas, padres de la Iglesia (SAN JUDAS TADEO. SANTA
CATALINA) enfrentamiento intelectual con los intelectuales, coros de ángeles con las letanías lauretanas, abusiones a la Virgen: lirios, fuente, torre de marfil , enjutas
interiores influencia de El Greco (trabajaba para Felipe II en El Escorial, pero al monarca no le convence y se traslada a
Toledo, donde es mimado por los la curia );
en el RETABLO DE JERÓNIMA ZAMUDIO Y
FRANCISCO GUTIÉRREZ comitentes, los santos y sus combinaciones extrañas por
ser devociones de los patronos, el
retablo de Francisco Pacheco talleres en la calle Trajano fueron alumnos
de esos talleres Murillo y Pacheco, para
los retablos empezó con la pintura retrospectiva, fue un gran teórico junto con Garducho, hizo
retratos de ilustres varones delm arte, pero no recogió a todos por envidia o
desprecio, por ejemplo a Roelas que apostaba por el barroco, tampoco a Herrera, el viejo; tampoco lo recogía bien y Pacheco en su libro Arte
de la Pintura, Pedro Villegas Marmolejo ayuda a Juan de Mal Lara se le encarga
la decoración de la Galera Real para la batalla de Lepanto, otros críticos fueron Pedraza, Ortiz de Zúñiga,
Gestoso González de León, fueron
historiadores del arte, pero siempre es mejor volver a la fuente, siempre hay cosas nuevas; Francisco Pacheco aboga por la formación integral
del artista, Velázquez pidió ser noble y
planteó que la pintura es algo intelectual, Pacheco lo defendió, hilo impulsó en España policromía de las
esculturas, la peana (SAN JUAN Y
SANTIAGO); pintura de SAN FERNANDO RECIBIENDO LAS LLAVES DE SEVILLA por
Francisco Pacheco , en el trascoro, esta era la zona del pueblo, se ve
reflejada la Puerta de Jerez, INMACULADA
, de Francisco Pacheco en la segunda
mitad del XVII, debate teológico entre las órdenes religiosas, impulsado por los dominicos en contra de las tesis
inmaculadistas , encargo de Vázquez de Leca con predicaciones en el Patio
de los Naranjos, Miguel Cid
coplas defendiendo la Inmaculada, iconografía y letanías lauretanas, Virgen vestida de sol, coronada con 12 estrellas y luna a sus pies, Murillo simplificará todo, Zurbarán seguirá estos modelos, Zurbarán aparta a Pacheco, este no quiso
asumir el lenguaje nuevo, solo pintaba
lo pasado de moda, Sevilla se va
haciendo Inmaculadista para olvidar la pestes dominicos prestigio intelectual,
Papa Paulo V publica un breve prohibiendo tratar la no Inmaculada , en la
reinauguración de Santa María la Blanca los intelectuales apoyan la
figura de la Inmaculada en la segunda mitad del XVII
FICHAS ATRIUM
Cristo de
Maracaibo. Cronología: H. 1561. Autores: Pedro
Villegas Marmolejo. Hombre de gran erudición, gozó de la amistad de
diversos artistas e intelectuales de su época, entre ellos el humanista y
teólogo Benito Arias Montano, que le dedicó un epitafio a su muerte, o el
escritor Juan de Mal Lara, a cuya familia atendió cuando fue encarcelado por la
Inquisición, asistiendo económicamente a su esposa. El poeta le devolvió todo
cuando fue liberado, el 17 de septiembre de 1561. Al igual que otros autores de
su época tenía un gran interés por la antigüedad clásica, llegando a conformar
una buena colección de monedas y tres estatuas de mármol, además de una amplia
biblioteca. En su último testamento legó sus esculturas antiguas a la catedral
de Sevilla y el resto de antigüedades y libros a Arias Montano, además de un
lote de 24 pinturas. En 1597 Montano legó estas obras a su discípulo Pedro de
Valencia, describiéndose en un inventario de la época varias escenas bíblicas,
mitológicas y retratos. Entre los retratos había uno del propio Villegas y otro
de Arias Montano, ninguno conservado en la actualidad. El Cristo de Maracaibo
se encontraba situado inicialmente en un retablo cercano a la puerta de San
Miguel, que había dotado en 1.561 María de Bejarano. Sin embargo, en mayo de
1.794, ante el auge que tomó la veneración a este Cristo, el Cabildo decidió
buscarle un nuevo emplazamiento que, tras varios intentos (capilla de San
Laureano y sacristía de los Cálices), fue fijado definitivamente en la capilla
de Santa Ana. Se inauguró el domingo catorce de febrero de 1.796, cuatro días
antes de la llegada del Carlos IV y su corte a Sevilla, con una misa a cargo
del canónigo Juan López Becerra, gran promotor del culto a esta imagen. A sus
lados hay relieves de la Virgen y san Juan del siglo XIX, que anteriormente
formaron parte de un retablo neoclásico pero, ya en el siglo XX, se integraron
en el actual, diseñado por Joaquín Bilbao en 1.919.
La Visitación
y retratos de la familia Bolañós. Cronología:
1566-1570. Autores: Pedro Villegas Marmolejo. Probablemente su padre fue
pintor, y con él comenzaría su aprendizaje. En 1541 aparece inscrito en el
gremio de pintores y en 1542 contrajo matrimonio con María Salvago, que murió
antes de 1596. A lo largo de su vida realizó varias obras para las Indias. Al
igual que otros pintores, también era dorador y estofador. Se cree asimismo que
practicó la escultura. Entre los años 1560 y 1580 se convirtió en uno de los
pintores más importantes y con más encargos de la entonces cosmopolita ciudad
de Sevilla; su taller, en el que trabajaban numerosos discípulos y
colaboradores, alcanzó gran prestigio, enviando parte de su producción a
tierras americanas. Este periodo de esplendor para Villegas y su taller
coincidió con el vacío dejado en la ciudad por otros artistas como Pedro de
Campaña, quien abandonó Sevilla en 1562, Hernando de Esturmio, muerto
prematuramente en 1557 y Luis de Vargas, que se dedicó casi por entero a las
decoraciones al fresco de la Giralda y la iglesia del Sagrario. Su estilo tiene
influencias italianas, sobre todo de Rafael. Tomó a menudo como modelo para sus
obras dibujos y grabados procedentes de Italia, Alemania o Flandes. Entre las
obras que se conservan en la actualidad destacan las pinturas del retablo de la
Visitación en la catedral de Sevilla. La tabla central del mismo muestra claras
influencias del manierismo romano tanto por la distribución espacial de los
personajes como por el uso del color. Los retratos de los patrocinadores del
retablo situados en el banco del mismo demuestran su gran capacidad en este
género. En las iglesias sevillanas de san Lorenzo (donde está enterrado el
pintor) y san Vicente se localizan varias obras del artista. En la primera
encontramos la Sagrada Familia (1585) y la Anunciación, y en la segunda la
Virgen de los Remedios (1590) y las restantes tablas del primitivo retablo de
la capilla de esta advocación, ahora de las Siete Palabras. Por otra parte, en
el museo de la parroquia de Santa Cruz de Écija se conserva una pintura que
representa a Cristo Fuente de la Vida, procedente de la iglesia de san Gil de
la misma localidad. Su epitafio en la iglesia de San Lorenzo, redactado por
Arias Montano, reza así: AL DIOS DE LOS VIVIENTES. PEDRO VILLEGAS MARMOLEJO
PINTOR SEVILLANO DE GRAN INGENIO Y SANAS COSTUMBRES DE CONOCIMIENTO Y DISCURSO
MUY APROPIADO VIAJO A LA PAZ A SUS 87 AÑOS Y SU VIEJO AMIGO ARIAS MONTANO SEGÚN
LO PROMETIDO EN SU TESTAMENTO HIZO QUE EL ARQUITECTO M.PEREZ ESTO GRABARA EN
HONOR DE SU AMISTAD AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE 1597.
Aparición de
Cristo a san Ignacio. Cronología: H. 1595. Autores: Alonso
Vázquez. Siguiendo las noticias que de él da Palomino, su nacimiento se
suele situar en la malagueña ciudad de Ronda en torno a 1564. En Sevilla se
encuentra ya en 1590 donde trabajará con los presupuestos manieristas del
último tercio del siglo. Sus interesantes composiciones destacan por la solidez
de su dibujo, que se convierte en la auténtica estructura de la obra, sobre la
que desarrollará el cuidado efecto tonal de sus colores. En la capital
hispalense permanecerá hasta 1603, momento en que decide trasladarse a Méjico
para entrar al servicio del marqués de Montesclaros, virrey de Nueva España. Su
muerte se produjo poco antes de 1608. Uno de los rasgos más representativos de
la obra de Alonso Vázquez, claramente apreciable en esta pintura, es la
impronta escultórica que muestran todas sus figuras, así como la composición
geométrica del cuadro, en este caso con claras formas triangulares y redondas
cuya yuxtaposición va componiendo por sectores la obra. De igual forma se
aprecia un claro respeto por la tradición y corrección iconográfica en todos
sus temas.
Virgen del
Pozo Santo. Cronología: H. 1597. Autores: Alonso
Vázquez. La obra que nos ocupa presidió un retablo del convento de Santa
María de Jesús de Sevilla, de clarisas franciscanas, encargado por doña Beatriz
Pérez el 2 de julio de 1597. La Virgen del Valle o del Pozo Santo, comprada por
el deán López Cepero tras la desamortización de 1835 y luego cedida a la
catedral, se expone actualmente en la sacristía de los Cálices. Después de ser
atribuida a Francisco Pacheco y a Pablo de Céspedes, hoy se adscribe a la
producción de Alonso Vázquez. Este artista nació en Ronda hacia 1568 y murió en
Méjico en 1608. Tiene un estilo muy variado en sus obras; en la Santa Cena
(que, procedente de la Cartuja, se conserva en el Museo de Bellas Artes de
Sevilla) se fija en los detalles propios de la escuela flamenca, mientras que
en la Virgen del Valle y en otras obras posteriores muestra una serenidad más
cercana a Rafael. En 1603 marcha a Méjico, donde pasa el resto de su vida,
influyendo en el desarrollo de las escuelas locales. El nombre de Pozo Santo se
debe al milagro, representado a los pies de la figura de la Virgen, que narra
como un niño que había caído a un pozo emerge milagrosamente del mismo gracias
a la intercesión de la Virgen. La figura de María, rodeada de ángeles, presenta
una mirada baja dirigida al niño. La sobriedad del colorido y la serenidad de
la composición dan a esta obra un aspecto manierista indudable. También de
Vázquez y de hacia 1595 son las tablas laterales del altar de la Asunción,
próximo a la puerta de Palos.
Francisco
Gutiérrez y Jerónima Zamudio. Cronología: H. 1628.
Autores: Francisco Pacheco. Si bien su pintura no alcanzó grandes cotas
de calidad, la labor teórica que llegó a realizar demuestra la riqueza del
entorno y la singularidad de las personalidades que tuvo la oportunidad de
conocer, reflejo de los intereses del pensamiento artístico de toda una época.
Pacheco tuvo como maestro a un desconocido Luis Fernández entre 1580 y 1585, y
su formación se desarrolló dentro de la corriente manierista que, procedente de
Italia y Flandes, imperó en Sevilla a lo largo del último tercio del siglo XVI.
Contó con la protección de su tío, canónigo y personalidad destacada en el
ambiente culto de la ciudad, quien sin duda le proporcionó una cuidada
formación humanística. Esta educación le permitió sobresalir entre sus colegas
pintores y mantener vivos unos intereses culturales que se plasmaron en su Arte
de la Pintura, publicado póstumamente en 1649. Esta obra -junto a los
Diálogos de la pintura, de Vicente Carducho (1633)- se convirtió en la más
importante codificación teórica de la tratadística española del siglo XVII,
recogiendo la tradición cultural de aprecio de la pintura como arte liberal e
incidiendo en la formación intelectual del pintor. Para Pacheco, la base principal
de la pintura debía estar en el dibujo, con lo que recogía las teorías de raíz
florentina, para extenderse posteriormente en los aspectos doctrinales e
iconográficos que habían sido sancionados por el concilio de Trento. Su
pintura, de factura seca y lisa -casi siempre deudora de las estampas flamencas
que acudían por miles a la Sevilla contemporánea-, se suavizó un tanto después
de su viaje a Madrid, El Escorial y Toledo, en 1611. El conocimiento de las
colecciones reales y de la pintura de El Greco hubieron de influir en la mejora
del tratamiento del colorido y el modelado de sus obras, permitiendo su
preponderancia en la Sevilla de la época hasta poco antes de 1630. En estas dos
obras del altar de la Inmaculada (Cieguecita) se aprecian sus excelentes dotes
para el retrato.
San Fernando
recibiendo las llaves de Sevilla. Cronología: 1634.
Autores: Francisco Pacheco. En 1634 el Cabildo encargó a Pacheco una
obra de pequeño tamaño sobre plancha de cobre para ser ubicada en el sagrario
del trascoro, donde aún hoy se exhibe. Es obra de mediana calidad que
manifiesta la decadencia del autor en sus últimos años, en parte justificada
por su avanzada edad, pues contaba con más de setenta años. Las figuras en
primer plano muestran un excesivo rigor y falta de naturalidad, pero sin embargo
el fondo tiene notable interés, ya que muestra tanto la puerta de Jerez como el
cimborrio de la catedral, edificios actualmente desaparecidos.
Inmaculada con
Miguel del Cid. Cronología: 1616. Autores: Francisco
Pacheco. En Sevilla hay constancia documental de la celebración de la
Concepción de María desde el siglo XIV y de su octava, al menos, a partir del
siglo XVI. Ciudad de ferviente devoción mariana protagonizó en la segunda
década del siglo XVII uno de los episodios más conocidos de estos debates
teológicos, que alcanzó a toda la población. Ésta quedó conmocionada por un
sermón del dominico fray Domingo de Molina, prior del convento de Regina,
contrario a las creencias concepcionistas que expresaron por escrito y desde el
púlpito las restantes órdenes religiosas, alentadas por las acciones iniciales
del canónigo Mateo Vázquez de Leca, Arcediano de Carmona, y de Bernardo del
Toro, clérigo predicador del Sagrario, la parroquia adscrita a la catedral.
Miguel del Cid, muy próximo a éstos, redactó la copla “Todo el mundo en
general” a la que puso música el predicador en 1615 y terminó convirtiéndose
para la población sevillana en un himno concepcionista cantado en fiestas,
procesiones y actos litúrgicos. En 1617 una comisión enviada a Roma consiguió
un breve del pontífice Paulo V propicio a las tesis inmaculadistas, celebrado
con alborozo en la ciudad pese a las reiteradas campañas de los dominicos en
años sucesivos. En 1661 Alejandro VII publicó otro breve, Sollitudo Onmium
Eclesiarum, favorable a la opinión de que el alma de la Virgen María fue
enriquecida por la gracia del Espíritu Santo y preservada del pecado original.
Entre 1619 y 1624 Pacheco pintó seis lienzos con el tema de la Inmaculada
Concepción y en tres retrató a cada uno de los protagonistas de la gesta
concepcionista de 1615 a los pies de la Virgen: el poeta Miguel del Cid, el
arcediano Mateo Vázquez de Leca y el predicador Bernardo del Toro. El cuadro
fue donado a la catedral por el canónigo Juan de Ochoa de Basterra y en 1804
permanecía colgado sobre su sepultura, junto a la puerta del Lagarto, muy
próximo al púlpito donde se predicaba todos los domingos del año. En 1860 pasó
a la sacristía de capilla de la Antigua y después a la sacristía de los
Cálices. Hoy se dispone en el museo catedralicio