martes, 15 de noviembre de 2022

ARTES DECORATIVAS EN LA CATEDRAL : EBANISTERIA (ARTESONADOS)

Artesonado de la Sacristía Mayor 

Confesionario siglo XIX

Silla del arzobispado y escaño del secretario 

Armario ( tesoro) 

Armario

Cajoneras 

Cajoneras 

Puertas

Puertas

Puertas

Puertas 

Puertas 

Sillón de respeto ( argollas laterales para introducir de barras y ser porteado) 

Bancos tapizados 

Confesionario del Señor penitenciario 

Artesonado Sacristia Alta 

Rejas del XVII de la Sacristía Alta 

Pinturas de la Sacristía Alta 

Espejos Sacristía Alta 


Atril

Puertas lacadas y de carey (Puertas de la Capilla Virgen de la Antigua) 

Artesonado caja de órgano 

Puertas del coro

Atril central

Atril Lateral 

Atril central 

Virgen del Pilar (talla muy reconocida de los especialistas) 

Capilla Obispo Scala (arcosolio) 

Sillón frailero

Sillón frailero

Vidriera obispo Scala 


Sillón regalado por Hermanos Caballero a Monseñor Amigo 
(tiene torres de Tánger, Medina de Rio Seco y Sevilla)  

Puertas de las Cajonerías 

Puertas de las Cajonerías 

Porta cirios 

Martes 15-11-22 NOTAS: (VISITA) ARTES DECORATIVAS DE LA CATEDRAL DE SEVILLA:  EBANISTERÍA intervenciones actuales en este tipo de patrimonio,  en los portalibros del Corpus,  en los porta cirios,  están repartidos por otras capillas,  muy importante la carpintería de lo blanco integrada en la arquitectura;  un artesonado de mucha importancia en la capilla de Santo Tomás son espacios geométricos islámicos;  otro tipo de mobiliario los atriles para el Corpus,  o los confesionarios vemos unos del siglo XIX;  en la Sala Capitular se hacen alabanzas al patrimonio por la silla del arzobispo y el escaño del secretario;  mobiliario civil es distinto del mobiliario litúrgico eclesiástico,  aunque algunos palacios tenían reclinatorios,  atriles y otros ; el sillón y el escaño tienen distintos tipos de maderas preciosas exóticas,  en el sillón representación de las virtudes la Esperanza (a la derecha)  y la Caridad (a la izquierda) en el Tesoro la techumbre antes oculta por un cielo raso, obra  del maestro carpintero de la Catedral;  en 1401 se hizo un primer muelle de piedra,  para la descarga de los materiales,  hay constancia de una factura de una reparación de una grúa para el movimiento de  piedras de la Catedral, que venían de la cantera de San Cristóbal,  en Jerez;  la Catedral Nueva no impedía el mantenimiento de la Catedral Vieja lo que era la mezquita,  con artesonados muy importantes y por tanto mucho equipo de trabajo lignario;  muy importante el andamiaje de la mezquita nueva y las grúas para la elevación de piedra, s esconde mucha estructura de madera;  el armario de 1790 del Tesoro antes guardaban papeles, estaba  la contaduría de cuentas de la Catedral,  muy influenciado por los del Aarchivo de Indias qué antes fue Casa de Contratación y después Consulado Marítimo en 1782,  Carlos III lo propuso como Archivo de Indias;  el mobiliario casi solo en la iglesia lo que eran los tacos y las cajonerías de las sacristías,  antes de 1992 había armarios y cajonerías del siglo XVIII vienen de la Sacristía de los Cálices;  el inventario de la Casa de Pilatos incluye las 92 almas de los sirvientes,  pero no mucho mobiliario civil,  algún dosel, algún arca sin embargo,  la ebanistería de otros países europeos es mucho más importante y había una tradición en el mobiliario civil; Puertas de diseño de Diego de Riaño o Diego Guillén Ferrant,  se ven a Santa Justa y Rufina y la Giralda (sin campanario),  las columnas abalaustradas,  la sacristía de Diego de Riaño y quizás de Martín Gaínza muy interesante por lo decorativo más que la propia estructura tardo medieval; Puertas del Ayuntamiento de Sevilla son las originales son puertas similares a esta de la Catedral,  columnas abalaustradas,  tratado de “lo romano”,  tondos de San Marcos y San Lucas,  la otra cara tiene a San Isidoro y San Leandro y San Juan;  los armarios recogen escenas de la recogida del maná y de las parejas de santas;  sillas de respeto con anillas para disponer de unas parihuelas;  conjuntos de bancos corridos tapicería original de 1717,  bancos sin respaldo para acólitos de la Catedral,  la calle Bancalero (equivalente a tapiceros)  era Palacios Malaver,  antes fue calle de carpinteros y también lo fue la calle Cuna;  confesionario del siglo XVIII entre 1705 y 1710 del Señor Penitenciario intervención de Francisco Hernández Gijón [el que hizo el Cachorro]  (formas geométricas y barrocas)  preside la Giralda , un sillón frailero:  sillones de cuero [los  pecados que pueden ser perdonados por el Penitenciario:  pecados como la apostasía,  el secreto de confesión,  el aborto;  su horario era según una tablón de anuncios;  techumbre de la sacristía dirigida por Hernán Ruiz II, en 1451 conjunto que cierra tras el altar Juan Bautista Vázquez y el fundidor Baltasar Morel ; Sacristía en uso espejos y mesas caliceras,  porta cirios o porta insignias;  Presbiterio:  atril de Francisco Hernández Gijón [hizo el Cachorro,  las Tres Caídas,  expresión del cirineo de San Isidoro, ejecución del paso del Gran Poder, los Ángeles] también está en uso la Cruz de Merino también está para el culto;  atril aunque sea para ciertos ritos solemnes,  Catedral le ponía mucha importancia al teatro litúrgico;  las iglesias en su hacer diario eran sencillas y en los días solemnes se hacía mucho aparataje;  Capilla de la Virgen de la Antigua tumbas de Luis Salcedo y Azcona que trajo al escultor Domenico Franqueli hizo un proyecto integral que impulsó la llegada de orfebres,  carpinteros,  escultores,  aparecen la heráldica de los Guzmán, en las puertas con planchas de carey;  Puertas de los coros ejecución de don Pedro Duque Cornejo,  entrada en mármol , Duque Cornejo vivió como un noble con coche de caballos y lacayos,  hace las cajas de los órganos,  también los pórticos y las puertas del coro con elementos de metal, fundidos en bronce por el desarrollo del oficio de fundidor de cañones, la metalistería de la Real Maestranza de Artillería (la que está delante de la Caridad) y la Real Fábrica de Artillería (la que está en San Bernardo); paneles con instrumentos musicales también iniciales ; hay  puertas falsas por la teatralidad ficticia,  se nota en las ejecuciones en él artesonado de artistas mudéjares; ¡¡¡ Antonio Sacristán pide a una japonesa que no pase en perfecto idioma del Sol Naciente!!!;  Ornamentos de la Hermandad del Sagrario Niño Jesús de Martínez Montañés;  porta cirios como una cama repujada,  este es equivalente a los carros de las procesiones de las hermandades actuales;  atriles y escaños de la parte frontal decoración en las partes tapizadas,  bordados muy antiguos; atril central muy suntuoso,  los especialistas lo consideran pesada; Capilla de los Pinelo imagen de la Virgen del Pilar de Pedro Millán discípulo de Lorenzo de Mercadante de Bretaña para los especialistas es la talla mariana más relevante de la Catedral;  Capilla del obispo de Scalas muy intrigante,  denunció a compañeros a Roma;  se hizo un monumento funerario y también en el Patio de los Naranjos,  la colección d sillones fraileros que combinan cuero, metal y madera con pintura dorada; en la tumba funeraria,  dos cojines en el la tumba , indican que es cardenal , relieve de Andrea dela Robia con imágenes de San Sebastián y Santa Casilda (de perfil), renacentista,  la familia Della Robia trabajaba para Lorenzo de Medici;  silla de los hermanos Caballero regalo al arzobispo Carlos Amigo,  se recogen tallas de torres de Medina de Rioseco,  de Sevilla y de Tánger;  fue un regalo a Monseñor Amigo Vallejo,  las cajonerías entre los segmentos tenían tacas o armarios tallas realizadas de Diego Guillén Ferrant  trabajaron el alabastro y también la madera, hay ejemplos en la  Catedral de Huesca y Zaragoza,  esta puertas de nogal de la Sacristía Mayor,  en un lado los Padres de la Iglesia y en otro Los Evangelistas;  canceles son de madera (receptáculo o habitáculo)  entre la entrada del templo y la calle

FICHA DE ATRIUM

Antigua Puerta Del Sagrario Catedralicio. Cronología: h. 1366. Autores: Anónimo de escuela de carpintería toledana. Pieza de singular importancia de la carpintería mudéjar es la puerta que, procedente, al parecer, del antiguo sagrario de la mezquita-catedral sevillana, se conserva en la sacristía alta, detrás del altar mayor. Está compuesta por dos hojas, de dos tableros cada una, cuya superficie se decora con espléndidas lacerias. La composición se centra en una estrella de diez puntas, que al prologar sus lados determina una serie de hexágonos y estrellas de cinco puntas, todo ello ornamentado por menudos atauriques. La separación entre los tableros se efectúa mediante una faja de bronce repujado y claveteado, siendo del mismo metal los llamadores situados en los canales superiores. La misma faja se repite en los extremos superior e inferior de la puerta. Rodeando los tableros figura una inscripción latina de caracteres góticos tomados del capítulo VI del evangelio de San Juan en la que se hace alusión de la eucaristía. La belleza de esta obra es indudable lo mismo que su mérito e interés dentro del panorama de la carpintería mudéjar. Con respecto a su fecha de ejecución se propuso por Rodrigo Amador de los Ríos la segunda mitad del siglo XIII, considerándola José Gestoso de la segunda mitad del siglo XIV. Esta última datación parece la más adecuada, debido a las evidentes relaciones estilísticas que ofrece con las grandes puertas del patio de las doncellas de los Reales Alcázares, ejecutadas en 1366. Por otra parte, tales conexiones pueden indicar que la puerta de la catedral fuera realizada por carpinteros toledanos como lo fueron las del alcázar.

Artesonado de la sacristía alta. Cronología: h. 1500. Autores: Anónimo mudéjar. Dos interesantes ejemplos de carpintería tardomedieval de lo blanco conserva la catedral. Las obras de carpintería de lo blanco son aquellos trabajos realizados en madera cortada a escuadra, en las que predomina, tanto en los aspectos constructivos como decorativos, la geometría. Las manifestaciones más importantes de la carpintería de lo blanco son las techumbres de madera, aunque en ellas también se incluyen obras similares, caso de las puertas. De las techumbres destacamos dos, el artesonado de la Sacristía Alta (reproducido al margen) y el alfarje hasta hace poco colocado en la nave del Lagarto del Patio de los Naranjos, y recientemente removido de aquí. Este último, procedente del desaparecido Colegio de Santo Tomás, es obra del siglo XVI de estilo mudéjar, decorado con labores de lazo. Con resabios mudéjares pero preeminencia de formas renacentistas encontramos el artesonado de la Sacristía Alta, en la que se ha copiado con gran fidelidad una de las ilustraciones del Folio LXXV vto. del Libro IV de Arquitectura, de Sebastián Serlio. Los casetones de dicho artesonado son octógonos y cuadrados, en cuyo centro figuran unas piñas. El carácter perecedero de la madera es la causa de que muchas piezas que la emplearon no se hayan conservado. Asimismo, los deterioros ocasionados por el uso, la humedad o los insectos han motivado que muchas piezas se hayan alterado, por sustituciones y reparaciones no siempre afortunadas.

Puertas de la Sacristía Mayor. Cronología: h. 1547-49. Autores: Diego Guillén Ferrant. Dentro del apartado dedicado a las labores de carpintería es necesario resaltar un interesante conjunto de puertas. Tras la obra mudéjar antes analizada, sigue en antigüedad la correspondiente a la Sacristía Mayor. Se trata de una obra renacentista iniciada en 1547 y completada dos años más tarde. Sus trazas corresponden a Diego Guillén Ferrant, pero no su ejecución, en la que intervinieron diversos carpinteros, ensambladores y entalladores. Entre los primeros cabe citar a Alonso Ruiz, entre los segundos a Cornielles y a Jerónimo de Valencia. La participación de estos artistas y de otros, cuyo nombre se ignora, explica la disparidad estilística de la obra. En ella destaca la representación de los evangelistas, de las virtudes y de los santos Isidoro, Leandro, Justa y Rufina, enmarcados por motivos de grutescos y elementos estructurales, que guardan una estrecha relación con los empleados en la arquitectura de la Sacristía.

Puerta del pórtico del coro. Cronología: 1730. Autores: Luis de Vilches. Las puertas correspondientes a los pórticos del coro están firmadas por Luis de Vilches y fechadas en 1730.De ellas sólo dos, una en cada lado, son practicables, siendo simuladas las otras dos, construidas en jaspes polícromos. Junto a la firma y fecha citadas aparecen instrumentos musicales, todo ello labrado sobre chapa de cobre pulido, en armonioso contraste con el tono oscuro de la madera de ébano o del jaspe, según los casos

Puerta del pórtico del coro. Cronología: 1730. Autores: Luis de Vilches. Menos importancia desde el punto de vista escultórico poseen otros ejemplos, que sin embargo destacan, como es el caso, por la significación de los materiales empleados. Las puertas de la Capilla de la Antigua, en comunicación con la sacristía de la misma y con una alacena, son de ébano, carey e incrustaciones de bronce. Su construcción hay que situarla en torno a 1738, año en que se completó la decoración de la capilla a expensas del arzobispo don Diego de Salcedo y Azcona, quien la había elegido como lugar de enterramiento.

Antiguas Cajonerías de la Sacristía Mayor. Cronología: 1548-51. Autores: Diego Guillen Ferrant. Las piezas de mobiliario litúrgico que conserva la catedral abarcan cronológicamente desde el siglo XV al XIX, y son exponentes de la riqueza que en otros tiempos tuvo la catedral sevillana. Del conjunto de muebles renacentistas ninguno es más destacado que las cajonerías de la Sacristía Mayor. Por desgracia estas fueron sustituidas entre 1819 y 1822 por unos armarios neoclásicos hechos por Albiu, en los que se aprovecharon algunos de los relieves antiguos. La descripción que de ellas hizo en 1804 Ceán Bermúdez y los restos incorporados a los armarios hoy existentes, ponen de manifiesto la importancia capital de dicha obra dentro de la escultura sevillana del siglo XVI. En realidad la sacristía contó con dos cajonerías diferentes, que se situaban en los muros occidental y oriental. Estructuralmente eran similares, pero su decoración escultórica variaba, de acuerdo con los distintos momentos cronológicos en que se ejecutaron. La más antigua se realizó siguiendo trazas de Diego Guillen Ferrant entre 1548 y 1551, es decir, a la vez que se construían las puertas que cierran la sacristía. A ella pertenecen algunos de los frisos de grutescos hoy conservados, así como los relieves de los evangelistas (reproducidos al margen) que forman parte del armario del muro oriental, a la segunda cajonería, construida entre 1581 y 1584 con la participación de Diego de Velasco el Mozo y Juan Bautista Vázquez el Viejo, pertenecen la mayor parte de las pilastras y los relieves de los Padres de la Iglesia de la puerta del otro armario. Todos estos corresponden a la estética manierista

Silla arzobispal y escaño del secretario. Cronología: 1592. Autores: Diego de Velasco. La silla arzobispal y el escaño del secretario, ambos en la Sala Capitular, se realizaron en madera de caoba en 1592, decorándose la primera con imágenes de las virtudes teologales, hoy desaparecidas, y la segunda con parejas de ángeles que sostienen cartelas. El autor de tales esculturas fue Diego de Velasco, con quien colaboró Andrés de Ocampo. Junto a ellos intervino Francisco de Uceda realizando “una tarja que sirve de orla donde sean de poner las armas de la iglesia en la silla… para… el cardenal”. Tales muebles, hoy mutilados y desprovistos de buena parte de su decoración, son una buena muestra de la utilización, en un entorno religioso y casi litúrgico, del mobiliario de naturaleza profana.

Diseño de silla arzobispal de respeto Cronología: 1682. Autores: Pedro Gómez. El mismo origen civil tiene otra serie de sillas utilizadas por el arzobispo. Algunas se colocaban ante el altar mayor durante las ceremonias que presidía el prelado, otras, sin embargo, figuraban en las procesiones a las que el arzobispo asistía. Estas últimas reciben el nombre de sillas de respeto, identificándose por las cuatro asas que permitían a los servidores su traslado. De estas sillas se conserva un ejemplar, en bastante mal estado, en la sacristía de la capilla de la Antigua. Corresponde a comienzos del siglo XIX, presentando asiento y respaldo de tela blanca bordada en oro. De mayor interés es otra silla, cuyo diseño reproducimos, también conservada en la sacristía de la Capilla de la Antigua. Su estructura corresponde a la de un frailero, pero sus líneas son más movidas y su decoración más abundante. La estructura básica del frailero se ha complicado en esta silla al curvarse algunos elementos, tales como los brazos, patas y chambranas. Asimismo la ornamentación se ha incrementado tanto en las chambranas como en los apoyos de los brazos, en donde figuran sirenas, y en el copete. En el dibujo éste presenta una mitra, báculo y cruz patriarcal, que la obra definitiva no tiene. Por el contrario, la silla cuenta con una chambrana posterior que en el dibujo no existe. Tanto ésta como la delantera se organizan mediante carnosos tallos vegetales rodeando una amplia cartela, en similar esquema al del copete. La parte inferior de las cuatro patas se decora con una hoja de acanto, mientras el resto de la superficie presenta una labor imitando escamas. En el dibujo aparecen asiento y respaldo almohadillados y decorados por bordados florales, pero ninguno de los dos se conserva. En el dibujo aparecen las cuatro asas, hoy desaparecidas, que permitían transportar la silla en la forma antes comentada.

Banco para el Corpus Christi. Cronología: 1777. Autores: Anónimo. Es tradición no escrita que este conjunto de bancos fueron sufragados por los propios canónigos. Son piezas de suntuoso barroquismo, acentuado por la movida línea de los respaldos. Tanto éstos como los asientos son de terciopelo rojo, llevando un galón de plata y ofreciendo bordados, tipo repostero, en oro y plata con el escudo del cabildo. Otro contrapunto de color aporta el dorado en oro fino al agua de los elementos de madera, que van, asimismo, finamente torneados.

Atriles para el altar del Corpus Christi. Cronología: 1723. Autores: Anónimo. Del aparato para la fiesta del Corpus Christi forman parte un conjunto de grandes atriles realizados en madera dorada y policromada. Su monumentalidad viene determinada por el tamaño de los cantorales que en ellos deben descansar. Su estructura resulta demasiado rígida y ni siquiera la minuciosa labra de sus elementos contrarresta esa sensación de obra maciza. Lo más destacado de ellos, reproducidos arriba, es la variedad de su ornamentación, compuesta por temas vegetales, junto con figuras infantiles de ángeles y cartelas con inscripciones y motivos eucarísticos. Se concluyeron en 1723, una vez superadas ciertas reticencias por parte del cabildo, preocupado por su alto coste. En la actualidad, y tras ser restaurados, se exhiben en la capilla de San Pablo. El atril reproducido a la izquierda parece anterior, de fines del XVII, es más pequeño y presenta la figura de un ángel mancebo, siendo relacionable, desde el punto de vista estilístico, con la obra de Francisco Antonio Gijón. Considerada esta circunstancia, cabe pensar si su origen primitivo sería formar parte del Monumento de Semana Santa, para el que se sabe que entre 1688 y 1689 trabajó el citado escultor. Su labor se centró en reparar algunas imágenes antiguas y en realizar un nuevo Calvario para el remate, pero bien pudiera ser que su tarea se ampliase a la ejecución de otros elementos, como este atril, aunque de ello no existan referencias documentales. La relación con Gijón la fundamento en la semejanza de la figura del atril con los ángeles pasionarios o ángeles-virtudes del paso del Señor del Gran Poder, y con los que posee la hermandad de Jesús antes Anás, procedentes del paso de la hermandad de San Juan Evangelista, todos ellos documentados como de Gijón. El ángel del atril, a pesar de su forzada postura, presenta el sentido de dinamismo y de realismo que caracteriza a las figuras antes citadas y a buena parte de la obra del mencionado escultor.

Confesionario del Señor Penitenciario. Cronología: Primer tercio del siglo XVIII. Autores: Atribuido a Francisco Antonio Gijón. Concluyendo este apartado de las obras realizadas en madera, me referiré al más destacado de los grandes confesionarios que hoy conserva la catedral. Es, además, el de mayor antigüedad de los que aún están en uso. Destinado al penitenciario y habitualmente ubicado en el sector de la epístola del muro del trasaltar, corresponde al primer tercio del siglo XVIII y presenta una estructura prismática bastante rígida. En él existe un manifiesto contraste entre la ornamentación vegetal que, a modo de guirnaldas, cae por los ángulos y la decoración geométrica de los tableros. El elemento más destacado es, sin duda, el escudo del Cabildo –la Giralda y las jarras de azucenas-, que sirve de remate al conjunto. El señor penitenciario, uno por diócesis y generalmente integrante del cuerpo de canónigos de su catedral, es la persona encargada de velar por la correcta administración de este sacramento en toda su diócesis, además de ostentar la potestad de perdonar algunos pecados para los que el resto de curas no están habilitados, como la rebelión del secreto de confesión, entre otros. En recientes fechas y dentro del programa pastoral del Año de la Misericordia, el Papa Francisco habilitó de forma temporal a todos los curas ordenados a perdonar estos pecados, entre los que también se encuentra la apostasía o el aborto. Terminado este periodo se ha vuelto a habilitar este confesionario, regido por horarios estrictos que cada diócesis debe obligatoriamente hacer públicos en sus templos mayores.