ARTE BARROCO EN SEVILLA 1600-1780 FICHA 8: PLAZA DE LA REAL
MAESTRANZA LA TAUROMAQUIA BARROCA, EL TOREO A PIE PLANO DE LA REAL
MAESTRANZA, FUENTE: https://realmaestranza.com/ El pasado histórico de la Real
Maestranza de Caballería de Sevilla se remonta a los días inmediatos a la
conquista de la ciudad en el año 1248 por Fernando III el Santo. Los nobles que
le acompañaron en tan importante gesta fundan una hermandad bajo la advocación
de San Hermenegildo con el fin de adiestrarse en el manejo de las armas y las
prácticas ecuestres que luego aplicarían en el combate. Dentro de estos
ejercicios se generaliza el toreo a caballo, precedente del toreo a pie, que no
aparecerá hasta el siglo XVIII, cuando, con la llegada de la dinastía francesa
de los Borbones y las sucesivas prohibiciones que éstos implantan sobre los
espectáculos de toreo a caballo (la primera de 1723), los nobles dejan de
participar en las corridas, cediendo su protagonismo a los que hasta entonces
habían sido sus auxiliares a pie, que pasan a protagonizar el espectáculo. Es
lo que algunos historiadores han definido como “democratización de la fiesta”.
Esto provocó un crecimiento de la afición entre la plebe, donde se popularizó
el toreo a pie. El papel de la Real Maestranza seguirá siendo fundamental en el
desarrollo de la tauromaquia por dos motivos, el primero por diseñar y
construir un espacio que sirva para la evolución de este nuevo concepto de
enfrentamiento entre el hombre y el animal, y, el segundo por aportar, desde
sus vacadas, los toros de lidia. En un principio los toros que se utilizaban
para los festejos eran los que no servían para el trabajo por su carácter
indomable. Cuando el toro festivo alcanzó un valor superior al ganado de carne
o labor, se empezaron a seleccionar toros exclusivamente con fines de
espectáculo. Es a partir del siglo XVIII cuando aparecen las ganaderías de
bravo tal como las conocemos hoy y será a finales de esta centuria cuando se
organiza y ordena la lidia, interviniendo picadores, banderilleros y matadores,
ordenación que debe mucho a Joaquín Rodríguez Costillares (1743-1800). La
irrupción de su figura acaba con la costumbre de emplear cada matador su propio
criterio para matar a la res, ya que inventa e impone el uso del volapié, y
sobre todo, el empleo de la muleta para la colocación del toro de cara a esta
esta suerte. Aquí comienza la muleta a ser un instrumento clave en la lidia de
los toros. Fue también el primero en elegir una indumentaria específica para la
práctica del toreo, compuesta por una chaquetilla, un calzón corto y una faja
que, desde su adopción, fueron perfilando las líneas del actual traje de luces.
Buen conocedor de la importancia que tenían los lances de capa a la hora de
descubrir el comportamiento de las reses, fue "Costillares" el
creador de algunos pases tan bellos como la verónica. Contemporáneo del
anterior fue el rondeño Pedro Romero, considerado por muchos como el torero más
grande de todos los tiempos. El clasicismo de su estilo, la variada elegancia
de su repertorio y la pureza y seriedad que exigía dentro de los cosos fueron
trazando el perfil de lo que se conocería después como la Escuela Rondeña,
opuesta desde sus orígenes a la movilidad colorida, más innovadora y barroca,
de la Escuela Sevillana. El tercero en discordia de esta terna de grandes
figuras del toreo barroco fue el sevillano José Delgado Guerra, "Pepe-Hillo",
quizás el primero que arrastró el fervor del público fuera de los muros de las
plazas de toros, para convertirse en un fenómeno de notoriedad social difícil
de equiparar a cualquier otro personaje de su tiempo. Su ejecución de las
variadísimas suertes que dominaba quedo plasmado en uno de los primeros
tratados sobre el toreo a pie. Su muerte en la plaza de Madrid en 1801 supuso
una conmoción nacional y el punto final de la tauromaquia barroca.
jueves, 11 de abril de 2024
BARROCO SEVILLANO : EL TOREO BARROCO. PLAZA DE LA MAESTRANZA DE SEVILLA
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