(VISITA) PINTURA EN LA CATEDRAL
BARROCO NAPOLITANO / ATRIUM / Guía Rocío Cea / llegamos al barroco y sus grandes
maestros: Murillo, Zurbarán, pero hoy toca
la escuela napolitana sus cuadros dieron mucha reputación y algunos
consiguieron prestigio, Nápoles fue epicentro
o cuna de esos pintores, durante todo el
XVII y primera mitad del XVIII y el gran
maestro Caravaggio , a partir de 1607 influye con sus grandes obras,
también José Ribera el Spañoleto humanización y luces inspiradas por Caravaggio, coincide con el virreinato de Nápoles, José
Ribera trabajó para los virreyes, José Rivera hizo labor de magisterio con los
jóvenes, a partir de Trento también
cambió el paradigma iconográfico religioso, los nobles encargaron piezas para las capillas
(eran de pequeño formato), aunque también hubo obras de altar para iglesias y
catedrales (mayor formato); los artistas
viajan a Venecia a aprender de Veronés y los artistas como Lucas Giordano
se pueden adscribir a la escuela
napolitana, pero estuvo 10 años en
España, trabajando para El Escorial; MARTIRIO DE SAN LORENZO de Lucas Giordano, cabeza con tamaño pensado para una exposición
más alta, influido por Mattía Pretti,
el caballero calabresi; Juan Bautista Caracciolo también obras
de la discípulos de estos artistas; José
Gestoso investigó los orígenes de las obras , SANTA
TERESA se le atribuyó a Francisco Zurbarán, pero se piensa en Mati Pretti ,
el calabresi; le encargan la decoración
de las 7 puertas del Nápoles, con vírgenes y Santos para proteger a la ciudad
de Nápoles de la peste, como la de 1607;
en 1640 ingresa en la orden de San Juan
de Malta, allí se quedó y allí implantó
el barroco napolitano, hizo la decoración
de la Iglesia de San Juan de La Valletta, protegido por el arzobispo de Sevilla Manuel
Arias, este fue natural de
Valladolid, de familia sencilla, ingresó
en la orden de Malta, ingresó como sacerdote con 52 años, en 1651 va Malta y se convierte en el Gran
Maestre, Consejero de Estado para
Sicilia, estudió matemáticas,
jurisprudencia, teología y Carlos II lo llama a la Corte, con la muerte de Carlos II es regente y con
Felipe V lo nombra arzobispo y más tarde cardenal de Sevilla, viajará con su colección de cuadros y
antigüedades, hay cinco cuadros en la Catedral de Mattia Pretti : Degollación
del Bautista, Santa Teresa y Ángel de la
guarda, Cristo resucitado en el cenáculo,
influencia de Caravaggio de 1671, Mattia Pretti y Manuel Arias
crean una Academia en Malta que atiende a pintores, doradores y otras personas del arte, su patrón es San Lucas , pueden formar
gremio; Manuel Arias encarga un retablo
a Mattia Pretti ; SANTA TERESA tratamiento
lumínico muy original y con dudas de si es de Zurbarán, Santa Teresa se
convierte en un icono y se representa mucho, hubo obras para apoyar la campaña de
santificación; en 1597 se llevan
estampas a los Países Bajos, uno de sus gobernadores,
una mujer impuso la devoción a la
santa; el retrato de Santa Teresa
, el único en vida, se lo hizo el fraile
San Juan de la Miseria, en 1970 fue
designada la primera doctora de la Iglesia, símbolos del Espíritu Santo, en otras obras incorpora el libro por la
mística, símbolo iconográfico para la
integración del Espíritu Santo, Santa
Teresa de Jesús vino de Beas de Segura hasta Sevilla, con 9 días de viaje por
la Sierra Morena, se aloja en casas poco
habitables ; el arzobispo Cristóbal de Rojas le negó la posibilidad de
crear el convento de la orden, vivió un año
en condiciones calamitosas en la Calle de Armas, encontró apoyo en los priores cartujos y
después le autorizaron; el hermano de
Teresa, Alonso de Cepeda le regala unas casas en la Calle Pajería, después fueron a la ubicación actual, símbolo del Espíritu Santo por la visión que
tuvo Santa Teresa de Jesús de una paloma incandescente y que le inspiró la
sabiduría, consideró que era el Espíritu Santo; ÁNGEL DE LA
GUARDA de Mattia Pretti en la Capilla de los Dolores, esta figura de La Dolorosa con las manos
apretadas y no con las palmas juntas es lo que diferencia a la escuela
sevillana de la escuela granadina, esta dolorosa es de Pedro de Mena , tratamiento
lumínico (con un demonio con cuernos), fruto del Concilio de Trento y facilitó que el
Ángel de la Guarda se vuelva popular, Ángel de la Guarda era un querubín con la
espada de fuego, el Ángel Custodio, el niño simboliza el alma humana para quedar
protegida de los males de la muerte; angeología
estudiada por Joseph Stone, estudioso de
los ángeles, concluye que no son
materiales, pero ven y sienten; SANTA ANA Y LA VIRGEN en la capilla de la Dolorosa
de Gian Battista Caracciolo, el Battistelli, influencia de Caravaggio, Caracciolo era amigo
del escultor Bernini, uno de los grandes del tenebrismo, su obra está repartida por Europa, esta es una copia de la original en el Museo
de Viena, las copias las hizo con variantes
y con pigmentos más baratos ( le hice ese comentario a Rocío), pero me aclaró
que los barnices están oxidados, muy
interesante por la humanización de los personajes; Battisteli conoció a los Carracci, tiene su influencia, hace un vínculo con los tres personajes (la
unión de sus manos) estaba de moda este
motivo, la Progenie de Jesús, juegos entre las manos, otras veces aparecía la abuela de María, Emerenciana,
abuela de la Virgen, el velo fue una reliquia de mucho valor desde
la última Cruzada, está en una iglesia de Francia y tiene mucha devoción de las
mujeres infértiles, Ana de Austria pidió
un heredero (el tejido de seda es del siglo XI, demostró que no podía ser una reliquia) ; Luis de Vois , trae la cabeza de Santa Ana y
también los huesos, la cabeza está en Chartres
y los huesos entre Génova y Éboli; Santa
Ana es tribuna (mujer de tres esposos) y Tripara (parió tres veces), patrona de las infértiles, de los guanteros,
modistas y bordadoras, hilanderas,
también de la Buena Muerte para no sufrir; San Andrés en la cruz en aspa , Crucificado de
la Clemencia, capilla del Cristo de la Clemencia,
EL
TRASLADO DEL ARCA DE LA ALIANZA Arca
de la Alianza fue secuestrada por los filisteos, el Dios Dagón de los filisteos
apareció fragmentado y los filisteos devuelven el arca, el rey David consiguió rescatarla, el cuadro es de Francesco Solimena
discípulo de Mattia Pretti muy abigarrado de sus composiciones, Moisés quiere
dar corporeidad a la divinidad (encierra las tablas de la ley en el arca) es la
segunda corporeidad después de las tablas de la ley , el arca de la alianza tiene
una tabla (la tapa de oro puro) era una tabla propiciatoria, para los
sacrificios, la Biblia no vuelve a hablar del Arca, pudo ser destruida por los
babilonios, en el 566, el rey David contento con el Arca , toca el arpa,
Rey David patrón de los músicos y
enfrentado a Goliat, prefiguración de
Jesucristo y Salvador, escribió el Libro
de los Salmos, luces tomadas de la
escuela veneciana, mujeres todas de
espaldas, EL
CANTICO DE LA PROFETISA MARIA gloria del pueblo de Israel al ser liberado
del yugo del faraón egipcio, Miriam o
María entonando cantos a Dios (Luis Reina dice que está empezando a bailar la
tercera sevillana), dominio de la
indumentaria, influencia de José Rivera y Caravaggio ; MARTIRIO DE SAN LORENZO de Lucas Giordano, por lo rápido que hacía los cuadros, San Lorenzo patrono de cocineros, bomberos,
panaderos, Carlos II y Felipe II muy
devotos de San Lorenzo; Giordano tiene obra en Guadalupe y Venecia, influencia de los tenebristas, en España fue muy criticado pero es muy
sobresaliente de la pintura italiana, los
diáconos guardan el tesoro del templo, San Lorenzo guardaba el tesoro del templo, no se lo entregó a los romanos porque lo había
dado a los pobres, fue muy castigado con
hierros incandescentes, en Roma hay cinco
iglesias de San Lorenzo: San Lorenzo Extramuros, San Lorenzo Paneprochuto (pan y jamón) ; San Lorenzo
(otra dedicada a la grasa de la parrilla) el Santo y los efectos de las llamas, tiene tintes miguelangelescos, ojos vueltos, con una cesta naturalista volcada, los esbirros le dan fuerza y lo vuelven para quemarlo.
FICHAS ATRIUM
Santa Ana, la Virgen y el Niño. Cronología: H.
1620. Autores: Gian Battista Caracciolo. Nápoles, 1578-1637. Se formó en la
escuela del tardomanierista Belisario Corenzio, pero el influjo del
caravaggismo le afectó profundamente, haciendo que su pintura se convirtiera en
una de las reflexiones más interesantes sobre las formas y los motivos del
maestro lombardo. Esta tendencia de fuertes contrastes lumínicos, con
personajes de marcados rasgos populares, fue sin duda la que más interesó a
Caracciolo a la hora de representar asuntos religiosos. Pero no se conformó con
las novedades llegadas hasta Nápoles, sino que viajó por importantes centros
italianos, como Roma, Florencia o Génova, donde fue reclamado por Marcantonio
Doria. Estos viajes influyeron en su pintura, sensibilizada por la obra de
Lanfranco o de los Carracci que estudió en Roma, y que suavizó su caravaggismo
dando lugar a una producción más luminosa, de menores contrastes, de formas más
suaves y torneadas. La calidad de su pintura, siempre orientada hacia un
tenebrismo sin concesiones, hizo de Nápoles el foco caravaggista más
importante, después de Roma, que era al fin y al cabo la cuna de este estilo y
el lugar donde trabajaban los mejores naturalistas: el propio Caravaggio, los
Gentileschi, etc. Sin embargo, Battistello no supo sustraerse a otras
influencias según avanzaba el tiempo y el tenebrismo quedaba superado. Pese a
todo, trabajó excelentemente al fresco, un material que apenas era tratado por
los integrantes de este movimiento. Al final de su carrera, matizó sus
dramáticas composiciones, acentuadas por los contrastes entre luces y sombras,
haciendo patente la influencia del Idealismo clasicista de los Carracci. Tuvo
Battistello Caracciolo como discípulos a caravaggistas insignes de segunda y
tercera generación, como fueron Massimo Stanzione y Mattia Pretti. Está
documentada su amistad con Ribera, el españoleto, y con otro español muy poco
conocido llamado Juan Dose, también conocido como Giovanni Do, del que se
conserva un magnífico lienzo en el convento de Santa Paula de Sevilla. Esta
pintura que vemos tiene otra versión similar en el Museo de Viena
Martirio de San Lorenzo. Cronología: H. 1655.
Autores: Atribuido a Lucas Jordán. La escena del martirio presenta intensos
contrastes claroscuristas y una atmósfera de penumbra que recuerda efectos de
la pintura italiana, destacando el cuerpo del mártir cuya anatomía precisa e idealizada
llevaron al profesor Enrique Valdivieso a atribuir esta obra a la etapa juvenil
del pintor italiano Luca Giordano –Lucas Jordán- (Nápoles, 1635-1705). Las
vinculaciones con otras pinturas de los primeros momentos de su carrera
artística se advierten en la agilidad y facilidad para el dibujo, en la
captación de la expresividad física y anímica de la figura del mártir o de sus
verdugos, en la disposición de la parrilla y en la cesta inferior alusiva a las
limosnas. Artista de fecunda imaginación y capacidad creativa se formó en el
entorno de José de Ribera, en Nápoles, siendo ésta su influencia decisiva en
sus primeros momentos hasta que marchó a Roma y Venecia donde estudió con
Veronés, cuyo influjo se percibe en toda su trayectoria posterior, donde
igualmente asimiló los rasgos y tipos físicos de los pintores Mattia Pretti,
Rubens y Pietro da Cortona. En siglo XIX, en el transcurso de las obras
realizadas en la sacristía mayor de la catedral de Sevilla, se desmontaron las
puertas y partes altas del relicario renacentista y se dispusieron en su lugar
tres retablos-marco neoclásicos diseñados por el arquitecto Fernando de
Rosales, cuyas molduras de talla dorada y cierres de madera marmorizada fueron
abonados a José Berajano y Francisco Escacena, respectivamente carpintero y
pintor en nómina de la catedral de Sevilla. Giordano residió en España desde
1692 a 1702, dejando una notable producción en los reales sitios de El Escorial
(escalera principal, basílica y tránsitos al coro) y del palacio del Buen
Retiro, además de en otros lugares como la iglesias de Atocha y de Santiago de
los Alemanes, ambas en Madrid y la sacristía de la catedral de Toledo. Debido a
la muerte de Carlos II y a la difícil situación durante la época de la guerra
de Sucesión, decide volver a Nápoles, donde, poseedor de una gran fortuna,
gastó importantes sumas de dinero en obras de beneficencia, siendo
particularmente generoso con sus compañeros artistas con problemas económicos.
El Ángel de la Guarda Cronología: H. 1660.
Autores: Mattia Pretti. Pintor nacido en 1613 en Taverna (Calabria) y fallecido
en La Valletta (Malta) en 1699. Todavía joven se trasladó a Roma, junto con su
hermano mayor Gregorio, hacia 1628. En esos años se interesó por el caravaggismo
y por la obra de los seguidores nórdicos y franceses de Merisi; en esa etapa de
juventud se sitúan sus escenas de jugadores y músicos. A finales de la década
de 1630 estudió la corriente neoveneciana, los trabajos de clasicistas como
Lanfranco y la pintura del Guercino y de los venecianos Tiziano, Tintoretto y
Veronés. En Roma dejó en la decoración al fresco realizada para Sant’Andrea
della Valle, entre 1650 y 1651, con escenas del Martirio de san Andrés, una de
sus obras maestras, que junto con sus frescos de Módena, donde representó a Los
Evangelistas y El Paraíso, son un exponente del estilo maduro del pintor. Entre
1656 y 1660 se encuentra en Nápoles, donde su pintura se transformó modificando
la luz y el colorido, que se tornó más frío. Su obra en esa ciudad fue fuente
de inspiración para las siguientes generaciones de pintores napolitanos ,
especialmente para Francesco Solimena,
considerado su principal seguidor. En Nápoles, además de las numerosas pinturas
de caballete, decoró la iglesia de San Pietro a Majella con escenas de la vida
de san Pedro Celestino y de santa Catalina de Alejandría, fechadas entre 1657 y
1659. Tras una breve estancia en Roma, donde participó en la decoración de la
Stanza dell’Aria del Palazzo Pamphilj en Valmontone, en 1611 se trasladó
definitivamente a Malta, donde desplegó una gran actividad. Allí ingresó en la
Orden de Malta, consiguiendo el rango de caballero. La misma orden se convirtió
en su mejor cliente, ejecutando para ella su obra más ambiciosa, la renovación
de la decoración de la iglesia de San Juan de La Valletta, con episodios de la
vida del santo titular. A pesar de que participó en la decoración de la mayoría
de las iglesias de la isla, Pretti continuó recibiendo encargos para distintas ciudades
de Italia y de Europa. El Ángel de la Guarda que aquí reproducimos puede ser
una de las obras traídas a Sevilla por el arzobispo Manuel Arias, quien
coincidió con Pretti en Malta, siendo el primero secretario del Gran Maestre
Canciller y el segundo, como ya se ha dicho, caballero de la orden, generándose
entre ambos una fecunda amistad, ya que fueron numerosas las obras del pintor
trasladadas a Sevilla por dicho arzobispo. La mayoría de estas pinturas
permanecieron en el palacio Arzobispal, si bien ésta que nos ocupa se expuso
desde la muerte del prelado en la sacristía de los Cálices, quizás por donación
expresa de Arias a la catedral, de donde tras la última reordenación pasó a la
capilla de los Dolores, donde se expone junto a la obra de otros pintores de
escuela napolitana.
El traslado del Arca de la Alianza. Cronología:
h. 1690. Autores: Francesco Solimena. Pintor y arquitecto, Solimena, que había
iniciado estudios humanísticos, vio determinada su carrera por la profesión de
su padre, el pintor Ángelo Solimena. Comenzó como ayudante de éste, pero la
verdadera influencia de su formación temprana fue la pintura de Luca Giordano,
de quien era amigo, de Pietro da Cortona y Lanfranco, y de Mattia Pretti, cuya
paleta de tonalidades oscuras y sombrías ejerció una fuerte atracción en su
obra. En 1674 se había establecido en Nápoles, donde residió toda su vida, sin
apenas moverse de la ciudad, a pesar de los numerosos encargos que realizó para
diversas cortes europeas, entre ellas la española a través de su relación con
Carlos de Borbón, el futuro Carlos III de España. De las obras de su período
temprano, cabe destacar sus conjuntos de pintura al fresco, en los que es aún
evidente el estilo claro y luminoso que deriva de Giordano. En los años
posteriores, el colorido se ensombrece, atraído el artista por las obras de los
tenebristas napolitanos, dando a su pintura una mayor densidad emocional y
dramática. La obra Traslación del Arca de la Alianza narra el episodio del
segundo libro de Samuel, capítulo 6. La descripción del momento es realmente
espectacular, mostrando el tumultuoso cortejo que precede a los portadores del
arca ante la cual danza el rey David. Es esta una obra perfectamente resuelta
en sus aspectos compositivos, que el artista ensayó en dos bocetos
preparatorios conservados en los museos de Viena y Kansas City. Hace pareja
esta pintura con otro lienzo titulado El Cántico de la profetisa María, hermana
de Moisés, cuando acompañada de las mujeres de Israel celebra el feliz paso del
mar Rojo, según cuenta el capítulo 15 del libro del Éxodo. Es también esta
pintura el resultado de un ambicioso planteamiento compositivo, perfectamente
resuelto en la conjunción de los numerosos personajes que integran la escena,
cuyas actitudes se centralizan en la expresiva figura de la profetisa entonando
solemnemente su canto.
La cena de Emaús. Cronología: H. 1780. Autores:
Atribuido a Francesco Mura. El reducido tamaño de este lienzo (61 x 74 cm.) nos
induce a pensar que procede de un espacio privado, posiblemente de la capilla
de un palacio o de un ámbito de clausura conventual. El profesor Valdivieso lo
atribuye a los seguidores de Francesco Mura (Nápoles, 1696-1782) y lo describe
en 1984 como de mediana calidad, estando entonces expuesto en la sacristía de
los Cálices. Con anterioridad Gestoso lo atribuyó a Mariano Salvador Maella,
artista valenciano que llegó a ostentar el cargo de pintor de cámara de Carlos
III. Sin embargo una reciente limpieza ha sacado a la luz un colorido y riqueza
de matices que lo sitúan entre las mejores pinturas italianas que atesora la
catedral y lo vinculan directamente al maestro Francesco Mura. Resulta de gran
vistosidad el rompimiento de gloria superior, con excelente dibujo y juegos de
sombras, así como el perro que desde el primer plano mira hacia afuera,
vinculando el interior de la obra con el espacio del espectador. La obra de
Mura se sitúa en la estela de Francesco Solimena y Luca Giordano pero ya dentro
de la estética Rococó, de la que fue uno de sus principales intérpretes,
dejando una profunda huella en el arte del «Settecento» napolitano.