martes, 7 de octubre de 2025

VISITA TALLER : PINTURA SEVILLANA , TEMATICA RELIGIOSA MURILLO ARTE Y MISERICORDIA

 


Moisés y la roca de Horeb ( Murillo) 


Moisés y la roca de Horeb ( Murillo) 

Moisés y la roca de Horeb ( Murillo)  [fragmento]

Moisés y la roca de Horeb ( Murillo) [fragmento] 

Moisés y la roca de Horeb ( Murillo) [fragmento]

Moisés y la roca de Horeb ( Murillo) [fragmento]

Moisés y la roca de Horeb ( Murillo) [fragmento ]




Milagro de los panes y los peces (Murillo) 


Milagro de los panes y los peces (Murillo) [ fragmento] 


Milagro de los panes y los peces (Murillo) [ fragmento]


Milagro de los panes y los peces (Murillo) [ fragmento] 


Santa Isabel de Hungría curando a los tiñosos (Murillo)

San Juan de Dios asistiendo a un enfermo (Murillo) 




Miguel de Mañara (retratado por Murillo) 

FINIS GLORIAE MUNDI (Valdes Leal) 

IN ICTO OCULI  ( Valdés Leal) 


ESCULTURAS 

Conjunto de ángeles lampareros San Roque y San Jorge (Pedro Roldán) 

Ángel Lamparero (Pedro Roldán)


Ángel Lamparero (Pedro Roldán)

San Roque  (Pedro Roldán)

San Jorge  (Pedro Roldán)

Ecce Homo ( Jerónimo Garcia) 



(VISITA)  LA PINTURA SEVILLANA UNA APROXIMACIÓN ICONOGRÁFICA / BLOQUE I: TEMÁTICA RELIGIOSA / FICHA 1: ARTE Y MISERICORDIA MURILLO Y LA SANTA CARIDAD / Guía Emilio Rubio / Arte y misericordia Murillo y la pobreza, Museo de Bellas Artes de Sevilla ;  no era un tema para vender cuadros, pero Murillo encontró un recurso, lo encontró pero además era una salvación en lo moral y de justicia social;  lo aborda antes de la peste de 1649,  en 1645 conoce la obra de Martínez de Mata, que postulaba que el Estado tendría que asistir a los necesitados, ya que la gente llana tenía que participar en luchas internas nobiliarias , se hacían levas en ciertas collaciones, luego la gente, cuando quedaba herida, no tenía posibilidad de desarrollar los oficios, con lo cual los ingresos eran nulos,  Murillo conoció el mundo de la pobreza cuando realizó el ciclo del claustro chico de San Francisco,  las obras de Murillo estaban en la Casa Grande del Convento de San Francisco;  Murillo estaba en contacto con los franciscanos, en ese convento  también estaban las capillas de los portugueses, vizcaínos y otros gremios; Murillo  era de la cofradía del Rosario,  antes había tomado contacto con los dominicos del convento de San Pablo;  Murillo sabe que las hermandades tienen una nómina muy heterogénea y era un buen sitio para medrar;  su padre era cirujano barbero, no era médico de latines (solo había dos en Sevilla),  se quedó huérfano a los 9 años,  ya de niño heredó una propiedad,  Murillo se metió en muchos negocios y en esa época la justicia era muy tajante;  Ana Guiomar Manuel llevaba el agua de la fuente de San Francisco a la cárcel;  Murillo se va con su hermana casada con Juan Agustín de Lagares y su prima casada con José de Veitia, era tesorero y estaba casado con una prima Tomasa; el cuñado y padrastro de Murillo le presenta a Justino de Neves  y a otros nobles y artistas;  José de Veitia era marido de su sobrina Tomasa; Murillo nace en 1618 y muy joven, con 22 años ya viajó a Madrid,  pero iba comisionado por Velázquez;  Murillo sabe cómo ascender socialmente en Madrid;  domina ciertas técnicas pictóricas, se interesa por el naturalismo humano que consistía en humanizar lo sagrado, el hacerlo  terrenal,  eran propuestas tras el Concilio de Trento,  dejar de inventar;  el naturalismo dio origen al barroco (con el acento de Bernini), pero Murillo no lo acepta, Murillo se aferra a su estilo naturalista;  la vida social de Murillo es muy compleja, se sale del gremio de los pintores, pero llega a ser presidente de la Academia de Pintura,  se enfrenta al gremio de pintores,  los pintores se repartían los trabajos y eran subastados a la baja,  pocos pintores tenían vida holgada,  se repartían los trabajos para poder comer;  Murillo sabía que desde el siglo XV había academias en Europa y, sin embargo, en España se mantenía el sistema gremial;  Murillo se enfrenta al gremio de pintores, no trabaja el dorado , ni el policromado;  era fundamental para los pintores, también rechazaba los frescos;  Murillo se hace con la clientela flamenca,  pintura profana ya que la burguesía quería diferenciarse de la alta curia y de la nobleza,  allí empezó la pintura de la calle,  en Sevilla los flamencos vivían por San Bartolomé y allí es donde se va a vivir Murillo,  la pintura religiosa para clientela local subió mucho los precios,  Miguel de Mañara le encarga la obra de la Caridad, Mañara hace negocios con las Indias, compra varios títulos, sus hermanos murieron, Mañara es brillante en su carrera militar y en su formación intelectual,  su padre compró uno de los 24 linajes originales que tomaron la ciudad de Sevilla ( pero llegaron a existir hasta 40  caballeros);  Mañara era muy inteligente,  es elegido para muchas cosas importantes de la ciudad,  como entierros en Madrid de la familia real,  destaca en lo social y lo económico,  se le muere su mujer;  la entrada en la Caridad no es fácil, hay resistencia y algunos hermanos no querían que ingresara,  los entierros eran muy suntuosos; Mañara propone un hospital de preventivos, para profesionalizarlo,  la idea ya la propuso San Juan de Dios en Granada,  lo escuchó de su mujer que era natural de esa ciudad;  Mañara consigue muchos recursos para la Caridad, de hecho descapitaliza sus negocios para aportarlos a la Caridad; Mañara paga con mucho esplendor a Murillo,  sus hijos hicieron carrera en lo eclesiástico,  a Murillo le pasa lo mismo que a Mañara pierde a su mujer,  Murillo ya tenía contacto con Mañara,  (Murillo no hizo como Zurbarán que se casó 6 veces, con mujeres cada vez más jóvenes) pero Murillo se refugió en el trabajo, se incorpora con los capuchinos;  en 1662 se le encarga los trabajos en la iglesia de Santa María la Blanca;  en 1665 los Capuchinos y en 1667 de la sala capitular de la Catedral;  por Justino de Neves; en  1668 ya empieza a hacer cosas para la Caridad,  tiene mucha técnica,  usa solo 8 colores, se convierte en alguien muy religioso, ya no para de hacer clientela;  Mañara lo que quiere hacer es recoger en un cuadro con creación plástica lo que ya había plasmado en su libro del Discurso de la Verdad ;  Valdés Leal no lo consigue pero Murillo sí se hace de la causa de Mañara ; a Murillo le encarga 6 misericordias corporales: vestir, beber,  comer,  lavar, posada, visitar (a enfermos)  además le piden dos cuadros de los de las reglas específicas de la Caridad, relativa a los hospitales (Santa Isabel de Hungría curando a los tiñosos y Ángel acompañando a san Juan de Dios) ;  los cuadros de Valdés Leal son pesimistas, Mañara está buscando la muerte,  cuadro IN ICTO OCULI : la fugacidad,  la inevitabilidad de la muerte,  la futilidad (la inutilidad de los bienes);  el otro cuadro FINIS GLORIAE MUNDI o el del juicio (crítica a la doctrina Protestante),  no solo te salvas con el arrepentimiento, tienes que servir y entregarte a hacer obras cristianas de misericordia ; cuadro profundo y científico por el estudio de los cuerpos en descomposición;  6 obras de misericordia corporales,  otros cuadros de Santa Isabel de Hungría y el traslado al enfermo cuidarlo y alimentarlo;  la salvación los jeroglíficos de las obras de misericordia:  MOISÉS Y LA ROCA DE HOREB , libre albedrío,  escenas concatenadas,  líneas de afecto:  primero,   el niño, el efecto teatral,  en el teatro hace una introducción ( el niño de la izquierda está cumpliendo ese papel) ;  segundo, miradas entre otros personajes,  tercero,  Moisés mira al cielo;  cuarto los que miran al agua,  las líneas de afecto,  figuras encadenadas,  innovación del color blanco albayalde para amarillo y para rojos,  y los verdes (con base en el cobre),  azul (lapislázuli) solo se usaba para los vírgenes,  por el coste,  la restauración permitió enseñar el pueblo de Israel y el agua del suelo , detalle de las manos : conjunto de manos muy importante;  la cacharrería loza de la época;  escorzos actitudes forzadas;  Mañara se empeñó en que policromara el conjunto del retablo mayor,  Navarrete habla de la sensualidad y Valdivieso dice que no había intención de insinuación;  SAN JUAN BAUTISTA NIÑO Murillo los lleva a extremos excepcionales;  MILAGRO DE LOS PANES Y LOS PECES  figuran a la izquierda rostros que son hermanos de la Caridad,  destacan los amarillos de la mujer y el hombre,  juega con los ocres,  difuminando los niveles a medida que van cambiando los paisajes,  la pintura de los pies,  las líneas de afecto,  la vieja desdentada (conocía bien esos rostros por el trabajo de de su padre de barbero) los apóstoles están inquietos;  sorpresa y teatralidad de la época,  también en estos cuadros se aprecia mucha confianza en su trazo,  SAN JUAN DE DIOS TRANSPORTANDO A UN ENFERMO con la sorpresa en la derecha de San Juan de Dios,  lavando los pies a un pobre,  San Juan de Dios recoge la cara de Mañara ; SANTA ISABEL DE HUNGRÍA CURANDO A LOS TIÑOSOS:  la Caridad reclamó los cuadros que se llevó Soult, cuatro los llevaron al museo imperial de París , los otros se los quedó la familia , los reclamaba la Caridad , los cuatro del Museo de Francia sie recuperaron , los otros  se reparten en museos de Ottawa, Londres,  Washington y Melbourne, los cuadros que llegaron a España se quieren dejar en la Academia de San Fernando (para que sirbvan de modelo a los pintores ) y la Caridad los reclama y pide que sirvan para adoctrinar a los hermanos,  sus cuadros muestran la Sevilla profana,  son los que más se cotizan, figuras recogen la  representación de los falsos mendigos (ya aparecen en la novela de Guzmán de Alfarache),  pero tiene un hálito de esperando el agua,  se mantiene en la hermandad de la caridad;  OBRAS ESCULTÓRICAS de Pedro Roldán en las iglesia de la Caridad,  Santo Cristo de la Caridad y Pedro Duque Cornejo:  Ángeles lampareros,  La Virgen de la caridad (Anónimo del siglo XVI) y otra obra del Ecce Homo de Jerónimo García , y de Pedro Roldán San Roque y San Jorge

 

FICHAS ATRIUM

La historia material del conjunto artístico de la Santa Caridad suma un nuevo capítulo en su azaroso devenir con esta exposición motivada por obras en su sede, la capilla de San Jorge del célebre hospital. El forzoso traslado se relaciona con el proyecto de reforma de las vecinas Atarazanas, que pudiera haber dañado la estructura de la iglesia. La colección que se nos muestra presenta un excelente estado de conservación, pues no en vano el conjunto se considera uno de los mejores exponentes del XVII español. Hay que agradecer a los hermanos de la institución el haber custodiado casi cuatro siglos este tesoro artístico y espiritual que ahora se nos presenta en una original museografía.

 

 MAÑARA, MURILLO Y EL ENCARGO DE LA NUEVA CAPILLA DE SAN JORGE

Las ocho pinturas de gran formato que Murillo realiza entre 1667 y 1670 por encargo de Mañara para la Caridad constituyen una de las creaciones más singulares y representativas del arte europeo del XVII. Su trascendencia se explica tanto por el nivel técnico y originalidad de los lienzos como por el hecho de seguir cumpliendo la misión ejemplarizante que en última instancia los motivó, pues cuatro de ellos se conservan en el contexto espacial para el que fueron ideados.

Resulta cuanto menos sorprendente la concatenación de circunstancias históricas, sociales, estéticas y personales que confluyen en la gestación de este empeño. Por una parte tenemos una nación en franco declive, que ve como día a día su hegemonía en Occidente declina inexorablemente. La política exterior encuentra en la cruzada contra el protestante su principal argumento, destinando ingentes recursos a unas guerras que dada vez cuentan con menos apoyo popular. Las grandes cantidades de metales preciosos que arriban al puerto de Sevilla están en su mayoría controladas por empresas extranjeras, y mientras pasan fugazmente por la aduana la población sobrevive a duras penas azotada por hambrunas y epidemias, siempre dependiente de la variable producción agrícola del entorno. El sevillano, sin apenas servicios públicos y desplazado en bloque a los hasta entonces terrenos agrícolas del sector norte intramuros, contempla incrédulo cómo sus órganos representativos (cabildos civil y eclesiástico) se nutren de familias flamencas, italianas, portuguesas o francesas, además de otras nacionales pero vistas con el mismo recelo, como las vizcaínas o burgalesas, siendo además obligado, según la parroquia donde morase, a tomar partido en las sempiternas disputas nobiliarias. A la escasez de recursos se suma un sistema gremial anticuado y el hostigamiento a los antaño influyentes grupos étnicos de conversos y moriscos, impulsado por la intolerancia que abandera el tribunal de la Santa Inquisición.

No resulta extraño que en este panorama algunos artistas se inclinen a reflejar la terrible realidad que los rodea, siendo las obras que estudiamos un paradigmático ejemplo de ello. Murillo se involucra en esta causa no sólo a través de su pintura, sino también en su vida, pues dedica parte de su tiempo y recursos a asistir al necesitado. Su éxito profesional, tanto en los negocios como en la producción artística, no le exime de padecer constantes desgracias en su círculo afectivo. La muerte de amigos, hijos y esposa le sume en un largo duelo que sólo encuentra alivio en el retiro social y el trabajo, surgiendo entonces el capítulo más brillante y prolífico de su carrera. En la década de los sesenta su pincel monopoliza los encargos más codiciados, ejecutando en estos años la decoración de las iglesias de Santa María la Blanca o los Capuchinos, la Sala Capitular catedralicia o la serie de la Caridad. Cada empeño que acomete supera al anterior, y sus cuadros se cotizan por encima de cualquier otro artista de su generación. A los influjos de Velázquez, Tiziano, Zurbarán y los dos Herreras se suma ahora una confianza plena en sus principios morales y en su lenguaje plástico. Esta combinación cristaliza en una original aportación a la iconografía religiosa, válida para el cristiano, el protestante o el musulmán, para el mendigo, el noble o el teólogo. El dinero o el prestigio social, tan importantes en el pasado, se tornan fatuos ante la necesidad de trasladar al lienzo sus creencias, que en adelante serán el faro de su trabajo.

Si Mañara lanza su mensaje con sus escritos, Murillo lo hace con sus lienzos, que transmiten y aún enriquecen los preceptos de aquel, constituyendo una soberbia catequesis que superando el pesimismo del calatravo consigue lanzar un aliento de esperanza. Es posible, y lo decimos sabiendo que como historiadores de las artes plásticas pecamos con frecuencia de anteponer lo empírico a lo racional, que ningún escrito del XVII refleje con tanta precisión las inquietudes del hombre de esta época ante la trascendencia como lo hacen estas pinturas. Sus obras desmontan con rotundidad aquella máxima del pensamiento protestante que afirmaba que la fe por si sola era garantía de salvación. Aquí el pintor avanza sobre el “ni más ni menos” de Mañara, plasmado en las postrimerías de Valdés Leal (que subrayan el valor de la penitencia y el sacrificio para obtener la vida eterna), para afirmar que la ayuda al prójimo no sólo allana el camino de la salvación sino que garantiza la felicidad en la tierra. Esas manos elocuentes del Moisés haciendo brotar agua… (fig. 3) o el rostro del niño tiñoso iluminado por el reflejo de la palangana en la Santa Isabel… (fig. 4) nos dicen a las claras que para ganar (la vida eterna) hay que servir, y (aquí está la aportación) que además este servicio te procurará gozo, aún en un contexto tan desalentador como fueron esos años aciagos de nuestra historia.

No queremos terminar sin recordar los textos del profesor Yun Casalilla que relacionan la obra literaria del franciscano Martínez de Mata, de contenido reivindicativo y conocidos en profundidad por Murillo, con la preocupación por la pobreza, que, con toda probabilidad, explicaría la temática elegida por el autor en muchas sus obras. En ellas claramente subyace como último mensaje el de la justicia social, manifestada de una manera evidente desde las pinturas del Claustro Chico (su primer encargo de importancia), obras en las que además Murillo encuentra la razón y el germen de sus tipos populares, sin duda las de mayor éxito de su amplio catálogo de imágenes. Es evidente que hay una causa-efecto entre las obras de Martínez de Mata y las pinturas de Murillo, como recuerda Yun Casalilla, donde además se reivindica el arte como un elemento necesario en la república, diciendo que «del arte de la pintura y escultura, bien conocida está su virtud, pues a diez reales de ingredientes suele darle de valor diez mil ducados». Lo cierto es que estas obras del maestro fueron el germen que abrió en el artista la concienciación por esta temática y la necesidad de hacerse eco de una problemática que estaba vigente en la sociedad sevillana de su tiempo, y en general en España: el de la pobreza y su remedio. Se contrapone así el trabajo a la gran cantidad de población ociosa que comenzaba a apreciarse en las grandes ciudades y que en muchas ocasiones eran falsos mendigos, a los que había que dar ocupación o recoger en las casas de misericordia o albergues para pobres (fig. 5).


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